Las 10 de¡ Pereza
Gatas y gatos anduvimos colgados de Rub¨¦n y Leiva. Rock del foro y orgullo generacional: un s¨ªmbolo del nuevo siglo
Rub¨¦n Pozo y Jos¨¦ Miguel Conejo. Lo m¨¢s rocanrol de por aqu¨ª. Alameda de Osuna, un barrio en teor¨ªa perif¨¦rico y modosito, como epicentro del rollo. Era ah¨ª donde hab¨ªa que estar. Leiva y Rub¨¦n: tal para cual. T¨¢ndem paradigm¨¢tico de nuestra escena urbana, u?a y carne hasta que dejaron de serlo. Pero mientras dur¨®, dur¨®. Y mereci¨® mucho la pena.
Les bast¨® una d¨¦cada para dejar una huella imborrable entre la chavalada, pero tambi¨¦n los que peinaban canas acabaron reconoci¨¦ndoles legitimidad y galones. Fueron solo diez a?os, de 2001 a 2011. Cinco discos de estudio m¨¢s alg¨²n recopilatorio. Rub¨¦n ven¨ªa de liderar Buenas Noches Rose. Leiva fue admirador, pupilo, alumno aventajado, correligionario y, en ¨²ltimo extremo, acaparador de focos. Un final algo amargo, pero consabido: celos, recelos, colisiones de talantes y talentos. Suspicacias. La vida misma. A fin de cuentas: puro rock.
¡®T¨² qu¨¦ tal¡¯
(De Pereza. 2001)
Uno de esos relatos costumbristas que Pozo bordaba en los albores del nuevo siglo. Un tipo se despanzurra para ver Tibur¨®n 2 en la tele, intentando en balde no echar tanto de menos a su ex. Amargura de la vida real, pellizco tan reciente que a¨²n escuece. Y una m¨²sica con ese punto arrastrado, a lo Lou Reed, que por los mentideros madrile?os tradujimos con el deje de Qu¨¦ hace una chica como t¨²¡
¡®Manager¡¯
(De Algo para cantar. 2003)
Sirvi¨® muchos a?os como tema de apertura para los directos. Y cuando hab¨ªa poco tiempo y se precisaba de impulso en¨¦rgico, se volvi¨® imprescindible. ¡°Es rock ca?erillo del que nos gusta, pero ten¨ªa un punto at¨ªpico en nuestro rollo: cuenta una historia en la que el cantante no es protagonista¡±, anota Rub¨¦n. Una curiosidad para los m¨¢s fans: fue, cuando a¨²n era solo una maqueta, la primera canci¨®n de Pereza que son¨® en la radio. El locutor de Radio 3 Jos¨¦ Mar¨ªa Rey puede presumir del m¨¦rito y el olfato.
¡®La noria¡¯
(De Algo para cantar. 2003)
Una canci¨®n at¨ªpica ¨Cpor reposada, ac¨²stica y sentimental¨C que remite todav¨ªa a aquellos primeros tiempos exploratorios en materia estil¨ªstica. Los vaivenes afectivos, simbolizados con un referente obvio pero result¨®n: los altibajos de la noria. ?A qui¨¦n no le ha pasado eso de que las cosas parezcan marchar sobre ruedas hasta que, de repente, ¡°en una curva nos salimos de la carretera¡±?
¡®Animales¡¯
(De Animales. 2005)
¡°C¨®meme hasta que no me quede carne ni piel¡±. El huesudo Leiva toma la delantera con este monumento de chuler¨ªa cheli y vocaci¨®n eminentemente l¨²brica. El gusto por la seducci¨®n subida de tono ya era muy evidente en Princesas, el tema de presentaci¨®n en este tercer disco, pero aqu¨ª se sublima el componente t¨®rrido (¡°Roerte, socorrerte, atarte, mojarte¡¡±). Suena a la vez a todos sus antecesores evidentes, de Ronaldos a Tequila, Burning o Los Rodr¨ªguez.
¡®Caramelo¡¯
(De Los amigos de los animales. 2006)
Sorpresa, sorpresa. En el consabido disco de d¨²os y colaboraciones ca¨ªan por su propio peso nombres como los de Burning, Carlos Tarque, Ariel Rot, Quique Gonz¨¢lez o Iv¨¢n Ferreiro, pero los Pereza sacan punta al potencial sabros¨®n y travieso de Caramelo para compartirlo con Kevin Johansen, el argentino proveniente de la fr¨ªa Alaska que canta con profunda voz de bar¨ªtono. Todo a punto para que las genuflexiones tambi¨¦n cruzaran el charco.
¡®Estrella polar¡¯
(De Aproximaciones. 2007)
Leiva construye un temazo a partir de una ocurrencia de callejero, la contemplaci¨®n de una calle de Moratalaz m¨¢s bien anodina (Estrella Polar) a la que ¨¦l extrae toda su poes¨ªa nominal. Una de esas melod¨ªas ascendentes para quedarse af¨®nico durante los conciertos; sobre todo en ese ¡°Hoy, cielo, vienes a por m¨ª, pero por Dios¡¡±. Desde entonces, Conejo ha repetido este giro apote¨®sico con asiduidad, pero seguimos qued¨¢ndonos con esta formulaci¨®n original.
¡®Yo nac¨ª para estar en un conjunto¡¯
(De Aproximaciones. 2007)
Con la colaboraci¨®n de Quique Gonz¨¢lez, una historia bonita y sentida para las tribus mel¨®manas. Y un emblema en clave interna: t¨¦cnicos, operarios y dem¨¢s currantes quedaban para escucharla juntos, a menudo abrazados, durante los conciertos. Sobre todo durante la estrofa que empieza ¡°Para todas las bandas, picando piedra en la carretera¡¡±.
¡®Margot¡¯
(De Aproximaciones. 2007)
A partir de una estructura at¨ªpica, de alguna manera circular, Rub¨¦n es capaz de conducir el discurso hacia una abrumadora tormenta el¨¦ctrica. Sin llegar al nivel de catarsis colectiva que generaba Lady Madrid, acab¨® convirti¨¦ndose en un puntal para los directos.
¡®4 y 26¡¯
(De Aviones. 2009)
Un relato supuestamente autobiogr¨¢fico de Pozo, con todo el sabor de la incertidumbre e irrealidad de las altas horas de la madrugada. Conseguid¨ªsima canci¨®n de amor a una fan, afortunada tanto en lo musical como lo mel¨®dico. Merece revisi¨®n urgente.
¡®Ll¨¦vame al baile¡¯
(De Aviones. 2009)
?ltima canci¨®n del ¨²ltimo disco, lo que le concede un precioso valor simb¨®lico. Sobre todo por su g¨¦nesis, plenamente colaborativa: la empez¨® Leiva, que tras dos estrofas y un estribillo se la entreg¨® a Rub¨¦n para que este la rematara. Los dos se juntan en el ¨¦xtasis final, hermanados para siempre bajo la guitarra de Ariel Rot. Pozo: ¡°Como 10 o 12 personas ya me han confesado que la hicieron sonar para casarse. ?Estamos en las bodas! Es bonito, qui¨¦n nos lo iba a decir¡¡±.
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