Costello Club: una conspiraci¨®n contra el aburrimiento
Madrid ha sido una ciudad con clubs selectos destinados a ambientes exclusivos y Costello Club, cerrado desde el estallido de la pandemia, ha sido el hogar canalla de la m¨²sica ¡®indie¡¯
Ser VIP siempre ha tenido su punto. Algunos lo saben tanto que parecen haber nacido para ello. Piensen en Henry Hill, tirando de la mano de Karen y entrando al famoso Copacabana al ritmo juguet¨®n y contagioso de las Crystals, durante ese magn¨ªfico plano secuencia de tres minutos en Uno de los nuestros. La risa tonta de Ray Liotta y los ojos asombrados de Lorraine Bracco, en el papel de esos personajes c¨¦lebres de la pel¨ªcula de Martin Scorsese, esconden las dos caras de lo que significa pertenecer a un club selecto: la del que se sabe VIP y r¨ªe y la del que no entiende nada y simplemente observa.
Los negacionistas del coronavirus son los nuevos VIP en este mundo patas arriba. Forman parte de un club exclusivo del conocimiento, que cuenta con informaci¨®n privilegiada sobre el enga?o que supone esta pandemia. Piensan distinto, caminan distinto, dicen cosas distintas¡ Son aut¨¦nticos escogidos para destapar las mentiras y el complot del sistema.
En Madrid se juntaron cerca de mil el s¨¢bado en una marcha convocada por expolic¨ªas esc¨¦pticos. Como se pudo leer en las p¨¢ginas de este peri¨®dico el lunes en un reportaje firmado por Juan Diego Quesada, estos difusores de tesis conspiranoicas, aparte de existir, siempre saben lo que dicen para desmantelar la estafa del covid-19. Y dicen cosas como que ¡°grandes corporaciones qu¨ªmicas se est¨¢n dedicando a la fabricaci¨®n de venenos¡±, a ¡°modificaciones del ADN¡±, al uso del ¡°polisorbato 80 con brutal mortalidad¡± o a la transmisi¨®n del virus por el famoso 5G. Incluso, por saber, saben que ¡°los hospitales realmente est¨¢n vac¨ªos¡±.
Hubo un tiempo que ser VIP en Madrid era mucho menos conspiranoico, aunque no menos divertido. La capital siempre ha sido un territorio de locales privados destinados a alejarse de lo t¨ªpico, ofreciendo ambientes distintos y exclusivos. Locales que, inspirados en los clubes ingleses y estadounidenses, no salen en las gu¨ªas y se accede a ellos por estricta invitaci¨®n de un socio. Est¨¢n los existentes para la pompa de la jet set, como el Cha Ch¨¢ The Club, el Club Financiero G¨¦nova o El Matador, pero tambi¨¦n otros m¨¢s de batalla, destinados a la noche madrile?a canalla estirada hasta el amanecer. Son clubs que, adem¨¢s, se esfuerzan por mantener su privacidad. Es, por ello, que es mejor dejarlos en el anonimato.
En los alrededores de Tirso de Molina, se esconde uno de los mejores bajo una atm¨®sfera de jazz. En algunos de sus rincones la gente fuma marihuana, algo que es norma en alg¨²n fumadero clandestino de Lavapi¨¦s. En el barrio m¨¢s cool del mundo, seg¨²n la revista Time Out, tambi¨¦n se abri¨® antes de la pandemia un elegante speakeasy con ambiente castizo e incluso hay un club nudista. Por La Latina, descansa otro, en la planta baja de un edificio, con un ambiente ¨ªntimo con grandes sof¨¢s. Aunque m¨¢s recogido es uno en la zona de Malasa?a, camino de Gran V¨ªa, donde paraban muchos m¨²sicos del indie espa?ol y que acab¨® convirti¨¦ndose en lugar m¨ªtico y salvaje.
De ese ¨²ltimo llegaban muchos que ven¨ªan de Costello Club, garito fant¨¢stico que siempre ha ofrecido la sensaci¨®n de ser VIP sin necesidad de serlo. Abierto en octubre de 2005, Costello Club se hizo r¨¢pidamente el local del mundo de la m¨²sica en Madrid hasta el punto de que a la semana de inaugurarse aparecieron por ah¨ª los Strokes. Por all¨ª, desde el primer d¨ªa, era normal encontrarse tomando algo a Leiva, Bunbury, Quique Gonz¨¢lez, Iv¨¢n Ferreiro, Carlos Tarque, Sidecars, Xoel L¨®pez, Coque Malla, Zahara, ?ngel Stanich, Morgan, Vetusta Morla... ¡°Es m¨¢s f¨¢cil decir los m¨²sicos que no han ido que todos los que han ido¡±, explica Daniel Mar¨ªn, fundador del club junto a su hermano Paco.
Ubicado en la calle del Caballero de Gracia, al lado de Montera, el local, que ha sido caracter¨ªstico por abrir por la tarde y tener un gran ventanal que daba a la calle, lleva cerrado desde el estallido de la pandemia. Por este sitio refinado, con dos ambientes, uno en cada planta, se ofrec¨ªan conciertos de grupos emergentes, convirti¨¦ndose en una importante cantera de la ciudad con esa planta s¨®tano recordando a The Cavern, a la vez que hab¨ªa sesiones de Dj con el esp¨ªritu de ¡°catalizar relaciones¡± que inundaba todo.
En palabras de Dani: ¡°Aqu¨ª no solo ven¨ªan los que eran m¨²sicos sino tambi¨¦n los que quer¨ªan serlo y todos lo que giran en torno a la m¨²sica: productor, instrumentista, manager¡¡±. Tambi¨¦n fans, ¡°muy respetuosos¡± que entend¨ªan ¡°la intimidad de los m¨²sicos¡±. Tal es as¨ª que una noche apareci¨® el futbolista Xavi Alonso y la gente se le acerc¨® a pedir aut¨®grafos y fotos, pero nadie molest¨® a los muchos m¨²sicos que hab¨ªa. ¡°Es un c¨®digo no escrito del Costello: a los m¨²sicos se les deja a su bola¡±, explica Dani. Y otro c¨®digo, que siempre ha sido cierto en este bar de rock and roll y chupitos: ¡°Lo que pasa en Costello se queda en Costello¡±.
No hay nada m¨¢s VIP. Porque, puestos a tener que vivir en un mundo de conspiraciones, qu¨¦ mejor que cuando conspir¨¢bamos contra nosotros mismos y el temible aburrimiento.
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