J¨®venes autoconfinados: ¡°Si pasa algo, que no sea por mi culpa¡±
Cinco estudiantes en Madrid cuentan sus planes para cumplir con un ejercicio de responsabilidad social en estas fiestas
J¨®venes autoconfinados en sus domicilios o en sus habitaciones, j¨®venes responsables que se declaran en una cuarentena voluntaria para poder regresar sin riesgo a sus casas por Navidad. No es un espejismo. Es otra cara de la misma moneda, que no es complicado visualizar estos d¨ªas en Madrid entre universitarios. Despu¨¦s de tantas noticias sobre botellones y fiestas ilegales que se han difundido tras el verano, con el inicio del curso, llega esta otra realidad. El Gobierno regional hab¨ªa lanzado una campa?a publicitaria agresiva poniendo el foco en la juventud, dando por sentado su falta de responsabilidad con las consecuencias de una pandemia que parece no iba con ellos, describi¨¦ndoles como un colectivo m¨¢s pendiente de las copas y el baile que de la necesaria prudencia ante un virus que estaba matando a gente mayor. Sin embargo, en las redes sociales y grupos de WhatsApp de los universitarios madrile?os, aparece otro comportamiento. Dif¨ªcil precisar si es mayoritario, pero es posible encontrar j¨®venes autoconfinados.
Enrique Martos cursa un m¨¢ster en Ciencias Sociales en la Carlos III y cumplir¨¢ una cuarentena de 10 d¨ªas antes de viajar a Olula del R¨ªo, en Almer¨ªa, el 23 de diciembre. ¡°Nos reunimos para Nochebuena y no me gustar¨ªa que pasase nada. Pero si pasa, que no haya sido por mi culpa sino por el azar, que no lo podemos controlar. Es una bonita tradici¨®n y como yo estoy en Madrid casi todo el a?o solo puedo ir en Navidad y en verano¡±. La pandemia, asegura, no ser¨¢ la raz¨®n por la que no pueda ver a su familia y est¨¢ decidido a tomar todas las precauciones posibles. Nada de salir a correr, deporte que practica regularmente, ni disfrutar de los planes culturales que ofrece la capital.
Para Martos el riesgo es mayor. Tiene bastantes familiares que son grupo de riesgo por edad y una prima que padece lupus, una enfermedad cr¨®nica. Por eso, admite que va a haber cambios en sus costumbres navide?as: ¡°Voy a insistir con que est¨¦ ventilado, dejar las ventanas abiertas aunque haga fr¨ªo y aunque tengamos que meter m¨¢s ca?a a la lumbre. Es lo m¨¢s importante cuando estemos todos ah¨ª metidos¡±. Sin embargo, este a?o ¡°todos¡± son menos de lo usual. Ir¨¢ una de sus t¨ªas de Alicante, pero otra que vive all¨ª se quedar¨¢. Algunos de sus primos mayores siguen pensando si deben ir o no y sus amigos tampoco se van a acercar a su casa como en ocasiones anteriores. Aun as¨ª, el solomillo y las salchichas no faltar¨¢n, ni el pan de Calatrava que prepara su t¨ªa Julia.
La familia de Luc¨ªa Guerrero, estudiante de Publicidad en la Complutense, tampoco quiere que los abuelos se pierdan el cordero y la partida de bingo que juegan todos los a?os apostando turr¨®n. Llevan ya mucho tiempo sin juntarse. ¡°Ellos viven en Galapagar y han estado confinados hasta este lunes, casi un mes. Cuando vamos a verlos se asoman a la ventana y nosotros estamos en el patio, es hola y adi¨®s. As¨ª que tanto yo como mi padre, mi hermana, mis t¨ªos y mis primos vamos a autoconfinarnos una semana y pico antes¡±, cuenta esta joven de 18 a?os.
Nunca se han saltado unas Navidades y esta no iba a ser la excepci¨®n. ¡°No nos hemos planteado no ir porque a mis abuelos les hace mucha ilusi¨®n Pap¨¢ Noel y los regalos. Adem¨¢s, la vacuna tardar¨¢ hasta que sea accesible¡±, apunta. Pero Guerrero reconoce que ser¨¢ la primera vez que se turnen. En Nochebuena acudir¨¢ con su padre y su hermana, y la Navidad la pasar¨¢n solos porque ir¨¢n sus t¨ªos y su primo, para alternar los momentos con los abuelos.
Algunos, como Melody S¨¢nchez, tambi¨¦n de 26 a?os, todav¨ªa se est¨¢n planteando el autoconfinamiento para poder pasar unas Navidades seguras. A S¨¢nchez la idea le lleg¨® a trav¨¦s de un amigo que le coment¨® que iba a aislarse para evitar llevar el virus. ¡°Estoy d¨¢ndole vueltas porque mis clases son presenciales hasta el 17 y no tengo tanto margen hasta Nochebuena. Lo mejor que puedo hacer es reducir al m¨¢ximo mis interacciones sociales para irme tranquila. No voy a ir a ver las luces del Bot¨¢nico ni el mercado navide?o de Sol que me encanta. Aunque todav¨ªa no descarto quedarme sola en Madrid¡±, explica esta estudiante de m¨¢ster de profesorado en la Complutense.
Hay muchas cosas que poner en la balanza. Su padre, de 70 a?os, tiene una afecci¨®n pulmonar y cree que el viaje ser¨ªa una exposici¨®n ¡°innecesaria¡±. Pero su familia quiere que vaya, y en ese caso, ya hay un cambio de planes establecido. Debido al toque de queda, har¨¢n un almuerzo para que a los padres les d¨¦ tiempo a volver a la casa del pueblo, en Cantoria. Su hermana se acaba de mudar a Almer¨ªa capital y usar¨¢n su patio para mantener la distancia social y estar al aire libre. Pero hay cosas que no se pueden adaptar. Tomar las uvas con su abuela es algo que desaparece este a?o, pues ah¨ª s¨ª, ya han optado por no ir a verla. ¡°Ella est¨¢ ahora muy desconfiada¡±, confiesa la nieta.
Si para S¨¢nchez la preocupaci¨®n de su abuela es una l¨ªnea roja que no se puede cruzar, para Ane Calzada, una estudiante del m¨¢ster de Estudios Latinoamericanos de la Complutense, de 23 a?os, la presi¨®n de sus familiares por ir es casi una orden. Su padre tuvo covid en marzo y estuvo muy delicado. A partir de esa experiencia, comenta Calzada, ¨¦l quiere aprovechar cada momento de vida que tiene, y la Navidad en la casa familiar en Legazpi, Gipuzkoa, es imprescindible. ¡°Estoy nerviosa porque ¨¦l ha tenido bastantes complicaciones y sigue en recuperaci¨®n. Y tambi¨¦n porque en el pueblo todo se comenta. Cuando pas¨® la covid en marzo me se?alaron porque fui a casa. Dec¨ªan que yo lo hab¨ªa contagiado. Ahora no quiero que pase lo mismo, pero voy a ir s¨ª o s¨ª¡±, declara.
Calzada est¨¢ completamente concienciada de lo que tiene que hacer. Sin embargo, ha debido adaptar un poco la forma en que va a hacer la cuarentena para poder cumplir con sus obligaciones acad¨¦micas. ¡°Yo me voy a confinar completamente en Madrid cinco d¨ªas y cinco d¨ªas en casa de mi hermana en el pueblo, o si no no alcanzo¡±, explica. Pero su precauci¨®n no es puntual para esta ¨¦poca solamente. Desde hace meses no va a bares cerrados y mantiene un c¨ªrculo social muy peque?o, se quiere exponer lo menos posible.
A Santiago Mart¨ªnez, que es de A Coru?a y est¨¢ en su segundo a?o de Administraci¨®n de Empresas y Marketing en la Universidad CEU, los estudios no le han permitido cumplir con el autoconfinamiento como quisiera. ¡°Tengo un examen este martes, que es el d¨ªa que viajo. Estoy intentando que me dejen hacerlo online, pero si no, tendr¨¦ que salir pitando del examen a casa. All¨ª estar¨¦ en cuarentena, pero me har¨¦ una PCR para ver si la puedo acortar por lo menos unos d¨ªas¡±, aclara este chico de 19 a?os. Por ahora limita al m¨¢ximo sus contactos.
Para ¨¦l la motivaci¨®n es enteramente personal, ni sus padres ni las campa?as de concienciaci¨®n puestas en marcha han tenido un impacto significativo: ¡°Contagiarme no me preocupa tanto, pero pensar que puedo empezar a contagiar a otros me da bastante respeto, y mucho m¨¢s con mi familia¡±. Luc¨ªa Guerrero tambi¨¦n se muestra cr¨ªtica con los mensajes que les han dirigido desde las autoridades: ¡°Lo vamos a pillar m¨¢s en el metro viniendo a clase que en una terraza tomando una cerveza que estamos con los de siempre. Nos est¨¢n criminalizando sin raz¨®n¡±.
La opini¨®n de Enrique Martos no difiere: ¡°Entiendo que quisieran hacer una campa?a de choque contra los irresponsables. Imagino que habr¨¢ tenido alg¨²n efecto, pero no el que ellos esperaban¡±. Cree que el comportamiento de los j¨®venes no se ha demostrado tan distinto al de otros grupos de edad, y que si se busca un poco se encuentran estudiantes que son conscientes de que saltarse las medidas se paga caro, sin necesidad de un cartel que se lo recuerde.
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