Cuando el vecino taconea en el sal¨®n
La Polic¨ªa Municipal de la capital interviene en 300 fiestas ilegales durante el fin de semana
Seis de la tarde del s¨¢bado. Acaba de decaer el estado de alarma, pero entran en vigor las nuevas restricciones del Gobierno regional por el coronavirus. La emisora de la Polic¨ªa Municipal recibe la llamada desesperada de un vecino de Entrev¨ªas. Cerca de la m¨ªtica calle de Peironcely, donde Robert Capa fotografi¨® a unos ni?os en plena Guerra Civil, un hombre no puede descansar. En el piso de arriba est¨¢n celebrando una fiesta de cumplea?os, con la m¨²sica a todo volumen y con tacones incesantes que hacen temblar hasta el techo. Esta es solo una de las 300 celebraciones ilegales a las que ha tenido que enfrentarse durante el fin de semana los agentes locales y que han terminado con una larga lista de propuestas de sanciones.
Los agentes de un coche patrulla se dirigen a la casa del denunciante. El ruido es de tal volumen que incluso en el piso de abajo les es complicado, casi imposible, mantener una conversaci¨®n con el afectado. La m¨²sica y el ruido se cuelan por todo el inmueble. Las paredes vibran. El vecino les confiesa incluso que est¨¢ a punto de comenzar un tratamiento m¨¦dico para vencer el insomnio y la ansiedad que le produce esta situaci¨®n, que ya dura bastante tiempo. De hecho, el fin de semana anterior ya acudi¨® por las mismas circunstancias agentes de la Polic¨ªa Nacional.
Los funcionarios suben al piso donde se produce el estruendo y comprueban que hay m¨¢s de una veintena de personas celebrando el cumplea?os. Y ello, pese a que la normativa regional proh¨ªbe que lo hagan m¨¢s de seis personas si no son convivientes. Se levantan las correspondientes actas de sanciones y se ordena al due?o de la vivienda que quite la m¨²sica. El hombre se resiste y los agentes se lo tienen que decir en varias ocasiones hasta que otro de los asistentes accede.
La tranquilidad regresa a este bloque de Puente de Vallecas. Pero solo durante un rato. Unas dos horas despu¨¦s, la centralita del 092 recibe una nueva llamada. El vecino al borde del tratamiento m¨¦dico les requiere de nuevo. Cuando llegan otra vez los agentes, comprueban que el denunciado no les ha hecho caso y que la m¨²sica est¨¢ a¨²n m¨¢s alta. El afectado les dice, con graves dificultades para ser entendido por el estruendo, que al poco de irse su vecino de arriba aument¨® las molestias con golpes y voces. Todo ello lo constatan los agentes desde el sal¨®n del denunciante.
Tensa espera
De nuevo, vuelta arriba. Los polic¨ªas tocan a la puerta una vez. Dos. Tres. Cuatro. Pierden la cuenta y nadie les abre la puerta. Suben los golpes en la puerta. Los agentes les dicen que abran, que bajen la m¨²sica y que salgan de la casa todos aquellos que no residan en ella. Tras m¨¢s de 10 minutos de tensa espera, abre la puerta la sobrina del responsable de la vivienda. Este se niega a salir, pese a que se lo ordenan los funcionarios. Se lo dicen en numerosas ocasiones, pero no les hace ni caso. Les suelta que, si quieren, que entren ellos a por ¨¦l.
La sobrina hace de intermediario y les permite entrar en el domicilio, tras pedirles perd¨®n por la actitud de su t¨ªo. Los agentes encuentran al hombre tumbado encima de una cama. Se hace el dormido, pese a que est¨¢ vestido y calzado. Los polic¨ªas le detienen por un delito de desobediencia, al haber ignorado las ¨®rdenes que le dieron en la primera visita. Por supuesto, le cae una segunda denuncia por vulnerar la ordenanza de contaminaci¨®n ac¨²stica. Al arrestado le trasladan a comisar¨ªa tras ser reconocido por un m¨¦dico de guardia.
Este es uno de los casos m¨¢s significativos a los que se ha enfrentado este fin de semana la Polic¨ªa Municipal de la capital, que ha intervenido en casi 300 fiestas privadas, celebradas en domicilios o en locales que superaban la hora de cierre. En ellas, o hab¨ªa un n¨²mero de personas superior al permitido o no se usaban ni mascarillas ni ninguna medida de seguridad frente a la Covid-19. O ambas a la vez, seg¨²n fuentes policiales.
La acci¨®n m¨¢s importante contra el consumo de alcohol en la v¨ªa p¨²blica (botell¨®n) se dio en la zona de skate de Madrid R¨ªo en el distrito de Arganzuela, donde hab¨ªa 300 j¨®venes celebrando un botell¨®n sin medidas de seguridad ni uso de mascarillas. En las dos semanas que ha durado el estado de alarma reci¨¦n finalizado, las sanciones por este concepto han superado las 3.500, seg¨²n informaron fuentes policiales.
Las discotecas se trasladan a pisos privados
Un problema que ha detectado la Polic¨ªa Municipal de la capital es que los relaciones p¨²blicas de las discotecas y de bares de copas han camuflado sus negocios en locales alquilados para celebrar fiestas e incluso en pisos privados. Estas celebraciones, que se contacta en su mayor¨ªa por redes sociales tipo WhatsApp entre los contactos de los relaciones p¨²blicas, no cuentan con ning¨²n tipo de permiso y vulneran la legislaci¨®n actual.
La entrada se hace solo mediante esos contactos, a los que se comunica en qu¨¦ local, en qu¨¦ piso y a qu¨¦ hora se puede acudir. El precio incluye un llamado fondo de resistencia, con el que se paga la sanci¨®n administrativa en caso de ser descubiertos por la polic¨ªa. Tambi¨¦n se destina parte de lo recaudado a dar dinero a los vecinos afectados por el ruido en caso de que amenacen con llamar a los agentes. Es decir, se les soborna para que est¨¦n en silencio. El fin, que la m¨²sica y la diversi¨®n no paren incluso en el toque de queda.
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