¡°La m¨²sica de mi abuelo tiene vigencia hasta m¨¢s all¨¢ del a?o 3000¡±

Las experiencias inici¨¢ticas y reveladoras pueden acontecer en circunstancias particularmente impredecibles. El ni?o Dani Piazzolla era un canijo que invert¨ªa horas y horas practicando frente a las 88 teclas de un piano, hasta que un d¨ªa se hart¨® de la disciplina acad¨¦mica, decidi¨® que los estudios art¨ªsticos le aburr¨ªan y opt¨® por ¡°hacer la vida de un adolescente normal¡±. As¨ª transcurrieron dos a?os sin que ni un instrumento pasara por sus manos. Pero una buena tarde de f¨²tbol en el estadio del River Plate, el equipo de sus amores, se tropez¨® con una exhibici¨®n de una banda de bombos y tambores y experiment¨® su particular ca¨ªda en el camino de Damasco. ¡°Aquel d¨ªa me volv¨ª loco y supe que nunca existir¨ªa un plan B. Comprend¨ª que, aunque yo me alejara, la m¨²sica siempre acabar¨ªa regresando a m¨ª¡±.

Han transcurrido m¨¢s de tres d¨¦cadas desde aquella epifan¨ªa, Daniel es hoy reverenciado bajo el apodo de Pipi, suma una docena larga de t¨ªtulos como integrante de Escalandrum ¨Cformaci¨®n escencial en la escena del jazz porte?o¨C y el sabio pulso de sus baquetas ha acompa?ado a genios internacionales como Chick Corea, Paquito D¡¯Rivera, Gary Burton o la diva de la canci¨®n alemana Ute Lemper. Ha asumido con naturalidad que todos le identifiquen de entrada como ¡°el nieto de Astor Piazzolla¡±, una referencia que le acompa?ar¨¢ hasta el ¨²ltimo de los alientos. Y, pese a lo abrumador de su curr¨ªculo, hace bandera de una humildad desarmante. ¡°Como baterista¡±, nos resume por tel¨¦fono desde su domicilio bonaerense, ¡°mi objetivo siempre ha sido tocar de la manera m¨¢s propicia para que se luzcan los dem¨¢s¡±.

Esos dem¨¢s ser¨¢n, a partir de este s¨¢bado en una actuaci¨®n en el Festival de Arte Sacro (FIAS) de la Comunidad de Madrid, los otros cuatro integrantes de Piazzolla x100. Se trata de una especie de superbanda hispanoargentina nacida para honrar el legado y las ense?anzas de ?stor Pantale¨®n Piazzolla, con seguridad el compositor m¨¢s importante del pa¨ªs austral, del que este 11 de marzo se celebra el centenario de su nacimiento. La idea de homenajear a su ilustr¨ªsimo abuelo surgi¨® en mayo de una conversaci¨®n entre Pipi y Federico Lechner, el pianista argentino de jazz afincado en Madrid. Y ambos no tardaron en completar la alineaci¨®n con otros grandes de esa nueva generaci¨®n jazz¨ªstica que no se arredra con los sonidos tradicionales ni frente a la exigente m¨²sica camer¨ªstica o sinf¨®nica. As¨ª confluyen el bandone¨®n de Claudio Constantini, el contrabajo del zaragozano Antonio Miguel y la voz de ese joven y vers¨¢til prodigio salmantino, Sheila Blanco, que ya sazona no pocas salsas.

El padre del llamado ¡°nuevo tango¡± fue muy contestado en su momento por los guardianes de la ortodoxia, siempre tan celosos de la pureza. Y ello a pesar de que, con apenas 18 a?os, el bueno de Astor ya hab¨ªa acompa?ado con su bandone¨®n a Carlos Gardel en Nueva York y que pocos a?os despu¨¦s, tras su regreso al cono sur, se enrol¨® en la orquesta de una eminencia como An¨ªbal Troilo. ¡°Pero mi abuelo no quiso poner freno ni a su pasi¨®n por el jazz ni por la m¨²sica cl¨¢sica, que le inculc¨® un profesor ruso de piano¡±, anota Daniel Piazzolla. Y advierte, desde una admiraci¨®n que va m¨¢s all¨¢ de la consanguinidad: ¡°deAl tango le queda margen para transgredir y cambiar de piel, pero Piazzolla nos lo pone muy dif¨ªcil. La m¨²sica de mi abuelo tiene vigencia hasta m¨¢s all¨¢ del a?o 3000. Y lo consigui¨®, para mayor asombro a¨²n, desde la completa soledad: no existi¨® ning¨²n movimiento de compositores, todos sus logros los obtuvo por s¨ª mismo¡±.

Escoger el repertorio de Piazzolla x100 ha supuesto un sudoku endiablado a cinco bandas: cada integrante votaba sus predilecciones, pero procurando un equilibrio entre temas vigorosos, baladas y piezas vocales. Eso, y que sus partituras dejasen espacios para la improvisaci¨®n. ¡°Las melod¨ªas son sagradas, puro perfectas¡±, certifica Pipi. ¡°No nos atrever¨ªamos a cambiar una sola nota. Pero hemos buscado los huecos para la aventura improvisatoria¡±.

Le han preguntado mil veces por su abuelo, claro. Tantas como a su padre, Daniel, que en los ochenta asumi¨® los sintetizadores en el octeto electr¨®nico del gran maestro. Tantos a?os y relatos despu¨¦s, Pipi a¨²n se emociona cuando rememora 1983 y aquella noche de gloria de Astor al frente de la sinf¨®nica en el Teatro Col¨®n de Buenos Aires. Era la consagraci¨®n ya incontestable, la ovaci¨®n atronadora. Para inmortalizarla, el compositor cogi¨® un ejemplar del programa y se lo dedic¨® a Pipi de pu?o y letra: ¡°Para mi nietito querido. No te olvides nunca de la noche en que tu abuelo triunf¨®¡±.

¡°Fue un hombre feliz¡±, recapitula el percusionista. ¡°Su mejor consejo fue que tocase mucho jazz, que escuchara a Chick Corea y Keith Jarrett Trio y que tratara siempre de hacer m¨²sicas nuevas, de vanguardia. Era esa su obsesi¨®n: no repetirse¡±. De ah¨ª que los cinco v¨¦rtices de Piazzolla x100 se hayan conjurado para que sus seis conciertos de presentaci¨®n en Madrid (s¨¢bado 20 en el Teatro Sal¨®n Cervantes de Alcal¨¢ de Henares, 21 en Alcobendas, 23 y 24 en la capital, 27 en San Lorenzo de El Escorial y 28 en Parla) sean razonablemente distintos, aun partiendo del mismo repertorio. Constituir¨¢n uno de los primeros episodios para una nueva edici¨®n del FIAS, que este a?o, y pese a la pandemia, oferta 47 conciertos entre el 18 de febrero y el 25 de marzo. De ellos, 19 son estrenos absolutos y 15, encargos espec¨ªficos del propio festival, cada vez m¨¢s ecl¨¦ctico en estilos y m¨¢s alejado de sus or¨ªgenes cl¨¢sicos y circunscritos a las m¨²sicas de inspiraci¨®n religiosa.