As¨ª es la cocina donde se prepara la pol¨¦mica comida del Zendal
La empresa Eurest, bajo el foco de la Comunidad de Madrid por un plato de guisantes mohosos, tiene otro frente abierto contra los sindicatos por iniciar un ¡°ERE ilegal¡±
La cocina del hospital p¨²blico m¨¢s nuevo de Madrid, el Isabel Zendal, no aparece en los planos del edificio. Est¨¢ escondida a tres kil¨®metros, dentro del recinto ferial de Ifema, en una nave enorme pr¨®xima a los pabellones hoy desiertos a causa de la pandemia. Este mi¨¦rcoles por la ma?ana ocho cocineros trabajaban en los fogones, preparando 700 men¨²s para el Zendal y otros 700 para el hospital G¨®mez Ulla. De aqu¨ª salieron los guisantes con moho que este s¨¢bado fueron servidos al menos a un paciente del Zendal. Un v¨ªdeo de la comida da?ada caus¨® indignaci¨®n en Twitter y la Consejer¨ªa de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha abierto una investigaci¨®n a la empresa. Seg¨²n le dijeron fuentes de este departamento al medio digital Vozp¨®puli, est¨¢n considerando rescindir el contrato a Eurest, el gigante del c¨¢tering en Espa?a.
Pero este mi¨¦rcoles no hab¨ªa se?ales de ninguna inspecci¨®n cuando apareci¨® por all¨ª Mar¨ªa Luisa Soler, alias Maui, una tenaz sindicalista de 63 a?os que se present¨® sin cita para averiguar lo sucedido. Maui es la representante de UGT-Madrid en el sector de la restauraci¨®n social y sabe bien que los gigantes del sector no suelen abrir las puertas cuando pides permiso. Por el camino al pabell¨®n de las cocinas, esquivando los restos de nieve, Maui se queja de que el sindicalismo es mucho m¨¢s complicado ahora que cuando ella empez¨® en los a?os ochenta. Los trabajadores est¨¢n muertos de miedo y no se atreven a denunciar por temor a perder su trabajo. Las empresas gigantes como Eurest, dice, son muy opacas y esconden informaci¨®n con excusas que valen para todo, como alegar que la informaci¨®n est¨¢ protegida por la Ley de Protecci¨®n de Datos. ¡°Los trabajadores hemos perdido mucho¡±, se lamenta.
Est¨¢ indignada con Eurest porque un directivo de la compa?¨ªa anunci¨® el 4 de enero al comit¨¦ de empresa el inicio de un proceso de despido colectivo a pesar de que es ilegal porque est¨¢n acogidos a un ERTE. La empresa pertenece al grupo Compass, que en su web se presenta como ¡°el l¨ªder mundial¡± de su sector y dice que tiene 13.000 empleados en Espa?a. Dan comida a hospitales, residencias, colegios y oficinas de grandes empresas. El Zendal es uno de sus 1.500 clientes. ¡°Acaban de ser contratados por la Comunidad de Madrid para dar la comida del Zendal y quieren despedir a la gente¡±, dice enfadada Maui. Extra?amente la Comunidad le paga a Eurest mucho menos por este contrato que por otro en primavera para dar de comer en el hospital de campa?a de Ifema. Entonces el servicio fue presupuestado en cuatro millones de euros para una duraci¨®n prevista de tres meses. Ahora la Comunidad pagar¨¢ un mill¨®n por seis meses.
A las quejas laborales se han unido ahora las im¨¢genes de los guisantes cubiertos de esa extra?a capa blanquecina, que fueron publicadas en Twitter. Maui, que es cocinera en otra gran empresa, piensa que es el colmo. ¡°Tenemos que saber si est¨¢n envenenando a la gente o qu¨¦¡±, dice antes de entrar.
La situaci¨®n en el Zendal de Isabel D¨ªaz Ayuso.
— Noa Gresiva (@NoaGresiva) January 16, 2021
?Difunde! pic.twitter.com/JijxRx8lnO
Es f¨¢cil acceder al edificio porque no hay vigilancia de ning¨²n tipo y los trabajadores que salen en un cami¨®n de reparto junto al almac¨¦n ayudan indicando cu¨¢l es la puerta de la cocina. El edificio se conoce como ¡°las cocinas centrales de Ifema¡±. Cuando el recinto ferial funcionaba a todo gas, m¨¢s de un centenar de cocineros preparaban comidas para los visitantes. Ahora la mayor¨ªa est¨¢ en ERTE y aqu¨ª solo unos pocos preparan comida para llevar a los hospitales.
Un cocinero que la recibe en un pasillo le da una escueta informaci¨®n sobre cu¨¢ntos trabajadores son, sus turnos, condiciones. Son datos que Maui dice que la empresa le oculta. Ella quiere saber si la empresa act¨²a irregularmente. Una posibilidad es que haya puesto en Erte a los trabajadores habituales y haya contratado a nuevos empleados para servir al Zendal. El hermetismo de la empresa le hace sospechar que esconden algo. El cocinero le dice a Maui que lo mejor es que espere al descanso de las 11.30 para charlar en grupo con todo el equipo. Luego se va un momento y cuando vuelve, su actitud es otra. ¡°Deb¨¦is iros y volver otro d¨ªa con cita¡±, explica.
Maui se frustra. No ve por ning¨²n lado el calendario con los turnos de los trabajadores que dice que por ley debe tener todo centro de trabajo. Tampoco puede acceder hasta las cocinas aunque s¨ª ve desde cristales a los trabajadores preparando carne y un guiso. Le extra?a que haya tan poca actividad en un centro que debe dar de comer a dos hospitales. ¡°Es que a lo mejor tienen a los trabajadores escondidos en un cuarto¡±.
Solo cinco minutos despu¨¦s aparece la jefa de recursos humanos de las cocinas, Noelia Pedraza. Insiste en lo mismo. Hay que volver con cita. Soler aprovecha para preguntar por la comida mohosa y Pedraza le echa la culpa al Zendal. La comida hecha en Ifema es sana, asegura. Fue preparada con autoclave, una m¨¢quina que permite esterilizar la comida trat¨¢ndola por encima de los 100 grados de temperatura. Tras eso las porciones envasadas aguantan 30 d¨ªas. Seg¨²n Pedraza esos guisantes llevaban siete d¨ªas en manos del Zendal. Algo har¨ªan mal las enfermeras, asegura. ¡°Es injusto. Los trabajadores lo est¨¢n pasando mal¡±, dice se?alando a las cocinas.
Hay trabajadores de Eurest que piensan que la comida se puso mala por culpa de los cortes de luz que ha sufrido el Zendal en sus primeros d¨ªas, seg¨²n han denunciado los pacientes en redes sociales. Otras veces el pl¨¢stico protector se rompe, entra aire, y la comida se estropea. Eurest no ha contestado a una solicitud de este peri¨®dico sobre la investigaci¨®n de higiene y el ERE. Seg¨²n le dice un portavoz de la Comunidad a este peri¨®dico, la direcci¨®n del hospital se ha reunido con la empresa. Asegura que solo se sirvi¨® una raci¨®n de comida estropeada, hecho que ocurri¨® el mi¨¦rcoles de la semana pasada.
La misi¨®n de la sindicalista acaba con m¨¢s informaci¨®n sobre el desastre de los guisantes que sobre el conflicto laboral en ciernes, que era su principal inter¨¦s. ¡°Todo me ha parecido muy oscuro y secreto¡±, dice. Se marcha pero no va a dar tregua.
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