Gald¨®s y los Borbones
El escritor no fue nada contemplativo con la dinast¨ªa: "es un poder arbitrario para oprimir a ese pueblo infeliz y mantenerlo en la pobreza y la ignorancia", dec¨ªa
Si a los guionistas de El Ministerio del Tiempo se les ocurriera un episodio en el cual Benito P¨¦rez Gald¨®s se encontrara este 14 de agosto con Juan Carlos de Borb¨®n, no sabr¨ªan d¨®nde desarrollar la escena. El em¨¦rito sigue perdido por esos mundos, errante, en el exilio, para cumplir con la tradici¨®n de los dos antecesores suyos que ocuparon el trono ¨CIsabel II y Alfonso XIII-, envuelto en ese mismo bucle del desatino final, de la imposibilidad de un remate, como una maldici¨®n.
Don Benito no fue nada contemplativo con la dinast¨ªa. ¡°El Borbonismo no tiene dos fases, como creen los historiadores superficiales... Aqu¨ª y all¨¢, en la guerra y en la paz, es siempre el mismo, un poder arbitrario que acopla el Trono y el Altar, para oprimir a ese pueblo infeliz y mantenerlo en la pobreza y la ignorancia¡±, dec¨ªa Gald¨®s en Espa?a sin Rey. Es s¨®lo una prueba de la larga ristra de juicios contrarios a ellos y sus pol¨ªticas que vierte en su obra.
El escritor fue un republicano convencido y entregado a la causa. Entr¨® como diputado en el Congreso en 1907, cuando gan¨® el esca?o en unas elecciones con m¨¢s del 40% de los votos. Pero uno era el pol¨ªtico, el pensador, el soci¨®logo y el historiador que como tales conflu¨ªan en ¨¦l y otro, el novelista: en ese aspecto hablamos del esp¨¦cimen con infinita curiosidad por la carne y el alma de sus personajes.
Entre los reyes que le tocaron en suerte a lo largo de su vida, a quien dedic¨® buena parte de sus p¨¢ginas fue a Isabel II. Con Alfonso XIII sinti¨® algo parecido tambi¨¦n, sobre todo como vecinos de veraneo en Santander, donde la casa del escritor quedaba pegada al palacio de la Magdalena. Pero la curiosidad que le despertaba a Gald¨®s su abuela era enorme. Su reinado y sus cat¨¢strofes hab¨ªan servido de tel¨®n a buena parte de su obra. Tanto que quiso conocerla personalmente.
La entrevista con Isabel II sirvi¨® a Gald¨®s para escribir en 1907 el Episodio de ¡®La de los tristes destinos'.
Si los de El Ministerio del Tiempo idearan un episodio as¨ª, lo desarrollar¨ªan en Par¨ªs. All¨ª march¨® al exilio la reina en 1868, sin que le dolieran prendas contarlo tras coger su tren en San Sebasti¨¢n y all¨ª se reuni¨® con ella Gald¨®s muchos a?os despu¨¦s, en 1902, tras haber mediado para la cita su amigo el embajador Fernando Le¨®n y Castillo. ?ste andaba inmerso en toda una operaci¨®n de blanqueo de su imagen y pens¨® que el autor vivo m¨¢s grande trazar¨ªa quiz¨¢s una visi¨®n cercana de la reina.
Ella mostr¨® recelo al encuentro: ¡°?De qu¨¦ puedo hablar con este escritor que tiene unas ideas tan diferentes a las m¨ªas?¡±. Pero el embajador la convenci¨®. ¡°Raz¨®n de m¨¢s para que os conozca mejor¡±. Isabel II exigi¨® que Le¨®n y Castillo los acompa?ara. Pero a los 10 minutos ya hab¨ªan entrado en materia: ¡°Se hab¨ªa roto, no dir¨¦ el hielo porque no lo hab¨ªa, sino el macizo de mi perplejidad¡±, cont¨® Gald¨®s. ¡°M¨¢s grande me parec¨ªa por desgraciada que por reina¡±. Una frase que marca precisamente la jerarqu¨ªa de un escritor. Materia humana frente a pompa. Una franqueza sin l¨ªmites de la monarca, que flu¨ªa ante todas las preguntas pertinentes y formuladas de manera elegante por parte de quien debe realizar su trabajo notarial.
Hasta el punto de reconocer sus errores ante el autor: ¡°S¨¦ que lo he hecho mal, muy mal y no debo rebelarme contra las cr¨ªticas acerbas que se han formulado a mi reinado. Pero no ha sido m¨ªa toda la culpa, no toda¡±, comenta Gald¨®s que le dijo. Descendieron al detalle, le cont¨® aspectos desconocidos de quienes la rodearon, confes¨® su desastre matrimonial con Francisco de As¨ªs, comparti¨® con ¨¦l una visi¨®n maternal del trono. Reflexion¨® junto a ¨¦l: ¡°Y el poder, ?d¨®nde est¨¢? ?Ha dependido de m¨ª o de los dem¨¢s? Esa es mi duda¡¡±.
La entrevista sirvi¨® a Gald¨®s para escribir en 1907 el Episodio de La de los tristes destinos. El balance que traza de su reinado es realista y negativo pero su encuentro con ella, directo, abierto, honesto, le ayud¨® a entender los porqu¨¦s de aquel desastre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.