La casa de los abuelos
Uno de los sue?os recurrentes que tengo es el de volver a la antigua casa de mis abuelos
Os escribo mientras miro de reojo c¨®mo mi cafetera autom¨¢tica rellena mi taza. Son mis 30 segundos de introspecci¨®n ma?anera. ?ltimamente tengo dos sue?os recurrentes. En uno de ellos me presento a la universidad a un examen de Mec¨¢nica de Suelos sin haber estudiado. Siempre aparece el mismo ejercicio de c¨¢lculo. La sala es blanca como un set de un videoclip de los 90 que aparecer¨ªa en MTV y anoche la profesora que supervis¨® el examen era Cameron Diaz. Otro de los sue?os recurrentes que tengo es volver a la casa antigua de mis abuelos en el distrito de Zhonghe, que a d¨ªa de hoy ocupa un bloque de viviendas frente a un centro comercial.
De peque?o odiaba esa casa. Para empezar, la fachada estaba oculta por un muro perimetral con trozos de vidrio. No ten¨ªa aire acondicionado y algunos muebles estaban estropeados por la humedad. Encima del colch¨®n donde dorm¨ªamos hab¨ªa una estera de bamb¨², que colocaban en verano ya que ayudaba a regular la temperatura corporal y a refrescarte en d¨ªas calurosos. Me acuerdo de levantarme con la textura del bamb¨² marcada en mi cara. Algunas tardes, cuando estaba solo con mis abuelos -¨¦l siempre estaba leyendo un peri¨®dico en el sal¨®n y de vez en cuando se asomaba entre las tiras que serv¨ªan como mosquiteras en la puerta para ver de d¨®nde sal¨ªa tanto alboroto- me pasaba al cuarto de mi abuela para matar el tiempo.
Mi abuela ten¨ªa un armario de dimensiones infinitas lleno de vestidos, faldas, accesorios, tacones, donde pas¨¢bamos horas prob¨¢ndonos ropa. Mi abuela inconscientemente me hablaba en tagalo y en taiwan¨¦s aunque yo no supiera hablar ninguno de ellos, as¨ª que nuestra ¨²nica forma de conversar era con se?as y risas, jugando al tel¨¦fono escacharrado en nuestros caminos al mercado o jugando a vestirnos en su habitaci¨®n. El cuarto ten¨ªa las paredes tapizadas, y desde su est¨¦reo siempre sonaba Elvis. Hace poco me encontr¨¦ una foto en la que aparec¨ªamos ambos jugando en su habitaci¨®n y se la envi¨¦ por Line. Yo aparec¨ªa con los labios pintados y un pendiente largo de clip. Llevaba coletas, un top remangado para que pareciera un sujetador y una falda que me quedaba grande atada con un cintur¨®n. Tacones de sal¨®n y sujetaba un peine como micr¨®fono. Minutos despu¨¦s, me contest¨®. ¡°My dear bakl?¡±.
Bakl?, utilizado desde la Filipinas precolonial, es una palabra que combina las palabras en tagalo para mujeres (babae) y hombres (lalake), lo que significa que Bakl? es una identidad disidente que desaf¨ªa c¨®mo entendemos actualmente el g¨¦nero, que mostraba que lejos de nuestra mirada etnocentrista en Occidente, ya exist¨ªan g¨¦neros no binarios en la historia, como les Chibados en Angola o en la sociedad de los Bugis. Esta, como mencionamos anteriormente en otro art¨ªculo, reconoc¨ªa cinco g¨¦neros: makkunra, oroan¨¦, bissu, calabai y calalai. Ensimismado, conoc¨ª la figura de Crispulo Pulong Luna, quien naci¨® en 1903. Creci¨® en Orani, Bataan donde su padre trabajaba de pescador. Luego se mudaron a Paco, Manila. Adem¨¢s de ser una gran modelo en Estudios Victoria, donde a menudo se sentaba para retratos vestidos con atuendos que desafiaban la cisheteronormatividad, fue una bakl?. Tambi¨¦n me gustar¨ªa destacar que no existe una sola forma de ser no binarie [binario, en g¨¦nero neutro], y que ser no binarie no tiene nada que ver con ¡°parecer¡± no binarie, como dice Rachel Anne Williams. Aunque la casa de Zhonghe ya no est¨¦, a¨²n queda en mis recuerdos esos momentos jugando a vestirnos en la habitaci¨®n de mi abuela, escuchando los grandes ¨¦xitos de Elvis por en¨¦sima vez.
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