Los espacios de ¡®coworking¡¯ art¨ªsticos de Madrid, listos para el mundo pospandemia
Despu¨¦s de un a?o resistiendo las limitaciones por la emergencia sanitaria, aumenta la demanda por estos espacios comunes de trabajo para profesionales creativos
Hay lugares en Madrid donde pintores, escultores, fot¨®grafos, costureros o ceramistas trabajan juntos. Son para¨ªsos creativos que en el pasado tal vez se describir¨ªan llanamente como estudios compartidos. Sin embargo, desde hace unos a?os este concepto se viene llamando coworking creativo o art¨ªstico; que es lo mismo, pero con una intenci¨®n m¨¢s desarrollada detr¨¢s. Quienes est¨¢n detr¨¢s de estos espacios que empezaron a aparecer en la ciudad hace aproximadamente una d¨¦cada explican que no es solo cuesti¨®n de repartir gastos, la idea es generar un lugar de creaci¨®n donde los individuos se influencien entre ellos y creen sinergias creativas. Ahora, tras un a?o en el que las limitaciones de aforo y otros efectos de la pandemia les han hecho perder clientes, la demanda ha comenzado a aumentar de nuevo con el final de las restricciones en a la vista y un deseo de compartir aupado por una larga ¨¦poca de soledad impuesta.
Javier Guerra, director de La Quinta del Sordo, que tiene mil metros cuadrados de estudios, talleres y escritorios para m¨¢s de medio centenar de trabajadores creativos, lo ha visto claramente. ¡°Cuando reabrimos, en mayo del a?o pasado, ven¨ªamos y ve¨ªamos todo esto vac¨ªo. Yo solo pensaba en c¨®mo estaba seis meses antes, a rebosar de personas y proyectos. El verano fue un tiempo realmente muy triste. Pero ahora, incluso con las distancias y dem¨¢s, cada d¨ªa recibimos muchas m¨¢s llamadas y emails para pedir informaci¨®n sobre el coworking, y va en aumento. Debe ser el efecto de la primavera, que la gente est¨¢ cansada de trabajar sola desde casa¡±, cuenta este pintor que mont¨® su coworking para artistas y otras profesiones creativas hace ocho a?os tras ver c¨®mo sitios con este modelo proliferaban en Londres o Berl¨ªn.
La Quinta del Sordo se encuentra a unos pasos de la Bas¨ªlica de San Francisco, frente al Parque de la Cornisa. Desde que naci¨®, ha estado creciendo constantemente. ¡°Es exitoso porque es una f¨®rmula en la que ganan por ambos lados. Los artistas pueden aprender de unos y otros constantemente e incluso surgen colaboraciones entre ellos¡±. Guerra y sus socios empezaron alquilando un local de 500 metros cuadrados y, cuatro a?os m¨¢s tarde, se hicieron con otro del mismo tama?o al lado. El inter¨¦s de artistas -o dise?adores, productores, artesano de todo tipo, y m¨¢s- nunca ha cesado. Adem¨¢s, lograron recibir el apoyo de la Administraci¨®n de Carmen para actividades como los diversos talleres que se ofrecen en sus instalaciones, aunque Guerra admite que con la llegada del Ayuntamiento actual esa fuente se sec¨®.
Para medir el pulso de la expansi¨®n de estos proyectos, Guerra ha estado desarrollando desde La Quinta del Sordo un mapeo digital de los diferentes espacios de creaci¨®n colectivos que hay en Madrid. Se llama Mapea Cultura y ser¨¢ lanzado en septiembre, aunque ya se puede visitar su versi¨®n beta en la web. Seg¨²n su investigaci¨®n, actualmente hay 24 espacios activos; suponen alrededor de un 10% de todos los coworkings que hay en Madrid, que, seg¨²n los datos de Coworking Spain, son unos 260.
Precisamente este modelo se puede enmarcar dentro del auge del coworking m¨¢s tradicional, que hab¨ªa disfrutado un crecimiento exponencial en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, en el caso de los coworkings art¨ªsticos, la motivaci¨®n no es meramente sacarle m¨¢xima rentabilidad a un espacio determinado. Teresa Ases, directora de teatro, actriz, y fundadora del espacio de creaci¨®n contempor¨¢neo Navel Art junto a su pareja, el escultor Carlos I. Faura, lo explica: ¡°Nace por la necesidad de tener un lugar donde estuvi¨¦ramos c¨®modos en unas condiciones id¨®neas para poder crear. Entonces pensamos que quiz¨¢s si lo compart¨ªamos, sal¨ªamos ganando todos¡±.
Navel Art consiste en una planta de un edificio de oficinas entre Las Vistillas y Madrid R¨ªo, cerca del Paseo Imperial. Son siete espacios para artistas -hay estudios individuales de pintores, fot¨®grafos y el de escultura-, una sala de ensayos que se alquila a compa?¨ªas teatrales y una peque?a sala de exposiciones con una muestra que rota peri¨®dicamente. Los diferencian en el sector su especializaci¨®n en artes esc¨¦nicas y su riguroso proceso de selecci¨®n, pues no ceden sus estudios a cualquiera dispuesto a pagar, sino que debe encajar y congeniar con los artistas que ocupan los otros espacios.
De hecho, hace unos a?os se hicieron con el alquiler de otra planta del mismo edificio y habilitaron otras dos salas de ensayo, pero con el golpe que le ha dado la pandemia a las nuevas producciones teatrales se han visto obligados a retroceder y devolver el espacio. Aun as¨ª, con los siete estudios ocupados y la sala de ensayo restante en demanda, Ases y Faura, que esperan un beb¨¦ en dos meses, ven una estabilidad en su proyecto que solo aumenta su ilusi¨®n.
En el barrio de Usera, Guillermo de Torres, la cara detr¨¢s de Espacio Oculto, otro coworking para artistas que abri¨® en 2014, est¨¢ en una situaci¨®n similar. Antes de la pandemia ten¨ªan 15 creadores fijos, ahora tienen 12. Gracias a que el lugar donde est¨¢n ubicados, un antiguo taller que ¨¦l mismo rehabilit¨® para esta aventura, es de su padre, el alquiler es flexible y el negocio no est¨¢ en ning¨²n riesgo. Al contrario, la solidez permite a De Torres pensar nuevos proyectos. ¡°Desde el inicio quer¨ªamos ser no solamente un lugar para creadores, sino un punto de encuentro para los vecinos tambi¨¦n. Ahora con la pandemia hemos visto que podemos expandirnos adem¨¢s por el lado digital¡±. Los pr¨®ximos proyectos de Espacio Oculto incluyen un d¨ªa de estudios abiertos con artistas radicados en el barrio y un ciclo de conversatorios que se colgar¨¢n a la web.
Durante la pandemia la misi¨®n para estos espacios, como para tantos otros negocios, fue limitar p¨¦rdidas. La Quinta del Sordo se benefici¨® de ayudas del Ministerio de Cultura y Espacio Oculto de otras del Ayuntamiento, que les han facilitado sobrevivir en los meses de par¨®n; y aunque Navel Art no recibi¨® ayudas institucionales, todos lograron adaptarse a la nueva situaci¨®n con ¨¦xito. Ahora se saben afortunados, pues para ellos ya ha pasado lo peor. Con la primavera llegaron las vacunas, el horizonte de la pandemia se ha acercado un poco y los coworkings art¨ªsticos de Madrid empiezan a reflorecer.
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