¡°Me voy de Madrid¡±: las razones para marcharse de la capital
La comunidad tuvo un saldo migratorio negativo por primera vez en 10 a?os durante el primer semestre de 2020
¡°En 2013 ya volv¨ª al pueblo por la primera crisis, y ahora he vuelto por la segunda. ?Qu¨¦ sentido tiene estar en Madrid si no tengo que ir a la oficina y si tampoco se puede hacer nada de lo que se hac¨ªa antes?¡±, se pregunta Sara, de 32 a?os, que no quiere dar su apellido. En marzo del a?o pasado su empresa de comunicaci¨®n, como tantas otras, mand¨® a los trabajadores a casa y en abril los despidi¨® con la promesa de volver a contratarles en cuanto se aclarara la situaci¨®n. ¡°Aguant¨¦ en mi casa ese mes, pero despu¨¦s decid¨ª que volv¨ªa a la de mi madre, para ahorrar¡±, explica. Desde entonces vive en su pueblo de La Mancha y, aunque en octubre volvieron a contratarla, no se plantea regresar a la capital hasta que sea imprescindible volver a la oficina o haya el ocio y la cultura previos al coronavirus.
Decenas de personas han abandonado Madrid desde que hace un a?o comenzara la pandemia. La de Sara refleja la historia de una generaci¨®n marcada por dos crisis, pero hay muchas m¨¢s. ¡°Es una opci¨®n muy ligada a la posibilidad del teletrabajo y no todo el mundo se lo puede permitir. Como en muchos otros asuntos, est¨¢ marcado por la diagonal que divide Madrid en un sudeste de trabajadores cuyas ocupaciones no son tan f¨¢cilmente trasladables y un noreste con m¨¢s profesiones en las que se puede teletrabajar¡±, apunta la soci¨®loga y profesora de la Complutense Margarita Bara?ano.
Este es el caso de Juan Guti¨¦rrez, abogado asturiano de 35 a?os casado y padre de dos ni?as con una tercera en camino. ¡°La idea de volver a Oviedo era algo que siempre nos hab¨ªa rondado. Para m¨ª Madrid se hab¨ªa convertido en una ciudad hostil desde hace tiempo. Me encanta el deporte y all¨ª es m¨¢s dif¨ªcil practicarlo y cuando tuve a mi primera hija nos dimos cuenta de que las posibilidades de ocio con ella eran reducidas¡±, cuenta al tel¨¦fono. Ellos pudieron mudarse porque la firma con sede en Estados Unidos, cuya sucursal dirige Guti¨¦rrez en Espa?a, est¨¢ dispuesta a implantar el teletrabajo y porque la empresa de su mujer tambi¨¦n est¨¢ en esta situaci¨®n desde marzo. ¡°Hemos comprado una casa aqu¨ª y, en mi entorno, tres parejas de amigos tambi¨¦n han vuelto y est¨¢n tratando de impulsar negocios en Asturias¡±, relata.
En el primer semestre de 2020, un periodo marcado por la pandemia, la Comunidad de Madrid tuvo un saldo migratorio interior negativo por primera vez en 10 a?os. Es decir, hubo m¨¢s personas que se marcharon a otras comunidades que las que llegaron. En concreto 1.264, seg¨²n el INE. ¡°No sabemos el alcance de este fen¨®meno, pero no creo que sea ni masivo ni que vaya a perdurar en el tiempo¡±, puntualiza Bara?ano. La vicedecana del Colegio de Economistas de la Comunidad de Madrid, Ana L¨®pez, apoya sus palabras: ¡°Las empresas se est¨¢n dando cuenta de que el teletrabajo se acogi¨® con euforia inicial, pero no todo el mundo emocionalmente est¨¢ preparado para estar tanto tiempo aislada¡±, afirma Herm¨®genes del Real, economista y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. ¡°La realidad es que hay un mayor arraigo del teletrabajo en los pa¨ªses del norte de Europa frente a un uso menos frecuente en los pa¨ªses del sur y del oeste. A¨²n es pronto para determinar qu¨¦ porcentaje puede convertirse en estructural y, en todo caso, depender¨¢ de determinados sectores productivos¡±.
El hecho de no tener que acudir a una oficina es lo que ha motivado en la mayor¨ªa de los casos este movimiento, unido a la falta de oferta de ocio asociada a las grandes ciudades y a los elevados alquileres de Madrid. El metro cuadrado se paga en la capital a casi 15 euros, un 8,6% menos que hace un a?o, seg¨²n el portal Idealista. No obstante, el hecho de que el 70% de los habitantes de Madrid sea propietario contribuye a que la movilidad sea menor. ¡°Estas salidas de la ciudad se han podido dar en mayor medida en una franja de edad con menos cargas familiares y que vivan de alquiler¡±, apunta Bara?ano. La mayor¨ªa de los especialistas est¨¢ de acuerdo en que una pandemia no bastar¨¢ para que haya grandes cambios de poblaci¨®n. ¡°Esta es una situaci¨®n muy excepcional. Los cambios sociales requieren mayor profundidad y creo que la opci¨®n de marcharse se ha dado en un grupo reducido¡±, opina Luis Alfonso Camarero, catedr¨¢tico del Departamento de Teor¨ªa, Metodolog¨ªa y Cambio Social de la Universidad a Distancia.
Este es el perfil de Alicia Velasco, madrile?a de 38 a?os, que trabaja en el sector de los servicios sociales. En diciembre ella y su pareja Pablo Guti¨¦rrez del ?lamo, periodista de 41 a?os, hicieron las maletas y se instalaron a cinco minutos de la playa, en Alicante. ¡°Alicia necesitaba cada cierto tiempo salir de Madrid, pero sin la pandemia no creo que hubiese sido tan f¨¢cil convencerme a m¨ª¡±, se?ala Guti¨¦rrez del ?lamo. Ella encontr¨® una oportunidad laboral all¨ª y ¨¦l puede trabajar desde donde quiera. En septiembre, a la vuelta de las vacaciones, se dieron cuenta de que prefer¨ªan algo m¨¢s peque?o y tranquilo. ¡°Sin la oferta cultural, Madrid no deja de ser un pueblo gigante con mucha contaminaci¨®n¡±, afirma.
Conscientes de esta realidad, las autoridades madrile?as han tratado de favorecer en cierta medida las actividades culturales y de ocio. Es una de las pocas comunidades que no ha llegado a cerrar del todo su hosteler¨ªa y tambi¨¦n ha permitido excepciones para teatros, cines y salas de conciertos para prolongar su actividad m¨¢s all¨¢ del resto de negocios.
Unos se han ido para no volver y otros lo har¨¢n. Pero la ciudad seguir¨¢ aqu¨ª y esta pandemia tambi¨¦n supone una oportunidad para entender qu¨¦ modelo urbano vendr¨¢. ¡°No solo es el trabajo lo que nos hace urbanos, tambi¨¦n la cultura y la forma gestionar los servicios bienestar que se concentra en ¨¢reas urbanas. Eso es lo que tenemos que plantearnos, porque el problema metropolitano es un problema global¡±, defiende Luis Alfonso Camarero, de la UNED.
Sara recorre mentalmente muchas veces los 90 kil¨®metros que separan su pueblo en La Mancha de Madrid: ¡°Me est¨¢ viniendo fenomenal estar en casa de mi madre para ahorrar, pero en cuanto se recupere m¨ªnimamente la normalidad quiero volver. Echo de menos hasta el estr¨¦s de Madrid¡±.
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