Donde nunca llega el virus
Cinco municipios de Madrid son los ¨²nicos rincones de la regi¨®n m¨¢s afectada de Europa en los que no se ha registrado jam¨¢s un caso de covid-19

A estos cinco municipios de la regi¨®n m¨¢s afectada de Europa nunca ha llegado el coronavirus: La Hiruela, Robledillo de la Jara, Navarredonda y San Mam¨¦s, Somosierra y Horcajo de la Sierra. Son poblaciones de la sierra de Madrid, en altitud, donde hace un fr¨ªo que pela. Tienen poco m¨¢s de cien habitantes y la vida social de sus vecinos, en su mayor¨ªa jubilados que echan la ma?ana jugando a las cartas o paseando por la carretera, no requiere estrecheces ni aprietos. ¡°Estoy muy a gusto lejos del coronavirus, aunque hay poca diversi¨®n. No te puedes arrimar a la gente y tienes que llevar la mascarilla puesta. Que nos tengamos que ver as¨ª, con lo bonita que era la vida¡±, reflexiona Jos¨¦ Sanz, de 75 a?os, mientras recoge manzanas y tomates en una huerta. En una ba?era vieja ha sembrado hortalizas.
Si sobre un mapa la Comunidad de Madrid es una especie de tri¨¢ngulo torcido hacia a la izquierda, Somosierra ser¨ªa el v¨¦rtice m¨¢s alto. Aqu¨ª, en la cima, a casi 1.500 metros sobre el nivel del mar, el coronavirus llam¨® un d¨ªa a la puerta de un vecino. ¡°Tuvimos un caso en marzo que ten¨ªa toda la pinta¡±, cuenta el alcalde, Francisco Sanz. Desde entonces, del bicho abstracto no queda ni rastro. Aquello, aunque no est¨¢ confirmado porque no hubo ning¨²n test que lo confirmara, era un caso positivo. ¡°Era blanco y en botella¡±, asegura el alcalde. Aquel d¨ªa de marzo se present¨® una ambulancia en el pueblo. La noticia de que el bicho hab¨ªa llegado se expandi¨® por los m¨®viles como una onda expansiva. El miedo atraves¨® todas las casas sigiloso y raudo. De la ambulancia se bajaron dos enfermeros con el traje blanco de EPI, una especie de mono blanco muy parecido al que usan los apicultores. Sanz dice que esa fue la ¨²nica vez que el bicho se asom¨® por Somosierra. La familia, que en teor¨ªa estaba infectada, cumpli¨® con toda la cuarentena. ¡°Todos mis vecinos se han portado muy bien¡±, cuenta ahora orgulloso. D¨ªas m¨¢s tarde, la Unidad Militar de Emergencias desinfect¨® a chorros todos los rincones del pueblo. Ocho meses despu¨¦s el coronavirus solo es una pandemia que sale por la tele.
¡°Yo no bajo a Madrid ni loca¡±. Yolanda Cerezo es la due?a del ¨²nico hotel del pueblo. Un alojamiento privilegiado para camioneros amantes de la madrugada. Abr¨ªa las 24 horas al d¨ªa todos los d¨ªas del a?o excepto Nochebuena y A?o Nuevo desde 1955. Ya no. La plantilla que ten¨ªa se ha quedado a la mitad. De nueve, a cinco. Dice que sus dos hijos, de 17 y 16 a?os, est¨¢n limpios. ¡°Y cuando me dice que viene uno de sus amigos de Madrid le digo que no ¡ªhace el gesto con la mano¡ª que no¡±.
¡ªEl coronavirus aqu¨ª no viene por el fr¨ªo.
Alfonso Cerezo es hermano de Yolanda y el carnicero del pueblo. Un tipo de campo, sereno, cincuent¨®n, acostumbrado al silencio. Tiene unos chuletones tan enormes que parecen orejas de elefante. A 17 euros el kilo. ¡°Esto¡±, explica con un cuchillo gigantesco, ¡°son 10 minutos a la parrilla con sal gorda. No tiene m¨¢s¡±. Un buen fin de semana despachaba dos chotas, ahora, sin apenas turismo, no vende ni media. De hacer cajas de 3.000 euros los s¨¢bados y los domingos a la mitad de la mitad de la mitad. A casi nada. La pandemia econ¨®mica s¨ª llega.

Hace unos d¨ªas que se ha hecho con un perrillo, un pastor alem¨¢n tiz¨®n que revolotea el rabo cuando alg¨²n vecino osa mirar por su cancela. A¨²n no sabe que en menos de un a?o ser¨¢ otro guardi¨¢n de la sierra. Cerezo, al verlo tan contento, cuenta una teor¨ªa sin base cient¨ªfica que ser¨ªa raro si dentro de cien a?os no se estudia en Somosierra. Dice que el coronavirus no viene por aqu¨ª porque hace much¨ªsimo fr¨ªo. Su teor¨ªa es muy simple, pero la pr¨¢ctica es a¨²n mejor. Una vez, cuando era un jovenzuelo, caminaba junto a sus vacas por la ladera de la monta?a. Sub¨ªa ladera arriba, atravesando caminos centenarios repletos de pastos que a¨²n est¨¢n sin marcar. Sus vacas y sus perros ven¨ªan llenos de garrapatas escondidas entre los pelos, como si fueran cientos de tarzanes agarrados en lianas. ¡°Y al pisar Somosierra, del fr¨ªo, todas estaban muertas¡±.
El hombre que filosofaba en su huerta al inicio de esta historia, Jos¨¦ Sanz, es vecino de Horcajo, donde viven 147 personas. Tras la pandemia hay 40 m¨¢s que han hecho del pueblo su primera residencia, en lugar de la segunda. Ya no van y vienen tanto a Madrid como antes. Aquel lugar que se ve en el horizonte es Mordor. Ning¨²n vecino se ha infectado por estos lares. Aunque no por eso no conocen el dolor. Un hermano mayor de Sanz, de 82 a?os, lo agarr¨® en marzo y muri¨® en apenas una semana. ?l, poblaci¨®n de riesgo porque hace 22 a?os sufri¨® un infarto (¡°estuve m¨¢s para ac¨¢ que para all¨¢¡±), est¨¢ m¨¢s tranquilo aqu¨ª que en la capital. ¡°Hay poco p¨²blico y estamos al aire libre, en plena sierra. Es dif¨ªcil que nos alcance. La gente sale poco. Se conoce que hay mucha gente que le tiene mucho miedo¡±, a?ade.
El alcalde podr¨ªa ser el nieto del hortelano. Adri¨¢n Manzanares Uceda tiene 27 a?os. Est¨¢ orgulloso de que el pueblo est¨¦ libre de covid-19, aunque en mayo tuvo un sobresalto. En los datos que hace p¨²blicos el Gobierno regional aparec¨ªa Horcajo como el pueblo con mayor incidencia. En las siguientes comunicaciones el pueblo volvi¨® a aparecer con cero casos. Quiz¨¢ todo se trat¨® de un error.
Al otro lado de la sierra, Garganta de los Montes era covid free, como dice su alcalde, hasta hace dos semanas. Juan Carlos Carretero fue un pionero. Antes de que la presidenta Ayuso decretara el cierre de los establecimientos no esenciales ¨¦l ya le pidi¨® a los bares y a las casas rurales que bajaran la persiana. Se ocup¨® de hacerle la compra a la gente. Le llamaban el alcalde Amazon. Al acabar el confinamiento la poblaci¨®n pas¨® de 350 a 425 personas. ¡°Aparecer¨¢ en los libros de historia como el ¨¦xodo urbanita de 2020¡±.
En verano se triplic¨® la poblaci¨®n. El asunto se descontrol¨® y lleg¨® el primer positivo. Al poco tiempo el segundo. El alcalde dice que nos saben qui¨¦nes son y hasta duda de que est¨¦n ahora mismo viviendo aqu¨ª. ¡°El problema es que no nos dan datos a los alcaldes. Creo que deber¨ªan, cumpliendo la protecci¨®n de datos. Nadie mejor que un alcalde puede controlar a la persona que est¨¢ infectada y su c¨ªrculo¡±.
Alcaldes rastreadores. No es mala idea. Ese es el trabajo que hizo el alcalde de Robledillo, Guillermo Crescente Garc¨ªa del Moral. ¡°Oficialmente no tenemos ning¨²n caso¡±. El municipio ten¨ªa 70 vecinos. Garc¨ªa se interesaba por ellos todas las semanas. Hacia 52 llamadas en las que invert¨ªa cuatro horas. Ninguno tuvo s¨ªntomas: ¡°Jubilados, muy sanos, tienen su huerto, pasean, est¨¢n muy activos. Eso les ayuda¡±.
Al principio le cost¨® concienciar a los vecinos¡ Ahora cumplen las normas con talante militar. Apenas se acercan unos a otros. ¡°Madrid es muy grande y hay mucho contacto interpersonal. Es muy complicado ir en el metro y no tener a otra persona cerca. Aqu¨ª no tenemos metro. No nos hace falta¡±.

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