?Y t¨², qu¨¦ has aprendido?
Si este confinamiento no nos ha ense?ado a cuidarnos entre todos entonces, ?de qu¨¦ ha servido todo esto?
Hoy no es un buen d¨ªa. Hay momentos en los que es f¨¢cil escarbar la belleza de los escombros, pero otros d¨ªas la realidad es seca y compacta y no hay poes¨ªa que salve eso.
En las conversaciones se repite continuamente la misma pregunta: ¡°?Qu¨¦ has aprendido del confinamiento?¡±, cuyas respuestas son exactamente iguales: ¡°A llevarme bien conmigo mismo y a aceptar la soledad¡±; ¡°a echar de menos a mis seres queridos, llamar m¨¢s veces a mis abuelos, a hacer pi?a con mis vecinos¡±; ¡°a cocinar postres, recuperar los libros, organizar la casa¡±. Y todo, a veces, me parece tan individualista y banal que siento que vivimos rodeados de espejos en los que solo vemos nuestro propio reflejo.
Pensemos en la mujer agredida de manera sistem¨¢tica que ya no necesita recurrir al maquillaje porque nadie la va a ver
Durante estos meses de pandemia, las llamadas al 016 para denunciar casos por violencia de g¨¦nero y las peticiones de auxilio de menores de edad se han multiplicado. Pensemos en la mujer agredida de manera sistem¨¢tica que ya no necesita recurrir al maquillaje porque nadie la va a ver. Pensemos en el chico repudiado por su condici¨®n sexual que se ha visto encerrado con una familia que le desprecia y ante quienes finge una realidad de mentira por pura supervivencia. Imaginemos un p¨¢jaro dentro de una jaula al que, sin sacarlo de ella, lo metemos en una caja de zapatos. La c¨¢rcel es doble. Si antes hab¨ªa una salida, ahora la puerta est¨¢ cerrada. Y eso, que ya ocurr¨ªa, est¨¢ sucediendo ahora mismo. El sistema est¨¢ m¨¢s debilitado de lo que cre¨ªamos y eso s¨ª que es un aprendizaje, esa s¨ª que es una respuesta a todo esto. Hay mucho que hacer y siento que nada de esto ocupa el espacio necesario, que deber¨ªa ser enorme.
En Madrid hay gente haciendo colas kilom¨¦tricas para conseguir un plato de comida que compartir¨¢n entre varios mientras que en los barrios m¨¢s tradicionales un pu?ado de irresponsables se manifiesta salt¨¢ndose todas las medidas de seguridad obligatorias pidiendo ?libertad?, amparados por algunos de nuestros representantes pol¨ªticos por pura ideolog¨ªa manchada de intereses individualistas. Qu¨¦ es la libertad, llegados a este punto. Qu¨¦ significa ahora esa palabra tan limpia y tan tristemente viciada. No s¨¦ si quiero saberlo, me asusta la respuesta que pueden dar, ha dejado de interesarme. Lo que veo es gente sufriendo mientras otros protestan por lo suyo; m¨¦dicos que han muerto por salvarnos mientras otros escupen en sus tumbas sin miramiento; confrontaci¨®n y debates de colegio en las altas esferas que me provocan bostezo y desidia; una mirada puramente ego¨ªsta sobre las consecuencias de todo esto. Quedarse con los buenos no siempre es suficiente.
Es inc¨®modo, yo lo s¨¦, pensar en el que sufre, oler el miedo ajeno, esquivar sutilmente el da?o que trae el otro y ponerlo al lado del nuestro. Pero si este confinamiento no nos ha ense?ado a cuidarnos entre todos entonces de qu¨¦ ha servido todo esto, aparte de para convertirnos en mejores cocineros o mejores familiares. ?De qu¨¦ narices ha servido?
Madrid me mata.
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