De Madrid a Huelva: la playa como refugio del virus
Familias que abandonan la zona cero de la pandemia para vivir, emprender y trabajar en una de las provincias con menor impacto
¡°Nuestra salida de Madrid fue como una peli de ciencia ficci¨®n. Solo ve¨ªamos ambulancias, ej¨¦rcito y polic¨ªas¡±. El 26 de marzo Teresa, de 36 a?os, decidi¨® hacer la maleta y, muy a su pesar, marcharse. Hac¨ªa una decena de d¨ªas que los espa?oles hab¨ªan sido absorbidos por el estado de alarma. Su padre estaba en la UCI con coronavirus en Sevilla y las llamadas de tel¨¦fono de su madre eran cada vez m¨¢s angustiosas. Al mismo tiempo, el gigante estadounidense de cigarrillos electr¨®nicos Juul para el que trabajaba como directora comercial se preparaba para cerrar en Espa?a. Eso acab¨® ocurriendo en mayo. Pero estar parada no significa estar quieta. Tocaba buscar una nueva f¨®rmula que permitiera compaginar el estar m¨¢s cerca de la familia y, al mismo tiempo, reinventarse. Tras Londres, Barcelona, Las Palmas, ?msterdam y Madrid, Teresa ha recalado ahora en Punta Umbr¨ªa. Vuelta a sus ra¨ªces.
Esta localidad costera onubense ha visto en la pandemia un fil¨®n para engrosar su padr¨®n, que ha crecido en 789 personas a lo largo de este 2020, lo que supone un 5% de sus 15.830 habitantes. De ellos, 55 son extranjeros y 60 de fuera de Andaluc¨ªa, de los que 18, el 30%, han llegado desde Madrid. Estos son solo los datos oficiales, pues se desconoce el n¨²mero de no empadronados. La mayor¨ªa de los nuevos inscritos se ha instalado en zonas de segundas residencias que, a estas alturas de octubre, est¨¢n ya medio desiertas.
La covid-19 est¨¢ detr¨¢s de la llegada de Teresa a la playa y tambi¨¦n est¨¢ detr¨¢s de dos de las tres iniciativas en las que, desde junio, se ha embarcado ya. Por un lado, forma parte de un proyecto de tecnolog¨ªa espa?ola dise?ada en China que garantiza la eliminaci¨®n de virus y bacterias en interiores. Se trata de los purificadores de aire Ductfit, que act¨²an tanto en part¨ªculas en suspensi¨®n como en superficies. Su implantaci¨®n le lleva a viajar con frecuencia a Madrid. Por otro, participa a trav¨¦s de BBB Labs en la distribuci¨®n de test serol¨®gicos y de ant¨ªgenos para hacerlos m¨¢s accesibles a las empresas. M¨¢s all¨¢ del sector que combate a la pandemia, Teresa ha creado una comercializadora de aceite de oliva ecol¨®gico. Est¨¢ convencida de que instalarse en un pueblo como Punta Umbr¨ªa de 15.000 vecinos viniendo de una urbe de m¨¢s de tres millones no tiene que estar re?ido con el emprendimiento.
Fue hace ahora un siglo cuando los brit¨¢nicos destinados en la compa?¨ªa minera Riotinto empezaron a disfrutar de esta lengua de tierra como balneario. Hoy la sede del Ayuntamiento de este pueblo pesquero sigue el modelo arquitect¨®nico heredado de aquellas primeras construcciones levantadas en lo que se conoc¨ªa -y muchos siguen conociendo- como la Punta de los Ingleses. Es ah¨ª, en lo que oficialmente se llama la Canaleta, donde ha hecho su apuesta a largo plazo la trotamundos y urbanita Teresa junto a su mujer, Mercedes. Atr¨¢s qued¨® su alquiler en la zona del Bernab¨¦u. No solo se han empadronado en Punta Umbr¨ªa sino que han comprado un apartamento.
En el Consistorio no ocultan que ven en la baja tasa de incidencia del coronavirus un motivo para explicar el repunte del padr¨®n. La propia alcaldesa, Aurora ?guedo, reconoce en una nota de prensa del 7 de octubre que muchos se van a quedar durante todo el a?o gracias al teletrabajo. En el ¨²ltimo pleno municipal acordaron incluso impulsar una campa?a para seguir atrayendo a m¨¢s vecinos de fuera.
Por impacto del coronavirus, Madrid, con 274.416 casos entre sus 6,6 millones de habitantes, y Huelva, con 2.325 casos entre sus 521.000 habitantes, se encuentran en polos opuestos seg¨²n datos de ambos gobiernos auton¨®micos. La variaci¨®n de muertes en 2020 con respecto a 2019, seg¨²n el INE, es de un 6% en la provincia andaluza frente a un 44% en la comunidad madrile?a.
Es complicado cruzarse estos d¨ªas con alguien en el complejo Everluz, un monumento en honor al ladrillo tur¨ªstico de dudoso gusto. Son cinco torres levantadas a finales de los a?os setenta para acoger al vendaval de veraneantes. Evaporado el bullicio estival, el supermercado de la cadena Mas ha clausurado ya una parte importante de los lineales con productos y ha reducido de manera m¨¢s que dr¨¢stica sus empleados. Ahora atiende una sola cajera donde hace unas semanas hab¨ªa ocho por turno. A la sombra de esos bloques, solo dos de los 19 adosados de la urbanizaci¨®n Las Dunas est¨¢n ocupados enfilada la segunda quincena de octubre. Una de ellas la adquirieron hace medio siglo los padres de Mar¨ªa, de 40 a?os, que, tras una d¨¦cada en Aravaca, se ha mudado ahora a Punta Umbr¨ªa junto a su marido, Antonio, de 39, y sus dos hijos.
Llevaban tiempo buscando una oportunidad para regresar a Huelva, de donde son los dos, y el empuj¨®n que necesitaban se lo ha dado la pandemia. La enfermedad ¡°nos ha demostrado adem¨¢s que el teletrabajo es posible¡±, se?ala Mar¨ªa, que ya ten¨ªa su despacho en casa como consultora en la selecci¨®n de candidatos. Antonio es arquitecto en una empresa de franquicias del sector de la restauraci¨®n y ni siquiera en Madrid estos d¨ªas de estado de alarma podr¨ªa estar en contacto directo con sus compa?eros. Mar¨ªa no ve m¨¢s que beneficios: ¡°Vemos el mar y cargamos las pilas a diario. Hemos ganado en todo. En tiempo, a nivel emocional y en cercan¨ªa a la familia. Esto es calidad de vida. Es como tener un ratito de mini vacaciones con playa todos los d¨ªas¡±.
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Secuelas siete meses despu¨¦s
El tercer hijo de Desir¨¦ vino al mundo en Madrid el pasado 11 de marzo. Desde el a?o 2004 esa del 11-M es una fecha negra en la historia de la capital y en este 2020 la pandemia hab¨ªa ensombrecido ya la vida en la ciudad. Al tiempo que el beb¨¦ sal¨ªa de su vientre, Desir¨¦, de 37 a?os, notaba ya los primeros s¨ªntomas de la covid-19. Malestar y p¨¦rdida de olfato. No se hac¨ªan pruebas todav¨ªa para detectar casos positivos. Su regreso a casa el d¨ªa 13 coincidi¨® con el anuncio del estado de alarma por parte del Presidente Pedro S¨¢nchez. Los abuelos acudieron a conocer al nuevo nieto y a ayudar a su hija. Convivencia, cercan¨ªa y cari?o. El virus se pase¨® a sus anchas y casi toda la familia ha generado anticuerpos.
Durante el verano en la playa de Islantilla (Huelva) Desir¨¦ tom¨® la decisi¨®n junto a Juan, su marido, tambi¨¦n de 37 a?os, de no regresar a Madrid. Hab¨ªa que combatir la angustia de alguna forma. Hicieron la mudanza, han comprado un apartamento y se han empadronado en Isla Cristina, municipio que comparte con Lepe esa playa. El peque?o de siete meses va a la guarder¨ªa y sus hermanos, de cuatro y tres a?os, al colegio Las Gaviotas. No son los ¨²nicos que han llegado a este centro desde Madrid y sus responsables reconocen que algunas familias que buscaban plaza no la han logrado.
Juan, ingeniero en el sector de las energ¨ªas renovables, puede teletrabajar desde Islantilla. Las consecuencias del virus sin embargo mantienen todav¨ªa a Desir¨¦, auditora de control de calidad, con secuelas y de baja. Se alegra, a 600 kil¨®metros de distancia, de no estar viviendo el estado de alarma impuesto estos d¨ªas en la capital. ¡°Mal no hemos hecho¡±, valoran los dos. ¡°Esto nos transmite mucha tranquilidad y para los ni?os est¨¢ muy bien¡±. De hecho saben que la que hasta el curso pasado era la clase de su hijo mayor en Madrid esta semana est¨¢ confinada por la covid-19. Siete meses despu¨¦s Desir¨¦ vive m¨¢s tranquila en la playa pero sigue viendo doble por su ojo derecho.
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