La memoria de las trabajadoras, en venta
Un asilo de mujeres sin derecho a la jubilaci¨®n, fundado en Carabanchel en 1926, sale a la venta por 2,2 millones de euros despu¨¦s de que el PP paralice la compra y rehabilitaci¨®n pactada por M¨¢s Madrid
Todo tiene un precio, tambi¨¦n el pasado. El de este son 2,2 millones de euros, tal y como indica la web de una famosa inmobiliaria. El antiguo asilo para trabajadoras, creado en 1926 por los herederos de Ramona Goicoechea e Isusi sobre el edificio que se levant¨® en 1890 como hotel para la aristocracia, se ha convertido en un ¡°solar edificable¡± y unos ¡°terrenos en venta¡±. El nuevo propietario podr¨¢ hacer con ¨¦l un supermercado, una gasolinera o un aparcamiento, porque est¨¢ catalogado como ¡°terreno dotacional¡±. Es decir, no vale para pisos. Por eso el hormig¨®n y la memoria se descomponen desde hace d¨¦cadas, a la vista de los vecinos de Carabanchel. En el barrio nadie sabe responder cu¨¢ndo se tapiaron puertas y ventanas para que no volviera a ser ¡°okupado¡±. Fue cuando la ruina empez¨® a comerse la vida de uno de las construcciones m¨¢s emblem¨¢ticas de aquella carretera de los Carabancheles. Hoy la conocemos como General Ricardos.
Era un pueblo rociado por colonias y hoteles desde mediados del siglo XVIII, era el retiro de la nobleza y a la aristocracia madrile?a. Un siglo m¨¢s tarde desembarca la nueva ¨¦lite, compuesta por empresarios, banqueros e industriales. La burgues¨ªa adopta los Carabancheles para veranear y se convierte en el ¡°Versalles de Madrid¡±, el marqu¨¦s de Salamanca compra a la familia Real la inmensa finca de Vista Alegre. El pueblo est¨¢ en auge, crece y deja de ser una exclusiva de los privilegiados. Benito P¨¦rez Gald¨®s encuentra en la poblaci¨®n una curiosa mezcla, ¡°que ni es ciudad ni es campo, sino un conjunto irregular de palacios y muladares¡±, escribe el autor canario en La familia de Le¨®n Roch.
En ese momento se construye el edificio amenazado ahora. Pero fue demasiado tarde para un hotel: los Carabancheles ya no era el lugar de moda y el negocio no cuaj¨®. En 1926, la Fundaci¨®n Goicoechea e Isusi lo convierte en asilo para atender a mujeres trabajadoras. ¡°Fue una visionaria que puso una dotaci¨®n muy importante para hacerse cargo de aquellas trabajadoras. Entonces no ten¨ªan jubilaci¨®n y decidi¨® protegerlas¡±, se?ala Nacho Castresana, presidente de la Fundaci¨®n Castresana (antigua Goicoechea e Isusi), sobre su bisabuela. La reforma del edificio se encarg¨® al reconocido arquitecto racionalista Secundino Zuazo, autor de los Nuevos Ministerios, el Palacio de la M¨²sica o la Casa de las flores. ¡°Es muy importante por su volumetr¨ªa y su memoria¡±, se?ala el arquitecto e investigador Antonio Antequera, vecino del barrio.
¡°Es un patrimonio vinculado a las trabajadoras, y de eso no andamos muy sobrados en este pa¨ªs. Hay que comprarlo y restaurarlo porque es memoria de la mujer construido por un arquitecto muy importante. Adem¨¢s, es muy querido aqu¨ª. Para muchos es patrimonio identitario¡±, a?ade. Lo sabe porque hace dos a?os Antequera realiz¨® su tesis sobre los restos del patrimonio arquitect¨®nico de Carabanchel y pidi¨® a vecinos y vecinas de todas las edades que dibujaran mapas de los hitos de la zona. El asilo aparece en la mayor¨ªa de esos croquis contra la invisibilidad.
Ese edificio, como asilo de mujeres, debe ser recuperado y puesto en valor, devolvi¨¦ndolo al distrito y a la ciudad para no perder su memoriaMercedes Gonz¨¢lez, concejala del PSOE
El edificio ha sido propiedad de la Fundaci¨®n Castresana hasta 2007, que lo vendi¨® a la cadena de asilos de ancianos Tercia Residencial. Tiene una protecci¨®n ¡°estructural¡±, es decir, no se puede tocar la fachada ni la escalera principal. Esta catalogaci¨®n secundaria obliga a sus due?os a la conservaci¨®n y al mantenimiento del bloque, cubierto por grafitis. Sin embargo, la paciencia es lo ¨²ltimo que pierde el negocio inmobiliario y abandonar los edificios a la extinci¨®n agiliza la venta.
En abril de 2019 el Ayuntamiento, bajo gobierno de Manuela Carmena, anuncia la compra del edificio por 2,5 millones de euros para darle a Carabanchel un lugar de uso p¨²blico. El proceso de adquisici¨®n se ve interrumpido por el cambio de gobierno y con la llegada del PP en mayo la operaci¨®n se anula. ¡°El proyecto no se considera viable dado su estado de conservaci¨®n y deterioro generalizado que presenta, que hace muy compleja y costosa su recuperaci¨®n¡±, declar¨® entonces Paloma Sobrini, directora de Arquitectura y Patrimonio en el consistorio. Es la misma raz¨®n que ahora da este peri¨®dico. Desde el ¨¢rea de Obras y Equipamiento aseguran que el presupuesto que calcularon en su d¨ªa superaba los tres millones de euros. Con Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida como responsable de patrimonio de la ciudad, el Ayuntamiento compr¨® el front¨®n Beti Jai por 31 millones de euros, y se invirtieron cinco millones en su restauraci¨®n.
¡°Madrid est¨¢ perdiendo su alma¡±, se?ala Mercedes Gonz¨¢lez, concejala del PSOE, que denuncia la desaparici¨®n del Real Cinema, Canalejas o el Palacio del Capricho. ¡°Si perdemos nuestra historia, nuestra identidad, nos quedaremos en nada. Ese edificio, como asilo de mujeres, debe ser recuperado y puesto en valor, devolvi¨¦ndolo al distrito y a la ciudad para no perder su memoria¡±, a?ade Gonz¨¢lez. Por su parte, Rita Maestre, concejala de M¨¢s Madrid, comenta que ¡°se ha perdido una oportunidad de cuidar nuestro patrimonio y al tiempo poner en marcha espacios dotacionales p¨²blicos y seguimos sin entender por qu¨¦¡±. ¡°Lo dejamos todo listo para la adquisici¨®n, pero decidieron dar marcha atr¨¢s. Es triste ver un espacio de estas caracter¨ªsticas anunciado en una inmobiliaria en lugar de haberse convertido en un lugar para todos¡±, sostiene Maestre.
La asociaci¨®n Carabanchel Historia y Patrimonio ha denunciado hace unos d¨ªas este anuncio, sin embargo lleva activo desde el momento en que Paloma Sobrini anul¨® la compra del ayuntamiento. ¡°Queremos que se compre, se rehabilite y se le d¨¦ una funci¨®n social, como centro cultural por ejemplo¡±, explican desde el grupo. Explican que la memoria local configura un mosaico en el que se recogen los relatos que vertebran la historia material e inmaterial de la ciudad, que Madrid no puede permitirse mirar para otro lado y dejar que esa memoria se venda al mejor postor.
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