La excepci¨®n del Hip¨®dromo de la Zarzuela
Cientos de j¨®venes disfrutan de unas copas mientras contemplan las carreras en el hip¨®dromo, abierto al p¨²blico porque se considera sala de apuestas
¡ª?Vamoooosss! Que he apostado 50 euros¡
El chico que grita a la pen¨²ltima carrera de caballos que se celebra en el Hip¨®dromo de la Zarzuela el jueves por la noche tiene unos 20 a?os, jersey granate y una copa en la mano. Aprovecha para acercarse a unas chicas que entre risas y copas tambi¨¦n atienden a los caballos. Despu¨¦s, empiezan las presentaciones, el t¨² de d¨®nde eres, y ya est¨¢ la noche hecha. Ellos, de 20 a?os; ellas, de 18; No se separan en lo que queda de velada.
El Hip¨®dromo de La Zarzuela de Madrid es un hist¨®rico remanso de gente bien. Y, en sus sesiones nocturnas, es un lugar al que no solo se acude para ver las carreras. Decenas de pandillas de j¨®venes, claros dominadores de un aforo bastante controlado, de unas 2.000 personas en un lugar inmenso donde entran 6.000, se esparcen por la noche del jueves. El dress code exige la americana para el hombre y proh¨ªbe las zapatillas deportivas.
La realidad es que se acaba imponiendo el outfit Martitio. Arreglaos pero informales. Pantalones de pata estrecha y coquineros. Mocasines de antifaz brillantes. Taconazos pero tambi¨¦n mucha deportiva. Melenas pantene al viento. Poca americana pero todos vestidos a la ¨²ltima. Corbatas, muchas menos. Las mismas aproximadamente que prism¨¢ticos para seguir las carreras. Parece un botell¨®n vip, pero no lo es.
El hip¨®dromo abri¨® sus puertas al p¨²blico a finales de junio conforme las pautas establecidas en la orden emitida por la Consejer¨ªa de Sanidad de la Comunidad por la que se establecen las medidas preventivas para hacer frente a la crisis sanitaria. Hasta el 5 de julio el aforo permitido era del 60%. Lo que no vale para el resto de espect¨¢culos deportivos, s¨ª vale para el hip¨®dromo.
Y es que el centro ecuestre cumple la normativa porque, pese a que parece una competici¨®n deportiva, no lo es. Y ah¨ª est¨¢ la excepci¨®n: mientras que para ver un partido de f¨²tbol (tambi¨¦n al aire libre) est¨¢ prohibida la entrada de espectadores, para las carreras de caballos, no. Y es que la actividad del hip¨®dromo se rige por la misma norma que los casinos, los establecimientos de juegos colectivos de dinero y de azar, las salas de bingo... que podr¨¢n contar con p¨²blico. La hora de cierre de las instalaciones deportivas no podr¨¢ superar en ning¨²n caso las 22.00 horas. El hip¨®dromo est¨¢ de enhorabuena. Se mantiene abierto hasta las 00.30.
As¨ª que la algarab¨ªa y exaltaci¨®n juvenil sigue las normas junto a las gradas cubiertas por las famosas marquesinas dise?adas por un equipo en el que estaba el arquitecto Carlos Arniches. Corrillos consumiendo copas. Flirteos y alg¨²n que otro encontronazo amoroso sobre el fondo blanco que domina las exquisitas instalaciones.
Uno puede pensar que, aunque en la misma ciudad, se halla en las ant¨ªpodas de esos barrios que salieron a la calle esa misma noche a protestar contra las medidas impuestas por la Comunidad. Un contraste para el debate.
Eso s¨ª, en el hip¨®dromo la normativa para luchar contra la pandemia, se cumple m¨¢s all¨¢ del intercambio de pareceres entre chavales y chavalas que tiene lugar en cualquier otro lugar. La mascarilla es otra prenda m¨¢s. Y la megafon¨ªa lo recuerda a cada momento. Los carteles de ¡°mantenga la distancia social¡± colocados en el hip¨®dromo son el gancho perfecto para un chiste f¨¢cil. El debate en torno a la segregaci¨®n de clases y el escal¨®n social ha saltado a la palestra en Madrid con las ¨²ltimas restricciones por la pandemia entradas en vigor esta semana.
Contraste en la noche
Dentro del recinto la noche se acaba. Y mientras unos mantienen la excusa de ver y apostar por los caballos, otros se sientan frente a los food truck repartidos por la entrada. Bocatas de calamares, de jam¨®n ib¨¦rico o ¡°pulpito fresco¡± para los que quieren acompa?ar las bebidas. La noche madrile?a de ah¨ª no tiene nada que ver con la de las 37 zonas con movilidad restringida de la regi¨®n.
¡°Qu¨¦ ganas tengo de llegar a casa, quitarme el maquillaje y meterme en la cama¡±, cuenta una joven a su amiga a la salida. ¡°Pero ma?ana volvemos ?no?¡±, le responde la otra, entre risas. ¡°S¨ª, s¨ª, claro¡±. Unos 50 metros por delante, un coche que parece de los a?os 40 con el logo de Vintage City Tours espera pacientemente a que sus clientes entren por la puerta. ¡°Anda, ?si es este es el nuestro!¡±, se?ala una chica a la matr¨ªcula. Tres j¨®venes entran a carcajada limpia. El tr¨ªo pagar¨¢ 60 euros por una vuelta a casa que puede durar una hora y 40 minutos, seg¨²n la p¨¢gina web de la empresa de veh¨ªculos. Es la hora de cenicienta. Al d¨ªa siguiente volver¨¢n las princesas.
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