Una empleada de metro, el primer d¨ªa de restricciones: ¡°No hay trenes y tengo que venir a dar la cara¡±

Todav¨ªa es de noche en Madrid, pero sus periferias ya est¨¢n despiertas. Desde los distritos del sur y del este de la capital, donde este lunes han entrado en vigor las nuevas restricciones de movilidad y de aforo, cientos de trabajadores que no pueden teletrabajar, con monos manchados de pintura o americanas para atender de cara al p¨²blico, se dirigen al metro en un fluir constante. A las 7.10, Elisabeth Gim¨¦nez entra a toda prisa por la estaci¨®n de Miguel Hern¨¢ndez de la L¨ªnea 1, en Vallecas, junto a la que hay dos pancartas que protestan por los confinamientos y la gesti¨®n sanitaria del Gobierno regional. El traj¨ªn de personas que se llegan a la parada va en aumento. Gim¨¦nez, sin detener su marcha ni un segundo, cuenta que trabaja limpiando portales en Vic¨¢lvaro, una zona no restringida, y que nadie le ha puesto impedimento alguno para salir de su casa, que s¨ª se encuentra dentro de las 26 zonas de salud de seis distritos de la capital con limitaciones de movilidad para intentar frenar la expansi¨®n de la pandema. A lo largo de la L¨ªnea 1, se ven muchos viajeros en los andenes, pero no aglomeraciones. Pasan trenes cada cuatro o cinco minutos como mucho.

La Comunidad de Madrid anunci¨® el domingo que desde hoy mismo reforzar¨ªa el servicio del suburbano y de los autobuses para mejorar las frecuencias y acortar los tiempos de espera y la masificaci¨®n que muchos usuarios llevan meses denunciando en las redes sociales.

Ainhoa Amo tambi¨¦n entra apurada por la boca de Miguel Hern¨¢ndez. Trabaja en la gerencia de un centro comercial en San Sebasti¨¢n de los Reyes y tiene que cruzar medio Madrid para llegar a su trabajo. Cuenta que no ha tenido dificultades en su empresa: ¡°Lo ¨²nico es que me han tenido que hacer el certificado¡±. Los trabajadores que viven en las zonas rojas deben llevar un justificante firmado por la empresa por si les para la polic¨ªa. Tambi¨¦n se puede entrar y salir por estudios, razones m¨¦dicas o para tr¨¢mites administrativos.

Una trabajadora de Metro charla con una viajera sobre la situaci¨®n, se quejan de la falta de personal en los servicios. "Claro, como no hay gente en el paro... ", ironizan. En ese momento llega el convoy, la usuaria se sube rumbo al centro de Madrid y la revisora se queda sola en el and¨¦n. Es vallecana, est¨¢ indignada y prefiere no dar su nombre. ¡°Ni hay trenes, ni hay personal¡±, dice. Para despu¨¦s a?adir: ¡°Por un lado yo estoy confinada y por otro tengo que venir aqu¨ª a dar la cara¡±.

Los vagones de la l¨ªnea est¨¢n medio llenos hacia las siete y media en sentido a Sol. Aunque la frecuencia es mayor, el n¨²mero de viajeros que espera el tren que los lleve al trabajo sube con el paso de los minutos. Conforme pasan las estaciones, cada vez m¨¢s gente se sube al suburbano. A estas horas poca gente habla, varios leen y la gran mayor¨ªa mira el m¨®vil o al suelo con la mirada somnolienta, en lucha contra el madrug¨®n.

En un tuit, el consejero madrile?o de Transportes, Movilidad e Infraestructuras, ?ngel Garrido, ha informado de que esta ma?ana ha habido ¡°normalidad en plena hora punta¡±, entre las seis y las ocho de la ma?ana, en la red de transporte p¨²blico de la regi¨®n. Garrido ha detallado que hay ¡°frecuencias de 3 minutos en L¨ªnea 1 a su paso por Vallecas, una de las secciones m¨¢s utilizadas¡±. En la hora punta de la ma?ana del viernes pasado Metro registr¨® 93.333 viajeros, un 4% m¨¢s que una semana antes.

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