El dolor de los otros
Cuando se trata de las personas racializadas el inicio para sentir cierta empat¨ªa es la muerte
Voy a comenzar a escribir. No me he fijado ning¨²n tema en particular pero en mi cabeza ahora mismo solo hay un tema y es bastante probable que sin planearlo todo el art¨ªculo verse sobre lo mismo.
Vaya por delante, que no voy a hacer un an¨¢lisis ni pol¨ªtico, ni econ¨®mico, pero a medida que vay¨¢is leyendo no quiero que olvid¨¦is que todo lo es.
Estas semanas he tenido muchas ganas de rendirme, he comenzado por apagar la tele, acallar las redes sociales y obligarme un poco a frenar esa dichosa man¨ªa de sentirlo todo como si fuera m¨ªo.
El mundo est¨¢ que da asco, no es que no diera asco antes, la verdad, pero ahora se ha rebelado en un ciclo de desigualdades, de maltrato, de indiferencia y de miseria humana con vencidos y vencedores sin complejos.
Hace unas semanas, (yo todos estos sucesos los recuerdo como si fuera ayer), aparec¨ªa en los medios de comunicaci¨®n el cuerpo moribundo de una ni?a negra que lleg¨® en una patera. Ten¨ªa dos a?os. ¡°Muri¨®¡±.
Fue entonces cuando empezaron a usar su imagen, seg¨²n dicen, con el fin de visibilizar y concienciar.
Si hemos llegado al punto de necesitar ver ni?os negros muertos para concienciarnos, es que ya no tenemos conciencia.
Desde entonces hemos visto muchos m¨¢s ni?os y ni?as muertas, otros en situaci¨®n de extrema vulnerabilidad ?Y qu¨¦ ha cambiado? Nada.
Solo ha servido para dejar claro que las vidas de las personas racializadas no valen nada, que es lo que ocurre cuando acostumbras a la gente a ver sus cad¨¢veres flotando en el agua o bajo los escombros a la hora de comer.
Hay que contar las historias, s¨ª, porque lo que no se muestra no existe, pero hay formas y formas, y a veces parece que no sospechen, ni lo m¨¢s m¨ªnimo, que hacerlo as¨ª puede doler. Es triste que solo reparen en el derecho de nuestra existencia vi¨¦ndonos dejar de existir.
Cuando se trata de las personas racializadas el inicio para sentir cierta empat¨ªa es la muerte.
Nos est¨¢n diciendo que las personas blancas solo son capaces de empatizar con nosotros en la muerte de nuestros hijos y eso ni siquiera es cierto porque ellos nunca tendr¨ªan que ver sus cuerpos sin vida en la televisi¨®n.
En un acto natural, humano, una mujer blanca abraza a un hombre negro que se lo acaba de jugar todo, todo.
A ella le preguntan, ?por qu¨¦ le abraz¨®?
A ¨¦l nadie le pregunta por qu¨¦ se lo ha tenido que jugar todo.
Hay abrazos y abrazos.
Recuerdo que una ni?a peque?a se perdi¨® en un partido de tenis y el tenista pidi¨® parar el partido hasta que madre e hija entre l¨¢grimas, se encontraron.
Qued¨® todo grabado y aparec¨ªan, madre e hija abraz¨¢ndose entre los aplausos y la emoci¨®n contenida de la gente. Eran blancas. No hizo falta m¨¢s para mostrarnos que un hijo, duele.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.