Experiencia personal de una experta en conducta humana: ¡°Necesitamos creer en un mundo justo¡±
¡°El virus nos confronta a una vida que, con frecuencia, no ofrece a cada uno lo que consideramos les corresponde¡±, relata la autora, doctora en Derecho, psic¨®loga y crimin¨®loga

Si algo est¨¢ poniendo a prueba la pandemia mundial provocada por la covid-19, adem¨¢s de nuestra resistencia f¨ªsica, es la firmeza de algunas de nuestras creencias y de percibir la realidad. La vida no es justa, pensamos, al contemplar desde nuestro hogar, escenario de aislamiento, c¨®mo miles de personas perecen a manos de un enemigo invisible, r¨¢pido y fuera de control, que circula a sus anchas por lo que, hasta ahora, consider¨¢bamos un lugar m¨¢s o menos seguro. Con pasmo y ojos cr¨ªticos juzgamos tambi¨¦n las conductas de aquellos ciudadanos que parecen vivir ajenos al riesgo de contagio y que hacen uso de su limitada libertad al margen de las restricciones. De nuevo, decimos, no es justo, mientras nos preguntamos, ?por qu¨¦?
Lerner nos dio la respuesta en 1965 cuando plante¨® que los individuos necesitamos creer en la existencia de un mundo justo. Solo as¨ª podemos enfrentarnos a un ambiente f¨ªsico y social, a menudo incierto y desordenado. El mundo no est¨¢ a merced del azar, no; las cosas buenas les suceden ¡°a los buenos¡± y las malas ¡°a los malos¡±. De este modo adquirimos el control de nuestras vidas. Basta con movernos dentro de los m¨¢rgenes que ese mundo nos permite para sentirnos de nuevo seguros y protegidos, pero el virus amenaza esta creencia y, como un espejo, nos ofrece una imagen muy distinta de la existencia humana. Nos confronta a una vida que, con frecuencia, no ofrece a cada uno lo que consideramos les corresponde.
Los individuos necesitamos creer en la existencia de un mundo justo. Solo as¨ª podemos enfrentarnos a un ambiente f¨ªsico y social, a menudo incierto y desordenado
Otra de las distorsiones m¨¢s arraigadas en el pensamiento humano es la ilusi¨®n de invulnerabilidad, un sesgo optimista por el que vemos poco probable la ocurrencia de sucesos negativos cuando de nosotros mismos se trata. Como sucede con la infravaloraci¨®n del riesgo al contagio por VIH, a simple vista y por su comportamiento, pareciera que determinados individuos creyeran ser invulnerables a la enfermedad, prescindiendo del uso de mascarilla o infringiendo la indicada distancia de seguridad en el contacto social. Se exponen a la enfermedad porque ¡°las cosas malas les suceden a otros¡±. Lamentablemente se trata solo de eso, de una ilusi¨®n provocada por la esperanza, sin fundamento real, de que el que el virus no les alcanzar¨¢. El miedo, mecanismo psicol¨®gico sano y adaptativo cuando se mantiene a niveles ajustados a una amenaza real, parece no estar cumpliendo su funci¨®n, la protecci¨®n propia y ajena, para desconcierto otros muchos que sienten c¨®mo, casi proporcionalmente, aumenta el suyo.
Quebrar nuestras creencias m¨¢s b¨¢sicas, ciertamente sesgadas pero necesarias, nos expone a vivir en un mundo percibido como amenazante e injusto, con el consecuente riesgo de padecer trastornos psicol¨®gicos. La gesti¨®n de esta crisis sanitaria tiene el reto, por tanto, de proteger tambi¨¦n nuestra salud mental, ofreciendo la certidumbre econ¨®mica, pol¨ªtica y social necesaria para que, como ciudadanos, podamos seguir creyendo en nuestra fortaleza ante la adversidad y recobrar nuestra, quiz¨¢s no perfecta, pero ansiada normalidad.
Susana Laguna es doctora en derecho, psic¨®loga y crimin¨®loga.
La experiencia personal: anecdotario de los madrile?os durante la crisis sanitaria

Todos tendremos una historia que contar sobre c¨®mo vivimos el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Este es un relato coral de los vecinos de Madrid a trav¨¦s de textos en primera persona
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.