Hay m¨¢s pl¨¢sticos que los ¡®pellets¡¯ en el mar de Galicia: los palillos de batea del mejill¨®n se les atragantan a los ecologistas
Entre los residuos que recogen los voluntarios en las playas siempre aparecen estas piezas pl¨¢sticas que van ensartadas en las cuerdas de cultivo bajo el agua. Los criadores de bivalvo aseguran que extreman las medidas para no perderlas en el mar
All¨¢ por el mes de enero, cuando un ej¨¦rcito de voluntarios llegados de todas partes ¡ªy autoorganizados a trav¨¦s de WhatsApp¡ª trabajaban en cuclillas cosechando pellets industriales procedentes de un vertido entre la arena en las playas de Galicia, Mar¨ªa Arceo llamaba la atenci¨®n sobre la cantidad de ¡°palillos de batea¡± que arribaban entre la basura marina. Arceo, nacida en Compostela pero afincada en Londres, es una artista pl¨¢stica en el doble sentido de la palabra. Porque crea enormes objetos art¨ªsticos y porque la materia prima que utiliza son los residuos pl¨¢sticos que pesca en el r¨ªo T¨¢mesis y en los arenales de las r¨ªas gallegas. En estas expediciones de limpieza en busca de macro, meso y micropl¨¢sticos, la peculiaridad m¨¢s aut¨®ctona que le hace distinguir una playa galaica de cualquier otra en el mundo son, seg¨²n dice, esos pinchos que los productores de mejill¨®n ensartan aproximadamente cada 25 o 40 cent¨ªmetros en los centenares de cuerdas que van ocultas bajo la plataforma de madera de las bateas o criaderos de mejill¨®n repartidos por las r¨ªas.
Los palillos, evolucionados (e incluso patentados) con el tiempo desde que a mediados del siglo pasado Galicia ingeni¨® este sistema de cultivo del preciado molusco bivalvo que hasta entonces solo crec¨ªa en las rocas, eran de madera de acacia y acabaron fabric¨¢ndose en serie, en pl¨¢sticos de variada calidad, para alargar su vida ¨²til. Este verano, los mismos grupos ecologistas y voluntarios que siguen trabajando en las playas y en contacto a trav¨¦s de comunidades de WhatsApp desde la marea de pellets, vuelven a llamar la atenci¨®n sobre la cantidad de palillos, en su mayor¨ªa rotos, que se identifican entre las botellas de agua y lej¨ªa, las bolsas, las redes, las chanclas y suelas de zapato, las escobillas dentales o los bastoncillos para las orejas que aparecen cada d¨ªa enredados en las algas. ¡°En dos o tres minutos, entre mis amigas y yo, encontramos 20 palillos de esos en una parte peque?ita de la orilla. Le fuimos a preguntar a las profesoras y nos dijeron lo que eran¡±, cuenta una alumna de 13 a?os del colegio de la Ense?anza en Santiago, recordando su excursi¨®n de fin de curso a una playa de Boiro (A Coru?a).
Al ser objetos pl¨¢sticos ligeros y flotantes, que tardan mucho m¨¢s que una vida humana en desaparecer, los palillos de batea han llegado a encallar en Canarias arrastrados por las corrientes. As¨ª lo denunci¨® el grupo ecologista WWF, en un art¨ªculo en el que difund¨ªa una imagen y hac¨ªa repaso de los residuos generados por el sector extractivo del mar: ¡°Se estima que cerca del 6% de todas las redes de pesca, casi el 9% de las trampas y nasas, y el 29% de todos los sedales utilizados en el mundo se abandonan, se pierden o se desechan en el medio ambiente¡±.
Los palillos no se abandonan ni se desechan, pero s¨ª se pierden durante el proceso de limpieza de las cuerdas, cuando las maromas de nailon, normalmente sumergidas y de hasta 12 metros de largo, se suben a la superficie para separar el molusco. Entonces, las cuerdas se pasan por unos cestos especiales, abordo de las plataformas flotantes de las bateas, donde los palillos, al atravesar unos cepillos, llegan a doblarse y a soportar una presi¨®n en la que pueden acabar desprendi¨¦ndose o rompiendo. Seg¨²n informan desde el consejo regulador de la Denominaci¨®n de Origen Protegida (D.O.P.) Mexill¨®n de Galicia, en la comunidad existen 3.350 bateas (en r¨¦gimen de concesi¨®n p¨²blica) repartidas por las r¨ªas y cada una puede albergar hasta 500 cuerdas bajo su estructura construida con madera de eucalipto.
De estas bateas sale una media de 250 millones de kilos de mejillones al a?o, cuenta Joaqu¨ªn Garrido, secretario general del Consello Regulador, aunque en el ¨²ltimo ejercicio ¡°se produjo un baj¨®n considerable, hasta los 175 millones de kilos¡±. ¡°Es lo que pasa con los cultivos naturales¡±, explica, en los que las variables del propio medio no se pueden controlar. ¡°El cultivo del mejill¨®n est¨¢ reconocido por la UE como el m¨¢s sostenible por su bajo impacto ecol¨®gico en comparaci¨®n con su gran obtenci¨®n de prote¨ªna¡±, defiende el representante de los productores gallegos.
Tanto Garrido como la responsable del Departamento de I+D del Consello Regulador con sede en Vilagarc¨ªa (Pontevedra), ?ngeles Longa, admiten que hay palillos que se van a la deriva a pesar de los programas de ¡°concienciaci¨®n¡± y de la ¡°gu¨ªa de buenas pr¨¢cticas¡± que elaboraron y difundieron hace a?os. ¡°Cualquier actividad produce p¨¦rdidas de material, y en este caso lo que cae, cae al mar, porque es nuestro medio¡±, reconoce Longa, ¡°pero dentro de lo malo, el menor de los costes para la fauna marina es que los palillos lleguen a las playas, que se pueden limpiar¡± .
El secretario general asegura que suele encontrarse en los arenales a bateeiros ¡°recuperando palillos para reutilizarlos¡± e insiste en que los mejilloneros son ¡°los primeros guardianes de la naturaleza, que utilizan m¨¦todos tradicionales de cultivo porque se ha demostrado que son los mejores¡±. Adem¨¢s, en la conservaci¨®n de las r¨ªas ¡°les va la vida¡±, recalca, porque ¡°el mejill¨®n es el canario de la mina¡±. Los bi¨®logos marinos los consideran ¡°centinelas¡± de la calidad del agua, por su capacidad para registrar y acumular las variables ambientales y la contaminaci¨®n.
Ensayos con otros materiales
Dentro del programa Acuieco y durante a?o y medio, entre diciembre de 2019 y 2021, el departamento que dirige Longa llev¨® a cabo pruebas de dise?os y tipos de madera (abedul, acacia, aliso, eucalipto, pino, sauce) y otros materiales para buscar posibles alternativas al pl¨¢stico de los palillos. La conclusi¨®n, sin embargo, fue que ¡°hoy por hoy no hay opci¨®n m¨¢s ¨®ptima que los que se usan¡±, porque ¡°son los que mejor aguantan¡±, los que menos se desprenden gracias a ¡°las hendiduras¡± que traen de f¨¢brica y ¡°los m¨¢s flexibles¡± en el trabajo de limpieza de las cuerdas. ¡°Originalmente, en los a?os 50 y 60, las cuerdas eran de esparto y los palillos de acacia¡±, explica ?ngeles Longa, ¡°pero lo que no se suele decir cuando se habla de volver a la madera es que para que resistiesen esos materiales los bateeiros ten¨ªan que empicharlo todo, cuerdas y palillos¡±. Empichar es cubrir de brea, un derivado del petr¨®leo.
¡°En los a?os 70, alguien empez¨® a cambiar eso por pl¨¢stico, hubo la primera patente, y en los 80 se generaliz¨® su uso, y se pudieron mecanizar las tareas de cultivo¡±, sigue relatando Longa. Hoy, bajo las bateas gallegas, perduran todav¨ªa algunas cuerdas heredadas de padres a hijos y a¨²n resisten en unas pocas palillos de madera que desaf¨ªan la esperanza de vida media de estos materiales. Se estima que un pincho de madera, de unos 23 o 25 cent¨ªmetros de largo, dura cuatro a?os aunque hay aguas que los pudren antes por su salinidad. La vida ¨²til de los de pl¨¢stico ronda las dos d¨¦cadas, pero depende de la calidad de la manufactura. Hay fabricantes locales y otros sacos de palillos que ya se importan desde China, avisan los productores.
La primera vez que los ecologistas detectaron palillos de batea en Canarias llamaron al Consello Regulador de la D.O.P. en Vilagarc¨ªa. ¡°Aquello fue anecd¨®tico¡±, defienden desde el organismo, ¡°y no ten¨ªan por qu¨¦ ser gallegos¡±. Aunque la NASA difundi¨® en alguna ocasi¨®n fotos que demostraban la singularidad planetaria de estas estructuras t¨ªpicamente gallegas vistas desde el cielo, ¡°en Andaluc¨ªa tambi¨¦n se cultiva mejill¨®n¡±, y se est¨¢ produciendo un desembarco de ¡°empresas de capital europeo¡± en Marruecos, el verdadero gran temor de los bateeiros de las R¨ªas Baixas. ¡°Vamos a ser incapaces de competir¡±, augura Joaqu¨ªn Garrido, ¡°tenemos una regulaci¨®n europea que respetamos y en la que creemos, pero lo que se haga en Marruecos no va a tener el mismo nivel de exigencia. Eso nos pone muy nerviosos¡±.
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