Volver a casa
Si todos los migrantes del mundo vivieran en un solo pa¨ªs, ser¨ªa el cuarto m¨¢s poblado del planeta
Mi primer recuerdo de la Navidad son los ni?os de San Ildefonso cantando los n¨²meros de la loter¨ªa. Era diciembre de 1999. Yo ten¨ªa siete a?os y el d¨ªa anterior hab¨ªa llegado con mi madre a un pa¨ªs del que no conoc¨ªamos ni el idioma, ni las costumbres, ni la geograf¨ªa. Pero esas bolas blanquecinas de madera en los bombos fulgurantes de lat¨®n, el c¨¢ntico de los premios, el champ¨¢n, son el ¨²nico recuerdo brillante que tengo de mi primer d¨ªa en Espa?a.
Resulta que un a?o despu¨¦s, en 2000, la ONU decidi¨® decretar el 18 de diciembre como el D¨ªa internacional del Migrante. En la resoluci¨®n se puede leer que un d¨ªa para los migrantes era necesario por el ¡°n¨²mero elevado y cada vez mayor de emigrantes que existe en el mundo¡±. En 2019, ese n¨²mero se hizo el m¨¢s grande de la historia: hab¨ªa 272 millones de personas en todo el mundo residiendo en un pa¨ªs distinto al que nacieron. Eso son casi seis Espa?as. Catorce Chiles. Cincuenta y cuatro Finlandias. Si todos los migrantes del mundo vivieran en un solo pa¨ªs, ser¨ªa el cuarto m¨¢s poblado del planeta.
?Se lo imaginan? Un pa¨ªs lleno de personas que cuando dicen ¡°casa¡± no saben muy bien a qu¨¦ lugar se refieren. Que quiz¨¢ arriesgaron su vida para mejorar la que ten¨ªan. Un pa¨ªs lleno de ilusos optimistas porque, como observ¨® Hans Magnus Enzensberger en ¡®La gran migraci¨®n¡¯ (Anagrama): ¡°Nadie emigra sin que medie el reclamo de alguna promesa¡±. Ser¨ªa un pa¨ªs curioso. Ser¨ªa la peor pesadilla de Santiago Abascal que de nuevo volvi¨® a utilizar en el pleno del Congreso y en la misma frase la palabra menas, ni?os migrantes que llegan sin sus padres en patera, y violencia.
Me pregunto si Abascal pondr¨¢ un bel¨¦n esta Navidad en su casa. Imagino que s¨ª, dado que su catolicismo ha sido pregonado a los cuatro vientos desde hace a?os. Me pregunto si como el papa Francisco, Abascal tambi¨¦n piensa en Mar¨ªa, Jos¨¦ y el ni?o, como la familia de refugiados m¨¢s famosa del mundo. Imagino que no. Imagino que a¨²n as¨ª, su conciencia est¨¢ tranquila, su sentido de la caridad intacto.
Puede ser que por culpa de una pandemia esta sea la primera Navidad de mi vida que no vuelva a casa. Que no celebre con mis padres los 21 a?os de nuestros primeros d¨ªas en un pa¨ªs extranjero que ya dej¨® de serlo. Porque, le pese a quien le pese, todos tenemos derecho a elegir d¨®nde est¨¢ la casa de la que hu¨ªmos y tambi¨¦n la casa a la que queremos volver. Y a esa necesidad, igual que a la familia de refugiados m¨¢s famosa del mundo, le dan igual las fronteras.
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