Un mercado negro para inmigrantes ricos y pobres
Para tener sus papeles en regla los extranjeros en Espa?a compran citas para tr¨¢mites a gestores oscuros, un problema que ha agravado la pandemia
En Estados Unidos, Becky Harris hab¨ªa o¨ªdo del drama de los inmigrantes. En Espa?a, lo ha sufrido. Esta joven de Indian¨¢polis ha comprendido lo que significa ser uno de ellos al compartir cola a la intemperie en Madrid con extranjeros de ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica ante una comisar¨ªa de polic¨ªa donde son comunes los gritos, las ¨®rdenes y el trato rudo de los agentes. Como muchos de ellos, ha quedado indocumentada a causa del colapso de la Administraci¨®n espa?ola. Como ellos, se ha sentido desprotegida por un sistema donde personajes oscuros que muchos relacionan con las mafias ofrecen citas para tr¨¢mites por hasta 450 euros.
¡°La verdad que no ten¨ªa empat¨ªa con los inmigrantes hasta que me mud¨¦ aqu¨ª¡±, confiesa Harris, de 26 a?os. Procede del interior de EE UU, la zona del pa¨ªs donde arrasa Donald Trump. En EE UU estudi¨® periodismo y en Espa?a trabaja desde hace tres a?os como auxiliar en colegios biling¨¹es de la Comunidad de Madrid.
Este jueves hac¨ªa cola en la Brigada de Extranjer¨ªa de Aluche, un complejo policial al sur de la capital donde ¡°todos los extranjeros tienen pesadillas¡±. El motivo de su visita era que quiere viajar a EE UU para reunirse con sus padres en navidades, pero necesita pedir un permiso de regreso a Espa?a porque su Tarjeta de Identificaci¨®n de Extranjera (TIE) ha caducado. La solicit¨® en agosto pero a¨²n no ha recibido la nueva a causa de que solo unas decenas de funcionarios en Madrid asisten a cientos de miles de inmigrantes. La pandemia ha agravado el atasco y es probable que su TIE llegue el a?o que viene. Sin el permiso de regreso no podr¨ªa entrar en Espa?a despu¨¦s de navidades para reincorporarse a su colegio.
Ella se ha negado a pagar a uno de los muchos mercaderes de citas de extranjer¨ªa. Sus n¨²meros de tel¨¦fono circulan en grupos de WhatsApp y Telegram donde los extranjeros en Madrid comparten su desesperaci¨®n. Harris ha conseguido su cita ¡°por suerte¡±. Se pas¨® semanas refrescando la p¨¢gina del Gobierno hasta que apareci¨® un turno disponible.
¡°En este momento no hay citas disponibles. En breve, la Oficina pondr¨¢ a su disposici¨®n nuevas citas¡±. As¨ª todo el tiempo, d¨ªa y noche.
El sistema es peor que una lista de espera porque deja en el limbo al solicitante. Le obliga a poner en pausa su vida hasta que como por arte de magia aparecen las citas en la web, la Sede Electr¨®nica de las Administraciones P¨²blicas. Los funcionarios las suben al sistema a cualquier hora, a veces de madrugada. Sospechosamente, en Madrid hay un mundillo de conseguidores de citas que las ofrecen por precios que var¨ªan en funci¨®n de la desesperaci¨®n del extranjero. Fuentes policiales niegan que haya mafias y aseguran que los vendedores de citas son personas que se dedican a cazarlas al vuelo, sin cooperaci¨®n policial.
Todo extranjero en Espa?a tiene que padecer este atasco. Desde el millonario con ¡°visado de oro¡± hasta el pobre que llega con lo puesto. Hay mucho en juego. Sin la documentaci¨®n en regla el banco te puede cerrar la cuenta, el casero te puede echar de la vivienda y el empleador te puede dejar en la calle.
Harris subraya que su situaci¨®n no es ni de lejos tan dram¨¢tica como la de muchos compa?eros de cola. Es una de las m¨¢s de 2.000 auxiliares de conversaci¨®n en colegios de Madrid, un grupo de j¨®venes anglosajones que ha crecido en los ¨²ltimos a?os demandados por el sistema de ense?anza biling¨¹e. ¡°Por lo menos nosotros sabemos que no nos van a echar del pa¨ªs, pero imag¨ªnate los que est¨¦n esperando asilo¡±, dice.
Habla maravillas de Espa?a y est¨¢ agradecida con su gente, pero a veces se plantea irse. Ser inmigrante, tener menos derechos y ver c¨®mo se atasca tu vida parece un precio demasiado alto. Este jueves a¨²n no hab¨ªa podido comprar su vuelo a EE UU porque quer¨ªa esperar a tener su permiso de regreso en mano. ¡°Me encanta Espa?a y mi vida aqu¨ª pero cada vez que me toca hacer algo en extranjer¨ªa me dan ganas de volver a EE UU. Me pregunto, ?esto vale la pena?¡±.
Los auxiliares de conversaci¨®n de Madrid tienen un grupo con m¨¢s de 21.000 miembros en Facebook, donde han compartido sus malas experiencias con el sistema migratorio espa?ol. Muchos han pagado por citas para tr¨¢mites como toma de huellas o para solicitar un regreso temporal a su pa¨ªs despu¨¦s de pasar meses de frustraci¨®n ante la pantalla. Se quejan de las mafias y describen situaciones dram¨¢ticas. ¡°Pagu¨¦ a un abogado casi 95 euros para ser capaz de conseguir una autorizaci¨®n de regreso y ver a mi abuela en su lecho de muerte este verano¡±, dice una.
¡°Racismo institucional¡±
El mercado negro de citas viene de antes de la pandemia y ha sido denunciado desde hace a?os por activistas y abogados de extranjer¨ªa. De poco han servido los art¨ªculos aparecidos en prensa y las manifestaciones.
¡°Quieren que vaya con retraso¡±, critica la activista Safiya El Aaddam. Se pregunta por qu¨¦ no hay atasco con el DNI si se supone que est¨¢ hecho del mismo pl¨¢stico que un TIE, la identificaci¨®n de los extranjeros. ¡°Esto es un problema de racismo institucional¡±. Esta hija de inmigrantes cre¨® en enero un grupo de m¨¢s de 100 voluntarios (#TeCedoUnaCita) que busca citas para luego regal¨¢rselas a los inmigrantes necesitados. El Aaddam dice que han recibido m¨¢s de 6.000 solicitudes y han dado m¨¢s de 1.000 citas gratuitas.
El problema de fondo se resolver¨ªa, por supuesto, con m¨¢s funcionarios para gestionar los tr¨¢mites de extranjer¨ªa, pero tambi¨¦n reformando un dise?o de las colas que a veces es insensible y cruel. Hace dos a?os este peri¨®dico public¨® un reportaje sobre c¨®mo cientos de inmigrantes dorm¨ªan en la calle durante d¨ªas desesperados porque no eran capaces de iniciar un proceso de extranjer¨ªa com¨²n entre los extranjeros vulnerables, la solicitud de asilo. La polic¨ªa atend¨ªa por orden de llegada y le daba con la puerta en las narices al que quedaba fuera de un peque?o cupo diario. En cuanto sali¨® el art¨ªculo y llegaron las c¨¢maras de televisi¨®n, la polic¨ªa cambi¨® el sistema creando una lista de espera. Los agentes repartieron turnos a todo el mundo y los inmigrantes en espera pudieron ir a su casa y esperar a resguardo.
Desde entonces el sistema ha avanzado hacia la digitalizaci¨®n, pero no se han generalizado las listas de espera. La sensaci¨®n extendida es que quien no vota importa menos, a pesar de que pague impuestos y contribuya a sostener el pa¨ªs. ¡°Siempre el extranjero es el ¨²ltimo en importancia¡±, lamenta Constanza Su¨¢rez, presidenta de la asociaci¨®n de abogados de extranjer¨ªa Apaem. Pobres y ricos deben pasar por el mismo aro. ¡°El inmigrante de visa de oro tambi¨¦n cae en esta bolsa, lo que suele pasar es que muchos tienen enchufes, como todo en esta vida¡±, se queja la abogada de inmigraci¨®n Agustina Llana. Ella est¨¢ acostumbrada a tratar con clientes de multinacionales a los que no les queda m¨¢s remedio que sufrir como cualquier otro.
Esta experiencia igualadora es una lecci¨®n de vida. A Harris le ha hecho reflexionar sobre las ra¨ªces de su familia. Sus abuelos llegaron a EE UU desde Inglaterra con su padre reci¨¦n nacido en brazos en 1966. Casi todos en EE UU conocen la historia de inmigraci¨®n de sus ancestros y la relatan con orgullo, pero para las generaciones descendientes es m¨¢s complicado identificarse con la experiencia del reci¨¦n llegado. ¡°Siempre hemos tenido la idea de que somos un pa¨ªs de inmigrantes¡±, dice ella, ¡°pero nunca piensas lo que realmente es eso¡±.
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