El apag¨®n de la Ca?ada Real ilumina la gran pantalla
La familia Gabarre, vecina del golpeado sector seis del asentamiento, protagoniza `La ¨²ltima primavera?, una pel¨ªcula rodada casi al mismo tiempo que el anuncio de su realojo
Los Gabarre tienen dos vidas. Una, la que esta familia de etnia gitana de la Ca?ada Real Galiana protagoniza en la gran pantalla. Otra, la que transcurre en el escenario real del Madrid del siglo XXI. Ambas son muy parecidas y ambas son verdad. La ¨²ltima primavera es el primer largometraje de Isabel Lamberti, hispano-holandesa de 33 a?os que ha recibido uno de los galardones del Festival de San Sebasti¨¢n. La obra navega sin complejos entre el gui¨®n de ficci¨®n y el documental. Todo cuanto ocurre ante el espectador no solo es factible, sino que cualquiera que haya puesto alguna vez sus pies en este gran parque del subdesarrollo podr¨¢ reconocer lo que acontece como veros¨ªmil.
Lamberti aprecia el haber podido trabajar con unos actores no profesionales y que, adem¨¢s, hacen de s¨ª mismos. Todo gracias a que ¡°es una familia a la que conoc¨ªa desde hac¨ªa un lustro y no ha hecho falta apenas casting¡±, explica en una entrevista telef¨®nica. ¡°Los conoc¨ªa tanto y ten¨ªa tanta confianza con ellos que no me lo pens¨¦¡± pero, al mismo tiempo, lamenta sentirse ¡°impotente¡± para cambiar la situaci¨®n de los habitantes de la Ca?ada, en cuyo sector seis, el m¨¢s deprimido, han trabajado.
Pese a todo, el rodaje fue casi una premonici¨®n. El realojo escenificado delante de la c¨¢mara fructific¨® finalmente en verdadero. ¡°Al poco de acabar de grabar nos mandaron a Rivas¡±, explica al tel¨¦fono David Gabarre Jim¨¦nez, de 42 a?os, que mantiene todav¨ªa a parte de la familia y muchos conocidos en la Ca?ada, el poblado chabolista m¨¢s conocido de la regi¨®n y una de las zonas m¨¢s deprimidas del pa¨ªs. La ¨²ltima primavera se ha estrenado en el momento en el que la zona donde resid¨ªan los Gabarre lleva seis meses sin luz.
En algunas escenas de la pel¨ªcula aflora este conflicto ahora agravado. El padre de familia arregla el enganche de su chabola a la red. Instantes despu¨¦s trata sin apenas ¨¦xito de recaudar dinero entre otros vecinos para adquirir un transformador. Esa pobreza energ¨¦tica que deja entrever Lamberti ha dejado paso al agujero negro actual que tratan de suplir los habitantes con generadores y placas solares. Nunca los habitantes de la Ca?ada hab¨ªan estado tanto tiempo sin luz pese a no disponer hist¨®ricamente de suministros consistentes. El acceso digno a la electricidad ser¨¢ una de las reivindicaciones que se coreen hoy jueves 8 de abril en el asentamiento durante los actos con motivo del D¨ªa Internacional del Pueblo Gitano.
La supervivencia roba gran parte del tiempo de una poblaci¨®n donde la t¨®nica es vivir de las ayudas y del trabajo en negro. Gabarre lo sabe bien pese a estar asentado hace ya un par de a?os en Rivas-Vaciamadrid. Reconoce que la buena experiencia que ha supuesto protagonizar junto a su mujer, Agustina Menzoda Gabarre, sus cinco hijos, su nuera y su nieto la pel¨ªcula no les ha servido para salir del hoyo. Hoy subsisten gracias al ingreso m¨ªnimo vital y a lo que sacan recogiendo chatarra. El reaolojo, adem¨¢s, le ha alejado de su hijo mayor, ?ngelo, que vive ahora en Chinch¨®n. Ese es uno de los temores que queda tambi¨¦n dibujado en el largometraje, el de la ruptura del clan como peaje imprescindible impuesto por las autoridades para salir de la Ca?ada.
Contarlo desde dentro
Aunque Lamberti reconoce que ha dejado patente su punto de vista ¡°subjetivo¡±, la realidad nada exagerada puede dejar algo desva¨ªdo el inter¨¦s del que vaya a la caza de grandes emociones. Tampoco es un dram¨®n que busque de manera desesperada despertar la condescendencia del espectador. Los agentes de polic¨ªa apenas suponen una pincelada muy secundaria. No hay redadas trepidantes ni capos del narco. Las chispas apenas saltan entre ?ngelo y el adolescente David, que abandona su incipiente vida de peluquero tentado por una mafia que roba y vende coches por piezas.
¡°El objetivo es ense?ar otra perspectiva, contarlo desde dentro y no como hacen los medios generalistas, que muchas veces ense?an solo una parte, lo malo. Quiero a?adir otro punto de vista, el familiar. Contar una historia de otra manera¡±, argumenta la directora, que pese a vivir en Holanda mantiene un estrecho contacto con los Gabarre, que la acompa?aron al estreno mundial en el Festival de San Sebasti¨¢n, donde Lamberti fue reconocida con el Premio New Directors.
¡°No fue dif¨ªcil. Ellos nos explicaban la escena y a nosotros nos sal¨ªa lo natural¡±,David Gabarre
Cuenta c¨®mo est¨¢n tratando de ayudar a David hijo, que ahora cuenta con 18 a?os, a que cumpla su sue?o de ser actor. ¡°Ya con ¨¦l hab¨ªa hecho un corto cuando ten¨ªa doce a?os. Tiene mucho talento. Lo conozco de haberlo visto pasar de ni?o a adulto. Es muy bonito¡±, a?ade con cierta emoci¨®n. David padre refrenda ilusionado pero realista las palabras de la directora. Tambi¨¦n su hija Angelines, de 17 a?os, quiere dedicarse a la interpretaci¨®n. ¡°Nosotros no tenemos medios, ni acceso a castings, ni contactos para que sigan la carrera. No tenemos ni idea. A ver si los que lean esto en el peri¨®dico se animan a echarles una mano¡±, reclama David Gabarre.
Les queda el regusto de un rodaje en familia en el que tanto la directora como los actores sab¨ªan a qu¨¦ atenerse. ¡°No fue dif¨ªcil. Ellos nos explicaban la escena y a nosotros nos sal¨ªa lo natural¡±, resume el padre. Recuerda, eso s¨ª, ¡°que a veces nos levantaban muy temprano y que eran muchas horas y muchas repeticiones. Pero nos divertimos mucho las dos partes¡±.
Mientras, a tiro de piedra de Rivas Vaciamadrid, las chabolas, la pobreza, el paro y la falta de esperanzas permanecen anclados en la Ca?ada Real. All¨ª quedan todav¨ªa muchos otros Gabarre con una vida tambi¨¦n de pel¨ªcula. No parece que esta de 2021 vaya a ser para ellos La ¨²ltima primavera.
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