Manual de uso de las fiestas ilegales
Detr¨¢s de los 6.000 festejos registrados desde octubre hay una organizaci¨®n que se nutre de relaciones p¨²blicas, redes sociales y pisos tur¨ªsticos
Faltan 20 minutos para las once de la noche. El toque de queda se levanta sobre Madrid. La mayor¨ªa de los clientes de cualquier plaza de la capital apuran el ¨²ltimo sorbo, se levantan, se despiden, se van a dormir. Nicol¨¢s, no. Este gallego de 31 a?os sale un d¨ªa m¨¢s de fiesta. Hay un Madrid que vive al margen del resto. Hay locales donde la vida sigue igual que en 2019. ¡°Salgo, sobre todo, los fines de semana¡±, explica desde su c¨¦ntrica terraza con una copa de vino en la mano y un pitillo en la otra. ¡°Para no molestar a mis vecinos o a los vecinos de mis amigos lo que hacemos es alquilar un piso en Airbnb por 200 euros la noche¡±. Madrid sigue viva de noche. Airbnb es el after de la pandemia en la capital de Espa?a.
El plan nocturno, seg¨²n la mayor¨ªa de j¨®venes consultados, siempre es el mismo: alquilar casas en Malasa?a, Lavapi¨¦s o el barrio de Las Letras como si fueran turistas llegados de Par¨ªs para seguir con la juerga. ¡°Si el piso nos sale por 200 euros y vamos 20 amigos al piso, es como si pag¨¢ramos 10 euros por una entrada en la discoteca¡±.
¡ª ?No tiene miedo al contagio o a las multas?
¡ª Somos seres sociales, no nos pueden impedir que nos reunamos.
Las fiestas ilegales se han convertido en un negocio para el sector de los pisos tur¨ªsticos. El turismo en Madrid ha ca¨ªdo en picado. La regi¨®n cerr¨® 2020 con 1,7 millones de turistas internacionales, lo que supone un desplome del 77,7% comparado con el a?o anterior. Aquellos caseros que recaudaban un dinero extra con los turistas mantienen los pisos en alquiler para que sean fiestas. ?Solo los caseros? No. Las Asociaciones de Vecinos del Distrito Centro denuncian que algunos due?os del ocio nocturno, propietarios de grandes discotecas, son tambi¨¦n los que organizan fiestas en estos pisos. Cuando la discoteca cierra a las 23.00 se ofrecen pisos para seguir con la fiesta.
¡°Los relaciones p¨²blicas captan a la gente por la calle y los meten en estos pisos hasta el amanecer¡±, dice rotundo V¨ªctor Rey, portavoz de la Asociaci¨®n de Vecinos del Barrio de las Letras. Rey es uno de los que abandera las quejas de cientos de vecinos. Est¨¢ harto de escuchar fiestas en su comunidad de vecinos. Asegura, incluso, que ha recibido amenazas an¨®nimas por parte del sector del ocio nocturno. La situaci¨®n en Madrid es cada vez m¨¢s incontrolable. Cada lunes, la polic¨ªa municipal informa del balance del fin de semana. Las cifras de fiestas ilegales no bajan de 300. Desde el 25 de octubre se han desalojado m¨¢s de 6.000 fiestas ilegales en la capital, seg¨²n datos recogidos por la agencia Efe.
La fiesta va por barrios. El presidente de la Asociaci¨®n de vecinos de La Corrala de Lavapi¨¦s, Manuel Osuna, apunta tambi¨¦n a los empresarios del ocio nocturno como responsables de las fiestas en los pisos tur¨ªsticos. La prueba es que se ha encontrado entradas que promocionan fiestas en pisos en la plaza Santa Ana. ¡°Entrada: 15 euros con derecho a copa¡±, reza uno de los panfletos. La entrada no es a la discoteca. El pase para el piso.
Lorenzo, de 28 a?os, ha asistido a estas fiestas. ¡°Fui a una que hab¨ªa m¨¢s de cien personas en el centro de Madrid que organiz¨® una discoteca gay¡±, explica en una terraza de Malasa?a. ¡°S¨¢bado 00.30- 6.00 horas. Last night¡±, rezaba la invitaci¨®n distribuida por WhatsApp. En la calle Coloreros, cerca de la calle Mayor, a eso de las doce de la noche, les esper¨® un hombre alto, vestido de negro y con acento latino, para conducirlos hasta el interior de un portal de un edificio residencial donde los organizadores de la fiesta hab¨ªan alquilado tres pisos tur¨ªsticos.
La cocina era la barra del bar; el sal¨®n, la pista de baile con dj; y la habitaci¨®n, una peque?a sala con sof¨¢s. Todas las ventanas y puertas estaban completamente selladas para aislar el sonido de la m¨²sica. ¡°Ten¨ªan colchones contra las ventanas, hac¨ªa much¨ªsimo calor¡±, recuerda Garc¨ªa. El edificio no tard¨® en llenarse de gente: 10, 20, 30, 40... hasta 100 llegaron a ser. ¡°Sin mascarillas, sin distancia y sin camisetas. Una fiesta como las de siempre¡±. A las tres de la madrugada, alguien toc¨® a la puerta con fuerza: era la Polic¨ªa Municipal. De ah¨ª salieron algunas de las im¨¢genes m¨¢s medi¨¢ticas de las fiestas ilegales.
El pasado fin de semana fue su cumplea?os. Tambi¨¦n lo celebr¨® por todo lo alto. ¡°Empezamos el s¨¢bado a las once de la noche en casa de un amigo que vive por Sol. Ah¨ª ¨¦ramos poquitos, como unos 15¡±. Despu¨¦s del toque de queda, empez¨® a llegar m¨¢s gente. A las seis de la ma?ana se fueron a otro piso. Se quedaron hasta las doce del mediod¨ªa del d¨ªa del domingo de fiesta. 12 horas de juerga en mitad de una tercera ola. ¡°Esta es la ¨²nica forma que tenemos de reunirnos¡±, se justifica este joven.
Lorenzo asegura que la noche en los locales de ambiente gay se activa especialmente de madrugada: ¡°Despu¨¦s de las drogas y el alcohol empieza la parte sexual, y ah¨ª es cuando la gente busca hombres en aplicaciones como Grindr para invitarlos a las fiestas y ligar¡±, afirma.
Los dos j¨®venes que han accedido a hablar para este reportaje coinciden con el portavoz de la asociaci¨®n de los empresarios nocturnos Noche Madrid, Vicente Pizcueta. ¡°Deber¨ªan abrir las discotecas. Ah¨ª por lo menos podr¨ªan controlar lo que hace la gente y el sector hostelero podr¨ªa recuperarse econ¨®micamente. La gente joven se siente inmortal y no va a renunciar a la fiesta. Por cada fiesta que se hace en un piso tur¨ªstico hay 10 fiestas en casas¡±.
Los vecinos del centro no pueden m¨¢s. Se quejan de que la polic¨ªa tarda en llegar a los pisos o, sencillamente, ni van. Como respuesta, varias asociaciones de vecinos de barrios del distrito centro han presentado junto la Federaci¨®n Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) una denuncia ante la Polic¨ªa Nacional. En ella se ubican con calle y n¨²mero 36 viviendas donde los vecinos han contabilizado 116 fiestas en solo dos meses. ¡°Se repiten, con los mismos par¨¢metros, todos los d¨ªas festivos. No es casualidad¡±, afirma V¨ªctor Rey, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos Sol-Letras, que avanza que preparan otra denuncia con 21 viviendas reincidentes m¨¢s.
La fiesta nocturna en tiempos de pandemia ha provocado un cambio en la normativa por parte de la Comunidad de Madrid, que ha autorizado a los polic¨ªas locales a desmantelar fiestas en pisos tur¨ªsticos de oficio, sin necesidad de denuncia. Solo el pasado fin de semana los agentes actuaron en 442 casas: 81 el viernes, 191 el s¨¢bado y 170 el domingo. ¡°Estas fiestas se han convertido en un negocio muy lucrativo para unos pocos a costa de la salud y la tranquilidad de los que las sufren¡±, afirma el presidente de Sos Malasa?a, Jordi Gordon.
Alfonso Calvo, de 73 a?os, que vive en un edificio de la calle San Bernardo a la altura del n¨²mero 87. De los 20 pisos que hay en el edificio, 17 son de uso tur¨ªstico. ¡°Llegan con bolas de luces y todo a montar las fiestas, parecen bastante profesionales¡±, afirma este vecino, que lleva 45 a?os viviendo en el edificio. No es el ¨²nico. La polic¨ªa ya es una vecina habitual del edificio de la calle Atocha, 84. Jes¨²s Cedial, de 57 a?os, tiene la fiesta en el piso de arriba. ¡°Llamo a la polic¨ªa y no vienen. Los chavales desconectan el portero autom¨¢tico y apagan el telefonillo, entonces tengo que subir y aporrear la puerta para que, al menos, bajen el volumen de la m¨²sica¡±.
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