Auditar la accesibilidad universal en la Justicia
Dos j¨®venes madrile?os con discapacidad cognitiva analizan los nuevos juzgados de San Lorenzo de El Escorial antes de terminar las obras para adecuarlos a un lenguaje m¨¢s comprensible
¨D ?D¨®nde lo colocar¨ªas?
¡ª Aqu¨ª, con una banderola, para que lo veamos mejor desde lejos.
Mar¨ªa Esteban, de 36 a?os, no tiene dudas. Entra decidida a un futuro juzgado en obras con un casco blanco y un plano del edificio bajo el brazo. Al cruzar la puerta, se?ala un punto abstracto en la pared entre decenas de alba?iles que deambulan por los pasillos de este centro de la justicia de cuatro plantas. ¡°Aqu¨ª, aqu¨ª¡±, apunta con el dedo ¨ªndice sobre un muro de la primera planta. As¨ª ser¨¢. Ah¨ª se ubicar¨¢n en las pr¨®ximas semanas dos logos universales. Dos pictogramas tan b¨¢sicos como el del hombre y el de la mujer que se pueden ver a la entrada de cualquier ba?o. ¡°Soy evaluadora¡±, cuenta Esteban con una sonrisa que se le escapa por la mascarilla. ¡°Soy muy ca?era, no permito ning¨²n fallo¡±. Esteban ha venido este jueves a San Lorenzo de El Escorial. Su labor es fundamental para su colectivo. Las personas con discapacidad cognitiva han permanecido olvidadas para la burocracia institucional durante muchos a?os. Para ellos, entrar a un juzgado puede ser un laberinto sin salida. La realidad a la hora de construir cualquier edificio p¨²blico es muy testaruda. Hasta hace muy poco nadie pensaba en ellos.
¡°Nosotros siempre hemos funcionado al rev¨¦s¡±, observa el trabajador social Javier Alonso, de 34 a?os. Alonso pertenece a la asociaci¨®n Afanias, que naci¨® en Madrid en 1964 y que ya es un referente en la discapacidad intelectual. ¡°Hasta ahora trabaj¨¢bamos en espacios en los que la carteler¨ªa ya estaba instalada. Nuestra labor era cambiarla y mejorarla, pero esto es nuevo. Venir a un edificio en obras y trabajar desde el principio es mucho mejor para ellos¡±. Una idea pionera en Espa?a que surge de un reciente acuerdo entre la Consejer¨ªa de Justicia y Plena Inclusi¨®n Madrid, la organizaci¨®n que aglutina a las 116 asociaciones de la regi¨®n.
¡°Hoy por hoy la legislaci¨®n est¨¢ muy parada en este asunto¡±, cuenta ?scar Garc¨ªa, coordinador de proyectos de Accesibilidad Cognitiva y Lectura F¨¢cil de Plena Inclusi¨®n Madrid. Desde 1993 existe una ley en la regi¨®n que establece las condiciones que deben cumplir todos los edificios p¨²blicos para que sean accesibles. ¡°El problema¡±, apunta Garc¨ªa, ¡°es que la normativa no espec¨ªfica que deban de ser ellos quienes los analicen desde un primer momento. Con este proyecto hacemos que las personas con discapacidad cognitiva vengan antes de la inauguraci¨®n oficial y sean ellos mismos quienes detecten las barreras que para nosotros pasan desapercibidas¡±. La mayor¨ªa de los edificios p¨²blicos tienen una se?alizaci¨®n implantada. ¡°Muchas veces vamos a sitios con ellos y nos dicen asombrados: ¡®?Por qu¨¦ est¨¢ ah¨ª ese r¨®tulo?, ?esto aqu¨ª no tiene sentido!¡¯¡±.
Comprender y orientarse. Ah¨ª est¨¢ todo. Jorge Ignacio Aldevilleta, de 44 a?os, es el segundo evaluador y una de las 40.000 personas que tienen discapacidad cognitiva en la comunidad. ¡°Nosotros esto de colocar la carteler¨ªa lo hacemos a ojo, porque para nosotros es algo innato. Hay museos, por ejemplo, que para gente como nosotros no est¨¢n bien orientados¡±. Ser evaluador profesional equivale a un a?o de formaci¨®n en distintos cursos. Aldevilleta, en mitad del ruido de taladros y pasillos repletos de tabloides enormes de madera, se?ala ahora d¨®nde debe ir la carteler¨ªa de emergencias y las zonas privadas de la primera planta. ¡°Esto tiene que ir colgado del techo, para que se vea desde la entrada¡±. El resto de coordinadores lo escucha y lo anotan atentamente. En los pr¨®ximos d¨ªas pasar¨¢n un informe a la Consejer¨ªa de Justicia. El resultado se ver¨¢ en las pr¨®ximas semanas cuando se implante la carteler¨ªa donde ellos mismos dec¨ªan. ¡°Defendemos la necesidad de construir sedes judiciales cada vez m¨¢s humanas, adaptadas al conjunto de la sociedad¡±, subraya el consejero Enrique L¨®pez.
?Cu¨¢ntos d¨ªas han trabajado estos voluntarios para llegar hasta aqu¨ª? ¡°La clave de todo es que ellos mimos est¨¦n formados¡±, responde el coordinador Garc¨ªa. Todo depende de la envergadura del edificio. Para el Museo del Prado, por ejemplo, fuimos cinco veces. Detectaron numerosas barreras. Meses despu¨¦s, el propio museo imprimi¨® un plano con la ubicaci¨®n de las mejores obras para personas con discapacidad con la idea que plasmaron los voluntarios. Ya nadie se perder¨¢ Las Meninas. Tanto Mar¨ªa Esteban como Ignacio Aldevilleta trabajan en los centros ocupacionales. Las organizaciones de personas con discapacidad cognitiva de Madrid quieren que esto se convierta pronto en un puesto de trabajo para ellos.
El nuevo juzgado de San Lorenzo de El Escorial, que ha costado cerca de ocho millones de euros, se inaugurar¨¢ a mediados de marzo. Dar¨¢ servicio a los 86.000 vecinos que viven en los 12 municipios de la zona norte de la regi¨®n. ¡°Si se edifica bien el edificio desde el principio¡±, observa otro t¨¦cnico que acompa?a a los dos voluntarios con discapacidad cognitiva, ¡°apenas hay encrucijadas. No es como los hospitales. Esto es nuevo para todos y tanto Ignacio como Mar¨ªa est¨¢n respondiendo mucho mejor de lo que yo esperaba. Hay que tener en cuenta que esto es un juzgado y no podemos poner toda la carteler¨ªa que ellos quieren. Informar de m¨¢s a veces es menos. Hay que informar lo justo y bien y ellos lo saben¡±. El voluntario Ignacio Aldevilleta responde atentamente al monitor: ¡°Claro. Nos sentimos ¨²tiles y, ya que te gastas el dinero p¨²blico, que vengamos gente como nosotros para dar ideas de mejora para todos es genial¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.