Las 10 de¡ Vainica Doble
Una fabulosa anomal¨ªa. Inimitables, por ins¨®litas e irrepetibles. Conocer a Gloria y Carmen es amarlas
Eran iconoclastas, tiernas e ingenuas. Ir¨®nicas y carism¨¢ticas. Desprend¨ªan surrealismo y una frescura radiante, pero tambi¨¦n un h¨¢lito de cinismo y hasta una pizca de desencanto. Carmen Santonja y Gloria van Aerssen conformaron un d¨²o inexplicable, en la mejor de las acepciones: eran tan ¨²nicas y singulares que las definiciones al uso siempre se les quedaron cortas. Pero juntas, durante las tres d¨¦cadas en las que fueron (intermitentemente) Vainica Doble, dieron forma a algunas de las canciones m¨¢s ingeniosas, l¨²cidas y profundas que ha conocido esta ciudad. Y todo ello, eso s¨ª, sin darse nunca la menor importancia.
Como nada en ellas se aten¨ªa a la norma, se conocieron en una parada de autob¨²s de la Ciudad Universitaria. Carmen silbaba un pasaje de Tannh?usser, la ¨®pera wagneriana. Gloria, sorprendida y entusiasmada, se acerc¨® a canturrear una segunda voz. Desde aquel momento se supieron amigas inseparables. Santonja nos dej¨® demasiado pronto, en el a?o 2000, a los 66 a?os. Su compinche ¨Chija del bar¨®n holand¨¦s Van Aerssen y una sevillana veintitantos a?os m¨¢s joven, pariente lejana de Audrey Hepburn, bisnieta de toreros, enemiga ac¨¦rrima de la tauromaquia¨C nos acompa?¨® hasta 2015. Pero muchas de sus casi 100 canciones nos sobrevivir¨¢n a todos.
Las ador¨® una intelectualidad escueta pero distinguida: alg¨²n moderno de Malasa?a, el n¨²cleo duro de la facultad de Bellas Artes, los prebostes del cine de autor. Jaime de Armi?¨¢n estaba casado con Elena Santonja, la hermana de Carmen. Las portadas de sus elep¨¦s se las firmaban Juan Carlos Eguillor o Iv¨¢n Zulueta. L¨¢stima que les aterrorizara cantar en directo, pero eso ya poco importa. Fueron, como les dijo Armi?¨¢n, ¡°ese hijo que no nos merecemos, como tampoco nos merecimos a Quevedo o el Arcipreste de Hita¡±.
Un metro cuadrado
(Cara B del sencillo La bruja, 1970)
Ya desde el primer instante, ingenio y un pellizco de vitriolo. ¡°Un manifiesto existencialista lleno de vida y humor que dispara versos a la l¨ªnea de flotaci¨®n del ego de los artistas¡±, se maravilla Bernardo Fuster, cantante de Suburbano y uno de los grandes divulgadores del d¨²o madrile?o (de ah¨ª su disco Cantan a Vainica Doble, publicado en 2006 junto al cantautor catal¨¢n Sisa, que incluye 15 versiones).
Guru Zakun Kin Kon
(De Vainica Doble, 1971)
Un delirante cuento infantil sobre un drag¨®n ¡°buen mozo, guapo y galante, de noble condici¨®n¡±, que anhelaba ser astronauta. Las vainicas adoraban a la chiquiller¨ªa y escrib¨ªan para ella. ¡°Los hijos de los amigos¡±, dec¨ªa Gloria, ¡°nos tomaban por hadas y no pod¨ªan dormirse si no escuchaban nuestras canciones¡±.
¡®La cigarra y la hormiga¡¯
(De Vainica Doble, 1971)
De nuevo la apariencia c¨¢ndida¡ y el colmillo afilado. Esta versi¨®n libre de la f¨¢bula de Esopo introduc¨ªa un factor anticapitalista: la hormiga era una acaparadora presa del ¡°ego¨ªsmo fiero¡±. En los colegios m¨¢s reaccionarios la vetaron como ejemplo de ¡°canci¨®n destructiva¡±. Al tiempo, la censura se puso suspicaz con ?Qui¨¦n le pone el cascabel al gato?, temiendo que ocultara una cr¨ªtica a Franco. El LP estuvo cuatro meses secuestrado. Por si acaso.
Habanera del primer amor
(De Heliotropo, 1973)
Una pieza que apenas convenc¨ªa a sus autoras. El poeta Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, que se erigi¨® en benefactor (y logr¨® honores de productor en los cr¨¦ditos), les dijo que no les grabar¨ªa el ¨¢lbum si la descartaban. Acab¨® erigi¨¦ndose en el primer gran ¨¦xito, si puede llamarse as¨ª. La letra, sobre ese ef¨ªmero amor adolescente que se deshace ¡°como los flanes de arena¡±, es fabulosa.
Coplas del iconoclasta enamorado
(De Heliotropo, 1973)
El otro gran icono en un disco entonces ignorado y hoy objeto de veneraci¨®n. Una historia de amor sin paliativos, tan incondicional que la pareja tem¨ªa sonar ligeramente reaccionaria. Pero todo, claro, en clave vainillesca: ¡°Si te asusta el mayordomo / con su aire de Boris Karlof / por ti lo despedir¨¦, mi amor¡±.
D¨¦jame vivir con alegr¨ªa
(De Contracorriente, 1976)
Su disco m¨¢s rockero, producido por Gonzalo Garc¨ªa Pelayo (con el que acabar¨ªan solo regular), incluye este himno a la liberaci¨®n femenina frente al paternalismo. ¡°Rubias gentes me tienen compasi¨®n / porque me falta alg¨²n diente / y entre dientes me r¨ªo yo¡±. Tres d¨¦cadas m¨¢s tarde la har¨ªa suya Grupo de Expertos Solynieve, la banda paralela de Jota (Los Planetas).
Canci¨®n del eslab¨®n perdido
(De El eslab¨®n perdido, 1980)
Una pintoresca oda darwiniana: a favor de la evoluci¨®n (¡°Yo amo a Darwin¡±, proclamaba Carmen) pero esc¨¦ptica respecto al ser humano. En lo musical aporta un violonchelo delicioso. En lo po¨¦tico, enorme: ¡°?Yo qui¨¦n soy? Gusano de anteayer / Ameba de un pasado lejano¡±.
El tigre del Guadarrama
(De El tigre del Guadarrama, 1981)
El relato on¨ªrico, o m¨¢s bien alucin¨®geno, de una pesadilla (con canto tirol¨¦s intercalado). Bernardo Fuster a¨²n hoy se asombra: ¡°Una genialidad en el juego de im¨¢genes, versos y m¨²sica. Cada vez que la escucho sigo descubriendo algo nuevo¡±.
Un sise?or con las patas verdes
(De Taquicardia, 1984)
Del disco m¨¢s ambicioso, bajo los auspicios del siempre a?orado Mario Pacheco, impulsor del sello Nuevos Medios. Si aplicamos algo de copla y altas dosis de surrealismo a una canci¨®n de amor, el resultado es este. ¡°Ni Celebrando la ceremonia de la confusi¨®n, de Fernando Arrabal, podr¨ªa superar esto¡±, sentencia Fuster.
La vegetariana
(De En familia, 2000)
Tras una larga ausencia llegar¨ªa un regreso desdichado e incomprensible: Carbono 14 (1997), junto a Miguel ?ngel Arenas, primer productor de Alejandro Sanz. La despedida, con Santonja ya muy malita, fue este disco ingenios¨ªsimo, burl¨®n y entre amigos. La vegetariana tiene tanto swing y tanta guasa (¡°No todo lo verde es bueno / Hay tambi¨¦n mucho veneno¡±) que solo se la tomar¨¢ a mal quien carezca de sentido del humor.
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