El efecto Ossorio o el miedo de los padres a ir a la c¨¢rcel
Las llamadas a un despacho de abogados se disparan despu¨¦s de que el Consejero de Educaci¨®n advierta sobre sanciones penales por absentismo escolar
Cuando Carlos Delgado empez¨® a recibir llamadas en su despacho de abogados no sab¨ªa que el consejero de Educaci¨®n, Enrique Ossorio, acababa de lanzar una advertencia a los padres que dudaban si llevar a los ni?os al colegio: ¡°Se enfrentan a penas entre uno y tres a?os de c¨¢rcel¡±. Lo solt¨® a las 11 de la ma?ana del mi¨¦rcoles en Radio Nacional de Espa?a. No sabe si una cosa fue consecuencia de la otra, pero s¨ª constata que cada cinco minutos el tel¨¦fono empez¨® a sonar en Alc¨¢ntara Delgado Abogados con una consulta nueva hasta el momento: si acabar¨ªan en prisi¨®n. Delgado, especialista en derecho educativo, lleva varias semanas respondiendo las consultas de padres temerosos por la situaci¨®n sanitaria y las consecuencias que puede tener en sus familias el regreso a las aulas. ¡°Conforme se acercaba el inicio del curso, se incrementaban esas llamadas¡±. Calcula que ha respondido a decenas de padres de Madrid, y que con todos ha hecho un llamamiento a la calma. Para empezar, porque Ossorio err¨® en algo fundamental: la pena por absentismo. ¡°Ni uno, ni tres a?os. Eso es una barbaridad¡±.
El C¨®digo Civil en su art¨ªculo 154 asegura que los hijos no emancipados est¨¢n bajo la patria potestad de los progenitores. Eso significa que se hallan bajo su responsabilidad parental que, entre otras obligaciones, incluye educarlos y procurarles una formaci¨®n integral. Por tanto, es obligaci¨®n de los padres procurar la escolarizaci¨®n de los menores entre los 6 y los 16 a?os y que asistan con regularidad al centro escolar. El art¨ªculo 226 del C¨®digo Penal advierte de que, en caso de incumplimiento de esos deberes, el progenitor ser¨¢ castigado con la pena de prisi¨®n de tres a seis meses o a una multa de seis a doce meses, por delito de abandono de familia.
Ossorio infl¨® las penas, pero no significa que los padres no est¨¦n obligados a llevar a sus hijos al colegio, seg¨²n estipula la ley. Tambi¨¦n lo record¨® el jueves la ministra de Educaci¨®n, Isabel Cela¨¢, en su rueda de prensa, ambos unidos, por una vez, en una misma idea, el del derecho universal del menor a la educaci¨®n. Pero la pregunta que se hacen algunos progenitores es si, en una ¨¦poca de pandemia, no est¨¢n en realidad protegiendo a sus hijos de un mal mayor.
Teresa L. V. es m¨¦dico especialista en enfermedades infecciosas, trabaja en uno de los hospitales p¨²blicos m¨¢s grande de Madrid y tambi¨¦n es madre de tres hijos (de 1, 3 y 6 a?os). Solo uno de ellos tiene edad de escolarizaci¨®n obligatoria. Pero ella, que ve, trata y combate la covid-19 todos los d¨ªas, se niega a llevar a ninguno. ¡°Es una locura que abran los colegios. Va a ser una escabechina¡±, asegura. La doctora se ha dedicado a organizar circuitos de entrada y salida en el hospital para evitar que unas zonas se contaminen con otras y asegura que trasladar algo parecido a los centros escolares, en 10 d¨ªas, ¡°es imposible¡±. ¡°Semejante improvisaci¨®n en Madrid me indigna. Mandamos a los ni?os a un contagio seguro. A ellos y a los profesores¡±.
Es una locura que abran los colegios. Va a ser una escabechina¡±Teresa L. V., m¨¦dico especialista en enfermedades infecciosas
Los mismos argumentos plantea Cristina Urosa, m¨¦dico de atenci¨®n primaria en un centro de salud en Torrelodones y madre de dos ni?os, uno de 5 y otro de 10 a?os. ¡°El plan presentado por Ossorio en el papel no est¨¢ mal, pero me cuesta creerlo. Para empezar porque lo veo en mi trabajo, donde se est¨¢n incumpliendo los contratos de limpieza todos los d¨ªas¡±, a?ade. Seg¨²n est¨¢ ahora mismo la situaci¨®n sanitaria, ¡°las ratio de los menores no deber¨ªa subir de 10 en los m¨¢s peque?ines, y para los m¨¢s mayores, de 15¡±. Es justo lo que la Plataforma por la Escuela P¨²blica pide: un m¨¢ximo de 15 alumnos por aula. ¡°Parece una tonter¨ªa pero no es lo mismo 15 que 20 en una misma clase. Porque esas burbujas son ficticias. Los ni?os tienen hermanos y familia y cuando uno d¨¦ positivo, hay que hacerles pruebas a todos. Es mejor que el grupo original sea lo m¨¢s reducido. Mira en Alemania, son clases de 15 y los m¨¢s peque?os de 10¡±.
Parece una tonter¨ªa, pero no es lo mismo 15 que 20 en una misma clase¡±Cristina Urosa, m¨¦dico de atenci¨®n primaria
En el otro lado, la opini¨®n del responsable del Centro de Coordinaci¨®n de Alertas y Emergencias Sanitarias nacional, Fernando Sim¨®n, que intent¨® ayer lanzar un mensaje de calma. ¡°Yo creo que ahora mismo los riesgos con las medidas que se est¨¢n proponiendo en los colegios para nuestros hijos son muy bajos. No quiere decir que no vaya a haber ning¨²n brote, pero la probabilidad es relativamente peque?a¡±.
Urosa solo tendr¨ªa la obligaci¨®n legal de mandar al colegio al mayor de sus hijos, pero asegura que le basta con lo que ve cada d¨ªa en las urgencias de su centro de salud para tomar una decisi¨®n. ¡°En el cl¨ªnico hay cuatro plantas solo para Covid. Esto que van a hacer es un suicidio¡±.
Las dos doctoras se plantean contratar a profesores particulares entre dos o tres familias para que sus hijos sigan las clases, aunque ambas temen perder la plaza de sus centros educativos. ¡°Tambi¨¦n entiendo que eso no se lo puede permitir todo el mundo¡±, admite la especialista en enfermedades infecciosas.
Carlos Delgado, el abogado, confirma que los padres que le llaman suelen tener ese perfil: clase media-alta que pueden permitirse pagar un profesor particular. Ley Org¨¢nica de Protecci¨®n Jur¨ªdica del Menor, explica, se refiere en su art¨ªculo 18 a las situaciones de desamparo por incumplimiento de los deberes de protecci¨®n. Pero tambi¨¦n se se?ala, en el art¨ªculo 13.2, la obligatoriedad ¡°para cualquier persona o autoridad que tenga conocimiento de que un menor no est¨¢ escolarizado o no asiste al centro escolar de forma habitual y sin justificaci¨®n, durante el per¨ªodo obligatorio, de ponerlo en conocimiento de las autoridades p¨²blicas competentes, que adoptar¨¢n las medidas necesarias para su escolarizaci¨®n¡±. Y en esa justificaci¨®n ¨¦l encuentra la clave.
Delgado asegura que entre las personas que le llaman hay familias que viven con los abuelos, ya muy mayores, o con alg¨²n familiar con alguna enfermedad, como c¨¢ncer. El miedo durante una pandemia es dif¨ªcil de cuantificar y duda que se produzcan sentencias condenatorias contra estos padres. ¡°Les digo que primero hay que esperar a ver qu¨¦ dicen las instrucciones de la Comunidad y luego ver c¨®mo se organizan los centros. Es lo m¨¢s sensato. Muchos vienen con la idea de matricularlos en el CIDEAD para eludir una posible sanci¨®n, pero eso es muy complicado¡±.
El CIDEAD es el Centro de Innovaci¨®n y Desarrollo a distancia del Ministerio de Educaci¨®n, que imparte clases desde primaria en adelante y, efectivamente, los alumnos deben cumplir unos requisitos concretos para su admisi¨®n. Est¨¢ destinado a ciudadanos espa?oles en el exterior y a aquellas personas que se ven imposibilitadas para recibir ense?anza a trav¨¦s del r¨¦gimen ordinario, como los deportistas de ¨¦lite o personas con una enfermedad rara. La matr¨ªcula se cerr¨® el 20 de julio.
Que un caso por absentismo acabe en la Fiscal¨ªa del Menor tampoco es f¨¢cil. Maria Eugenia Alc¨¢ntara, inspectora educativa en la Comunidad de Madrid, explica un proceso lento ¡°que puede llevar meses¡±. Primero el propio colegio debe dar un parte a la Comisi¨®n de Absentismo, un organismo que est¨¢ presidido generalmente por un inspector y formado por un representante de la polic¨ªa local y personal de servicios sociales. ¡°Se hace intervenciones al domicilio y si finalmente se considera oportuno lo pasa a fiscal¨ªa de menores, que luego decide si sigue adelante¡±. La condena no suele pasar de una multa que ronda los 600 o los 700 euros.
Aunque Cela¨¢ ha encargado un informe jur¨ªdico que ser¨¢ puesto a disposici¨®n de las comunidades, los padres con miedo como Teresa L. V. sienten que se les criminaliza por su postura pero tienen claro lo que van a hacer. ¡°Yo no quiero mandar a mis hijos al colegio y al mes siguiente estar enterrando a mis padres¡±.
Los primeros en faltar la clase: la comunidad china
Antes de que se suspendieran las clases, en marzo, los directores de los centros madrile?os advirtieron que los padres de nacionalidad china empezaron a mandar cartas explicando las razones de por qu¨¦ tomaban la decisi¨®n unilateral de no llevar a sus hijos al colegio. En un primer momento pareci¨® una reacci¨®n exagerada, pero no quisieron tomar cartas en el asunto porque entend¨ªan algo que se mantiene: el miedo.
Chanyi Qian, un empresario de Getafe que lleva en viviendo Madrid 30 a?os, fue uno de ellos. Tiene un hijo de cuatro a?os al que sac¨® de las aulas entonces y no lo va a devolver ahora. ¡°Estamos en la misma situaci¨®n que hace meses. Lo peor es que el trabajo que se ha hecho no ha servido para nada¡±, lamenta. Sabe que con la edad de su hijo no tiene la obligaci¨®n legal de llevarlo al colegio, aunque teme por la temeridad que supone que otros s¨ª lo hagan. ¡°En la puerta del centro nos juntamos todos los padres, no se guarda ni distancia de seguridad. Yo no lo voy a llevar, pero s¨¦ de muchos que tampoco. Ni chinos ni espa?oles. De hecho, no he o¨ªdo a nadie que me haya dicho que s¨ª¡±.
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