La nevada agrava la situaci¨®n de la atenci¨®n primaria
La regi¨®n tiene 14 centros de salud y 94 consultorios cerrados por el temporal
Lleg¨® el viernes al centro de salud de Villarejo de Salvan¨¦s, al sureste de Madrid, y de ah¨ª arranc¨® para pasar consulta en los pueblos que dependen de esa cabecera. A mitad de camino le pidieron que volviera. ¡°La cosa se va a poner complicada por la nevada, nos dijeron¡±, cuenta este lunes Liliana de la Higuera. Volvi¨®. Y ya no consigui¨® regresar a casa hasta la tarde del domingo. Como esta m¨¦dica de SAR (servicio de atenci¨®n rural) de la regi¨®n, miles de profesionales del sistema sanitario madrile?o han visto c¨®mo la ya delicada situaci¨®n que enfrentan por la tercera ola de covid se ve¨ªa agravada por Filomena.
Hospitales, centros de salud y, sobre todo, consultorios y rurales, donde la ayuda lleg¨® con m¨¢s retraso que a la capital y, en algunos casos, ayer a¨²n no lo hab¨ªa hecho. La Consejer¨ªa de Sanidad contabiliza 14 centros de salud y 94 consultorios cerrados, adem¨¢s de ocho centros y 14 consultorios con horario restringido. De los 40 servicios de atenci¨®n rural de la regi¨®n ¡°han abierto todos salvo el de Velilla de San Antonio¡±, informa un portavoz de la Comunidad: ¡°En general, a los pacientes se les deriva a los dispositivos de atenci¨®n m¨¢s cercanos¡±.
El problema para los especialistas, desde hace ya 72 horas, es c¨®mo hacer esa derivaci¨®n o el traslado que requieren algunos enfermos. El temporal ha dejado encerrado a un n¨²mero indeterminado de profesionales durante uno, dos, tres y hasta cuatro d¨ªas, como suced¨ªa a media tarde de este lunes en Morata de Taju?a, Navas del Rey o Cadalso de los Vidrios. ¡°En Morata llevan desde el jueves por la noche, y hay muchos sares en los que todav¨ªa no ha habido relevo¡±, dice De la Higuera. En su centro, adem¨¢s, la l¨ªnea telef¨®nica y de red se cay¨® el viernes y sigue sin restablecerse: ¡°Aqu¨ª pasa a menudo, si tardan normalmente dos d¨ªas en arreglarlo, ahora cualquiera se puede hacer una idea¡±. Hasta el s¨¢bado por la noche no estuvo activo el desv¨ªo de llamadas. ¡°Yo no s¨¦ lo que nos pudimos comer¡±, cuenta esta profesional cuyo radio de atenci¨®n cubre a unos 10.000 vecinos.
El viernes por la noche tuvieron el primer incidente cuando necesitaron derivar a un paciente a un hospital: ¡°Tardamos cinco horas. Cuando lleg¨® la ambulancia hubo que llamar a una excavadora para que la remolcase y nosotros poner las cadenas¡±. Consiguieron trasladar a ese enfermo, pero seg¨²n avanzaron las horas la situaci¨®n se agudiz¨®.
¡°Nuestra soluci¨®n acab¨® siendo un grupo de Telegram que cre¨® una de nuestras celadoras para buscar gente que tuviese 4x4 en la zona¡±, cuenta la m¨¦dica, que pas¨® junto a Sergio Chuvieco, el residente de tercer a?o que se neg¨® a marcharse y dejarla sola esos casi tres d¨ªas en los que el equipo lo completaron los enfermeros Jos¨¦ ?ngel Romero ¡ª¡±que se vino desde Madrid el viernes viendo el panorama y ha estado hasta esta ma?ana [la ma?ana del lunes], dice la m¨¦dica¡ª y Silvia Mart¨ªnez-Trece?o, ¡°que vive en el pueblo y se ha encargado de la comida y la ropa¡±, a?ade De la Higuera: ¡°Adem¨¢s de Ruth Cuaresma y Roc¨ªo Gordillo, las celadoras, que tambi¨¦n viven en Villarejo y, para hacer el cambio de guardia, lo hac¨ªan en la excavadora del marido de una de ellas. En la pala de esa excavadora tambi¨¦n vino un cocido metido en un carro de la compra¡±.
Ahora De la Higuera lo toma con algo de humor, pero asegura que tuvieron ¡°momentos de desesperaci¨®n¡±: ¡°El s¨¢bado, con diez pacientes por trasladar y sin ninguna soluci¨®n, la gerencia reunida todo el tiempo pero sin decirnos nada m¨¢s que lo que tuvi¨¦semos que comprar como comida o ropa de abrigo luego nos lo pagar¨ªan. Hubo un momento que pens¨¦ que se nos mor¨ªan los enfermos all¨ª. Me puse a llorar el domingo despu¨¦s de todas las horas y el cansancio acumulado¡±. La situaci¨®n no fue m¨¢s grave gracias, entre otros vecinos, a Alejo, el hombre que junto a su hija ayud¨® con los traslados. ¡°Y cuando reunimos dinero para intentar compensarle en algo la gasolina no lo quiso, ¡°lo hago para devolveros todo lo que hac¨¦is por nosotros¡±, me dijo¡±.
Tambi¨¦n fue Alejo quien consigui¨® que De la Higuera volviera a casa. Fue a recoger a Cristina Sanz y a otra m¨¦dica para llevarlas hasta Villarejo de Salvan¨¦s y que De la Higuera y el residente pudieran marcharse. Cuando Sanz lleg¨®, el domingo, y ya con la l¨ªnea telef¨®nica desviada a sus tel¨¦fonos, empez¨® a haber avisos de gente ¡°muy malita¡±. El problema, recuerdan tanto Sanz como De la Higuera, ¡°es que puedes meter en un coche de un voluntario a un ictus, una insuficiencia cardiaca, dos pacientes sin di¨¢lisis durante cuatro d¨ªas¡ ?pero qu¨¦ haces con los covid?¡±.
Villarejo de Salvan¨¦s, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Comunidad, tiene una incidencia acumulada de 1.895 casos en los ¨²ltimos 14 d¨ªas por cada 100.000 habitantes. ¡°Ten¨ªamos pacientes desatur¨¢ndose sin poder hacer nada¡±, dice Sanz. Adem¨¢s de una fractura, un aborto o una pancreatitis, entre otras patolog¨ªas que necesitaban de un traslado. ¡°Sin internet, con un solo tel¨¦fono, sin acceso a las historias cl¨ªnicas, apuntando a mano, con 250 pacientes para dos m¨¦dicas, m¨¢s de un 80% de tasa de positividad¡±, relata Sanz. Desde el 1 de enero, asegura que ¡°todo es un caos¡±, ya no hacen PCR a los contactos y tienen de nuevo agendas infinitas solo con pacientes respiratorios: ¡°Ahora, la nieve no ha hecho m¨¢s que rematar lo que ya estaba mal¡±.
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