Los Bello Lafuente, la familia de A Coru?a que desaf¨ªa a la corrupci¨®n en Filipinas para esclarecer el asesinato de su hijo
La presi¨®n de los allegados al coru?¨¦s Diego Bello pone contra las cuerdas a los tres polic¨ªas acusados de asesinarlo en la isla de Siargao en 2020 simulando que era un capo del narcotr¨¢fico
Cada seis meses, un matrimonio de artesanos de A Coru?a y un abogado amigo de la familia emprenden un viaje de 12.000 kil¨®metros a Filipinas. Ya en Manila, la pareja formada por Pilar Lafuente y Alberto Bello protagoniza ruedas de prensa, se re¨²ne con altas autoridades, y hasta aguarda pacientemente en la puerta de una de las c¨¢rceles m¨¢s peligrosas del mundo con el prop¨®sito de verles la cara a tres polic¨ªas acusados de asesinato. Esos agentes encerrados en la s¨®rdida Manila City Jail acribillaron a tiros a su hijo Diego en la isla surfera de Siargao y est¨¢n siendo juzgados por falsear pruebas para intentar justificar el crimen simulando que el coru?¨¦s era un capo del narcotr¨¢fico. Ocurri¨® el 8 de enero de 2020, a las puertas de la pandemia mundial que eclips¨® casi todo, pero la tenacidad de esta familia y su letrado ha conseguido que la tragedia que marc¨® su vida para siempre se convierta en Filipinas en un asunto judicial, pol¨ªtico y diplom¨¢tico de primer orden.
?Qu¨¦ son 12.000 kil¨®metros, tres polic¨ªas corruptos y un sistema judicial en las ant¨ªpodas cuando alguien se propone atrapar a los asesinos de su hijo y limpiar su nombre? Es lo que se pregunta Pilar Lafuente sentada en una cafeter¨ªa de la playa de Riazor de A Coru?a. ¡°Miedo ninguno¡±, asevera. ¡°Somos conscientes de que el tiempo ser¨¢ largo, pero vamos a estar ah¨ª. Cuando te pasa algo as¨ª es como si te desconectaran, te desinflas¡ pero cuando coges aire otra vez, tienes m¨¢s fuerza que nunca¡±. La presi¨®n que han mantenido los allegados a Bello durante estos cuatro a?os ha logrado que su asesinato se sit¨²e en el centro de las estrechas y delicadas relaciones entre Espa?a y Filipinas y est¨¦ encima de la mesa en las reuniones al m¨¢s alto nivel entre mandatarios europeos y filipinos. ¡°La presi¨®n internacional es muy importante y lo notamos cada vez que vamos all¨ª. Para Espa?a, resolver este caso es el principal asunto pendiente relacionado con Filipinas. Nuestro mejor apoyo es el c¨®nsul [Javier Mart¨ªn]¡±, explica su abogado, Guillermo Mosquera.
Bello, surfista y empresario de 32 a?os que resid¨ªa en Siargao desde 2017, fue asesinado en plena guerra del narco del expresidente Rodrigo Duterte, una sangrienta oleada de supuestas operaciones antidroga con miles de muertos que ha sido muy cuestionada por observadores internacionales y organizaciones de derechos humanos. Se sospecha que encubri¨® ejecuciones extrajudiciales ajenas al tr¨¢fico de drogas o contrarias a las leyes del pa¨ªs, y hay medio centenar de casos que podr¨ªan acabar ante el Tribunal Penal Internacional. El caso de este coru?¨¦s es el ¨²nico bajo la lupa de la justicia filipina que afecta a un ciudadano europeo.
Los tres polic¨ªas que lo acribillaron a tiros en la puerta de su casa -el capit¨¢n Wise Vicente Panuelos, los sargentos Ronel Pazo y Nido Boy Cortes- aseguraron que Bello era un capo de la droga y que cuando fueron a detenerlo la emprendi¨® a tiros con ellos e intent¨® huir. Sin embargo, el informe oficial realizado por la Oficina Nacional de Investigaci¨®n, equivalente a la Fiscal¨ªa, desmont¨® esa versi¨®n gracias a los testimonios de testigos, el an¨¢lisis de los archivos policiales y la revisi¨®n de la escena del crimen. Ahora esos agentes est¨¢n acusados de asesinato y falsificaci¨®n de pruebas.
¡°Lo m¨¢s doloroso fue perder a Diego¡±, explica su madre, pero tambi¨¦n pes¨® ¡°la mala fe de manchar su nombre¡±. En el abisal agujero al que cayeron cuando se enteraron que hab¨ªan perdido a su hijo, los padres de Bello ya sintieron la necesidad de ¡°gritar a los cuatro vientos que Diego no era eso que dec¨ªan¡±. Nunca dudaron que la primera versi¨®n oficial era una farsa, tal y como demostr¨® luego la investigaci¨®n. Ellos visitaban a su hijo en Siargao, conoc¨ªan el ambiente en el que se mov¨ªa. ¡°Nada encajaba¡±, recuerda Lafuente. Por si fuera poco, se enteraron de que el capit¨¢n que ahora duerme en la prisi¨®n de Manila se jactaba en la isla ¡°con chuler¨ªa¡± de que a ¨¦l y sus compa?eros ¡°no les iba a pasar nada¡±. Los testimonios que desvinculan a Bello del narcotr¨¢fico son rotundos. Entre ellos, est¨¢ la propia Agencia de Control de Drogas de Filipinas: ni el coru?¨¦s estaba en sus archivos como traficante ni sus responsables ordenaron ning¨²n operativo para capturarlo.
Un bufete de A Cubela para moverse en Manila
El bufete que el abogado Guillermo Mosquera regenta en el barrio coru?¨¦s de A Cubela manejaba asuntos de derecho laboral, sucesiones y penal sin sangre hasta el 8 de enero de 2020. Desde ese d¨ªa, este letrado, amigo del hermano del joven asesinado, se ha sumergido en los usos y costumbres de Filipinas y ha estudiado en profundidad su C¨®digo Penal, la normativa que obliga a sus autoridades y unos cuantos manuales sobre la diplomacia y sus intr¨ªngulis. ¡°Tenemos que saber c¨®mo funciona todo para ver por d¨®nde ir y eso implica muchas horas y mucho estudio. Tienes que saber, por ejemplo, que los filipinos nunca te van a decir que no, pero en funci¨®n de c¨®mo te digan el s¨ª, sabes si es un s¨ª o un no¡±, ilustra ¨¦l. ¡°La ¨²ltima semana que estuvimos all¨ª¡±, apunta la madre de Bello sobre Mosquera, ¡°se pas¨® una noche sin dormir releyendo el C¨®digo Penal para entender una cosa que acababa de surgir. Lo de Guillermo no es de 10, es de m¨¢s, de lo m¨¢ximo que se pueda dar, como amigo, como persona y como profesional¡±.
Hasta ahora se han celebrado ocho vistas judiciales. Mosquera calcula que queda a¨²n por delante m¨¢s de un a?o de juicio. En esta parte del proceso se est¨¢ dirimiendo si se acepta o no la petici¨®n de los tres acusados de poder salir de prisi¨®n pagando una fianza. Por las peculiares caracter¨ªsticas del sistema judicial filipino, lo que ocurra en estas sesiones es crucial. Para tomar la decisi¨®n, el tribunal est¨¢ analizando si las pruebas contra los polic¨ªas son s¨®lidas y lo que dictamine al respecto ya no se volver¨¢ a juzgar.
De momento, los agentes porf¨ªan y niegan haber urdido un montaje contra Bello. La familia de la v¨ªctima, sin embargo, mantiene la esperanza de que la penosa estancia de Panuelos, Pazo y Boy Cortes en la c¨¢rcel de Manila socave su ¨¢nimo y alguno acabe cantando. Antes de esa mazmorra, los tres estuvieron recluidos en una prisi¨®n especial para polic¨ªas que es ¡°como un hotel¡±. Pero esos privilegios se les han ido agotando. En su ¨²ltima estancia en el archipi¨¦lago, los padres de Bello han recabado el apoyo del Defensor del Pueblo filipino, una autoridad que en ese pa¨ªs tambi¨¦n vigila los procedimientos judiciales. Delante de ellos, este mandatario telefone¨® incluso al fiscal general para afearle el retraso del ministerio p¨²blico en intervenir en la causa contra los agentes.
El esclarecimiento del asesinato Bello ha superado hasta la fuga de los tres acusados. Estuvieron huidos un a?o y reaparecieron casualmente despu¨¦s de una visita de una delegaci¨®n de senadores filipinos a Bruselas en 2022. Entre ellos estaba la hermana del actual presidente Ferdinand Marcos Jr e hija del dictador Ferdinand Marcos y su esposa Imelda. Gracias a las gestiones de la familia ante la embajada de la UE en Filipinas, los representantes comunitarios le sacaron a Imee Marcos el caso del joven coru?¨¦s. La dejaron descolocada, cuenta Mosquera. Dos meses despu¨¦s del mal rato de la senadora Marcos, los agentes se entregaron.
La causa ha pasado por dos jueces y en breve la asumir¨¢ un tercero. Tambi¨¦n han sido dos c¨®nsules espa?oles los que han asistido a la familia y pronto llegar¨¢ uno nuevo. Los acusados llegaron a intentar colarle a la familia un certificado falso para fingir que hab¨ªan sido trasladados ya al infierno penitenciario de Manila City Jail. ¡°Habiendo pasado todo esto, que ellos est¨¦n detenidos y que se hayan celebrado la mitad de las vistas es un logro que ni en nuestros mejores sue?os imaginamos cuando todo empez¨®¡±, celebra Mosquera.
?Qui¨¦n orden¨® matarlo?
Los padres de Bello cuentan con el apoyo de un bufete filipino que les cost¨® encontrar. Fueron muchos los despachos que se echaron para atr¨¢s por las implicaciones locales del caso. Para financiar los gastos legales y los continuos viajes a la otra punta del planeta, la familia vende ropa y complementos de Mamon, la marca de surf creada por su hijo. Se puede comprar por Internet o en los puestos que montan en los eventos a los que les invitan. Este verano volver¨¢n a instalar un punto de venta en Barra?¨¢n (Arteixo), la playa en la que Bello aprendi¨® a nadar y surfear. ¡°Estamos infinitamente agradecidos. Es emocionante ver por Coru?a a la gente llevando algo de Mamon¡±, expresa su madre.
Lafuente avisa de que su lucha por esclarecer el asesinato de su hijo no se va a quedar en los tres polic¨ªas que ya est¨¢n sentados en el banquillo. La familia cree que el crimen fue ordenado por alguien poderoso que ten¨ªa algo personal contra Bello. Los tres agentes acusados, incide su madre, ¡°tienen buenos abogados que viajan dos veces al mes de Siargao a Manila para acudir a las vistas¡±. ¡°?Est¨¢n asumiendo ellos ese gasto con sus sueldos normales de polic¨ªas?¡±, se pregunta.
Una de las inc¨®gnitas del caso es el choque que el coru?¨¦s tuvo cinco meses antes del crimen con Miguz Villafuerte, miembro de una influyente familia de pol¨ªticos y gobernador de la provincia de origen del capit¨¢n Panuelos. Est¨¢ recogido en el informe de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Filipinas, la primera entidad que cuestion¨® la versi¨®n de los polic¨ªas. Villafuerte se present¨® en el restaurante de Bello para quejarse del ruido y amenaz¨® a su socio: ¡°?No sabes qui¨¦n soy? ?Puedo dispararos y haceros desaparecer arroj¨¢ndoos al manglar!¡±.
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