Los letreros que anuncian la destrucci¨®n del pasado
Un grupo de ciudadanos se dedica a localizar, descolgar y conservar en un almac¨¦n los r¨®tulos de los comercios hist¨®ricos que desaparecen por cese de negocio y el Ayuntamiento obliga a destruir
El tiempo necesita las cosas para existir. El r¨®tulo de un bar, el letrero de una mercer¨ªa o el de una tienda de curtidos tambi¨¦n dan forma al pasado, al menos, los que sobreviven a las revoluciones comerciales, que esta vez amenazan al comercio de proximidad. Hace unos d¨ªas han desmontado el enorme luminoso de los Cines Benlliure, en la calle Goya, cerrados en 2007, que indicaba la anterior vida del edificio. Estos elementos son parte de la memoria de los antiguos pobladores de la ciudad. Cuesta entender que estos hitos gr¨¢ficos de quienes se fueron no est¨¦n protegidos. Cuesta comprender, tam...
El tiempo necesita las cosas para existir. El r¨®tulo de un bar, el letrero de una mercer¨ªa o el de una tienda de curtidos tambi¨¦n dan forma al pasado, al menos, los que sobreviven a las revoluciones comerciales, que esta vez amenazan al comercio de proximidad. Hace unos d¨ªas han desmontado el enorme luminoso de los Cines Benlliure, en la calle Goya, cerrados en 2007, que indicaba la anterior vida del edificio. Estos elementos son parte de la memoria de los antiguos pobladores de la ciudad. Cuesta entender que estos hitos gr¨¢ficos de quienes se fueron no est¨¦n protegidos. Cuesta comprender, tambi¨¦n, que permanezcan a la vista de todos e invisibles a las normas que protegen el patrimonio: ¡°Las leyes los consideran elementos potencialmente perjudiciales para otros bienes hist¨®ricos¡±, apunta la experta el legislaci¨®n patrimonial Ana Y¨¢?ez.
El art¨ªculo 19 de la Ley de Patrimonio Hist¨®rico de 1985 entiende que la ¡°publicidad comercial¡± puede emborronar la lectura de la arquitectura y, por tanto, proh¨ªbe los letreros para que no ¡°perturbe su contemplaci¨®n. ¡°Pero el patrimonio gr¨¢fico va m¨¢s all¨¢ de la actividad de la tienda: es historia de nuestra ciudad y es una l¨¢stima que las administraciones no nos ayuden a conservarlo¡±, lamenta Carmen Vela, que junto con Malela Dur¨¢n, pelean con el Ayuntamiento para que el letrero dise?ado en los a?os cincuenta del siglo pasado por Miguel Francisco Garc¨ªa ¡°Sicilia¡± no acabe en la basura. El r¨®tulo en vidrio ha llegado hasta hoy con una ¡°B¡± imborrable del cap¨ªtulo Art Dec¨® de la historia del arte y de aquel Madrid que trataba de remontar la cruda dictadura. Hace 70 a?os que es paisaje urbano y humano, y ahora podr¨ªa desaparecer con el cambio de negocio.
Las nuevas inquilinas se han empe?ado en protegerlo, a pesar de que la normativa les obliga a destruirlo si quieren la licencia que habilite su negocio, El Molino de Santa Isabel. Abrieron una escuela de m¨²sica en la antigua tienda de Curtidos Baranda, en la calle Santa Isabel, 42. ¡°Mandamos un escrito para no destruir el r¨®tulo y el t¨¦cnico contest¨® que no pod¨ªamos conservarlo¡±, cuenta Carmen Vela. La normativa dice que hay volver a la fachada original, a la del edificio del siglo XIX. ¡°No tiene sentido y estamos resistiendo, pero ponemos en riesgo nuestro negocio, con una veintena de profesores contratados. Lo triste es que la defensa de este patrimonio dependa de los particulares¡±, a?ade Vela. Podr¨ªan haber hecho desaparecer un emblema de la ciudad, podr¨ªan haberse evitado un tira y afloja al borde de un proceso judicial y apertura econ¨®mica. No lo hicieron: ¡°Amamos el patrimonio, la cultura, la identidad y rechazamos la gentrificaci¨®n de los barrios¡±, sostiene Vela.
El mundo gentrificado es un mundo de fantasmas, donde las siluetas deambulan sin las necesidades b¨¢sicas de los vecinos, que son expulsados junto a los negocios que dieron forma a un tiempo pasado. Como en esa foto de la calle Carretas, que tomo Ant¨®nio Passaporte a finales de los a?os veinte (conservada en los fondos del Instituto de Patrimonio Cultural de Espa?a): es verano y una mujer con paraguas se libra del sol y se cruza con un hombre con canotier, entre ambos aparece una ni?a. En el cruce hay jaleo de personas, pero el protagonismo es para la ciudad. A la derecha asoma una relojer¨ªa, la casa de arreglos y costura ¡°La media japonesa¡± y una panader¨ªa. Enfrente la ¡°Gran sastrer¨ªa Sese?a¡±, especializada en capas, gabanes y en esconder la fachada con sus anuncios. La foto demuestra lo que escribi¨® el autor peruano Julio Ram¨®n Ribeyro (1929-1994), que podemos concebir un espacio sin tiempo, pero nunca un tiempo sin espacio.
Una red ciudadana
La Papeler¨ªa Salazar ya exist¨ªa en el barrio de Chamber¨ª cuando se tom¨® esa foto. La tienda va a cerrar despu¨¦s de 115 a?os de actividad porque Ana y su hermana Fernanda se jubilan y no tienen reemplazo. Es la papeler¨ªa m¨¢s antigua de Madrid y el r¨®tulo lo hizo uno de los familiares de las due?as. ¡°La historia de la ciudad se esfuma¡±, dice Alberto Nanclares, miembro del colectivo Basurama, fundado en 2001. Forman parte de la Red Ib¨¦rica en Defensa del Patrimonio Gr¨¢fico, una comunidad ciudadana que se dedica a localizar, preservar y divulgar estos suspiros luminosos. Rescatan lo que el progreso descarta, como el r¨®tulo del extinto Real Cinema. Los conservan en un almac¨¦n del extrarradio y tienen casi 200. Ah¨ª est¨¢ el maravilloso de Casa Ben¨ªtez.
Aunque montaron una exposici¨®n en 2019, en la Casa del Reloj, Nanclares tampoco ve estos carteles en el museo, desnaturalizados como si fueran unas pinturas medievales arrancadas de las paredes de la iglesia en las que fueron creadas y expuestas en una instituci¨®n. La calle es su casa pero no es eterna. ¡°Para nosotros son muy importantes estas operaciones de rescate callejero, porque creemos que este patrimonio tambi¨¦n forma parte de la memoria de la ciudadan¨ªa¡±, cuenta y subraya la dimensi¨®n material e inmaterial de estos elementos que son marca de usos y costumbres y de arte y artesan¨ªa.
El conflicto impide cerrar el debate: no se puede fijar una imagen exclusiva de la ciudad, pero el pasado tampoco puede ir a la basura. ¡°?Qu¨¦ imagen de ciudad queremos frente a la uniformidad? ?D¨®nde termina el pasado y qu¨¦ forma parte de ¨¦l? No queremos congelar la ciudad, queremos que siga viva. Por eso para nosotros la humanidad es mucho m¨¢s importante que la belleza, porque nos interesa recuperar la identidad de la ciudad¡±, a?ade el militante del patrimonio. Nanclares ha rescatado recientemente los letreros de Cines Roxy y Fajas Ruiz, y seguramente tenga que hacerlo con el Bar Alegr¨ªa, cerca de Callao. Tarde o temprano ¨¦l y sus compa?eros de la Red se subir¨¢n a la escalera y desmontar¨¢n el letrero de la fachada; el establecimiento ha colgado el ¡°se alquila¡±. Es uno de los r¨®tulos favoritos del grupo, que deben custodiar lo que las administraciones menosprecian y correr m¨¢s que los anticuarios. Lo retro adorna los salones del barrio gentrificado.