¡®Nevacionistas¡¯ y compa?¨ªa
Seguramente, los terraplanistas comenzaron por algo m¨¢s peque?o y humilde y se fueron animando
Una herramienta muy ¨²til para periodistas es la empat¨ªa, porque nos permite generarla. Ser capaces de ponernos en el lugar de otro nos ayuda, en una historia humana, a transmitir una determinada experiencia, y por tanto, a que el lector se conmueva, se identifique o simplemente, la entienda mejor. En una entrevista a un pol¨ªtico sirve, tambi¨¦n, para anticipar sus respuestas y planear las repreguntas, que es de donde suelen salir los titulares.
Veo los v¨ªdeos de los que queman nieve compulsivamente con un mechero para ense?arle al mundo que esa masa blanca acumulada en calles, tejados y terrazas es, en realidad, ¡°puro pl¨¢stico¡±. Al principio me hacen gracia. En los grupos de Whatsapp nos re¨ªmos de ellos, les llamamos nevacionistas y celebramos nuestra ocurrencia, convencidos de que hemos sido los primeros en ponerles el nombre. Luego trato de entrar en sus cabezas e imaginar todo lo que tiene que pasar ah¨ª dentro. Es decir, si la nieve no es nieve, no cae (del cielo), se lanza (desde el Gobierno socialcomunista, por ejemplo). ¡°Esta mierda que nos mandan¡± tiene que almacenarse en alguna parte, digamos en unos t¨²neles subterr¨¢neos que solo tres personas en el mundo conocen. Para que llegue a nuestras casas, utilizar¨ªan unas m¨¢quinas secretas, muy potentes, pagadas, naturalmente, con nuestros impuestos y escondidas en el b¨²nker de La Moncloa, junto a Elvis, que no muri¨®, Laika, que no fue al espacio, y el cuaderno de los fondos reservados, con el que se pag¨® al jurado de eurovisi¨®n, y a todos los equipos del mundial de 2010, entre otros supuestos triunfos. Seguramente, los nevacionistas sean tambi¨¦n terraplanistas. En estos casos, la gravedad es otro invento socialcomunista; el Sol, papel mach¨¦, y el GPS, un ej¨¦rcito de esclavos que mete las ¨®rdenes a gran velocidad en un ordenador. Las estaciones del a?o, otra mentira. Alguien programa los chips que nos han introducido previamente para que pensemos que es verano o invierno y nos comportemos en consecuencia, poni¨¦ndonos pantal¨®n corto o abrigo.
Cavilar todo esto lleva su tiempo. Estas personas tienen que estar agotadas y absolutamente frustradas por el hecho de que (casi) nadie les crea. Luego pienso que hay niveles. Seguramente, los terraplanistas comenzaron por algo m¨¢s peque?o y humilde y se fueron animando. Quiz¨¢ un d¨ªa empezaron a sospechar del microondas; otro decidieron que el cambio clim¨¢tico era una moda de hist¨¦ricas; las denuncias por violencia machista, falsas; las guerras y la miseria en los pa¨ªses de origen de los que se juegan la vida en una patera, un cuento para que se cuelen en nuestro pa¨ªs yihadistas y violadores; Europa, un sue?o infantil y car¨ªsimo; Marine Le Pen, la mejor amiga; Trump, un mes¨ªas amordazado; Las elecciones estadounidenses, un fraude. Rodear, igual que asaltar; 26 millones, el n¨²mero exacto de espa?oles que sobran. Y todo, ETA.
Los que est¨¢n dispuestos a no creer lo que ven sus propios ojos, lo que oyen sus o¨ªdos, para defender a uno de los suyos o atacar a uno de los rivales, son muchos m¨¢s de los que parecen. Crecen. Y eso ya no tiene tanta gracia.
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