Alerta apocalipsis: dese prisa en disfrutar
Lo que nos est¨¢ pasando con la covid es solo un ensayo general de las cat¨¢strofes que est¨¢n por llegar
En el patio de la biblioteca municipal Iv¨¢n de Vargas, justo detr¨¢s de la plaza de la Villa, hay un pozo de piedra al que si uno asoma el morro nota un aire fr¨ªo y h¨²medo, como de acu¨ªfero antiqu¨ªsimo, que lo es, porque ese aljibe estaba ya ah¨ª en los tiempos del se?or que da nombre a la biblioteca, un caballero feudal que forma parte de los linajes m¨¢s antiguos de Madrid.
Iv¨¢n de Vargas fue el jefe de San Isidro, un labrador m¨¢s vago que la chaqueta de un guardia y esto ¨²ltimo no es una calumnia; es que cuenta la leyenda que Isidro mandaba a cuadrillas de ¨¢ngeles a tirar de los bueyes y del arado en su lugar porque a ¨¦l no le apetec¨ªa currar, jugada esta que le vali¨® la canonizaci¨®n.
Justo cuando el consumo energ¨¦tico se hace indispensable para no morir abrasados, las el¨¦ctricas anuncian que van a achicharrarnos con precios abusivos.
Esta triqui?uela no le sonar¨¢ a usted extra?a, ya que probablemente tambi¨¦n se haya pasado la vida entera tirando como un ¨¢ngel de los bueyes y el arado para que al final sea un Isidro quien se lleve los galones. Citaban este fin de semana en un reportaje espl¨¦ndido de EL PA?S SEMANAL a un soci¨®logo progre llamado Eric Klinenberg, quien dice que ¡°una biblioteca es un palacio para el pueblo¡±. En el patio de la biblioteca municipal Iv¨¢n de Vargas hace una temperatura agradabil¨ªsima, como de palacio, sin necesidad de aire acondicionado; y ahora que ya empieza la flama, ese calor de fragua madrile?a que resulta tan dif¨ªcil de explicar como de hacer creer a los que no lo han vivido, una se siente como una zahor¨ª de refugios nucleares al encontrar lugares as¨ª. Ay. La flama.
En la sobremesa cuesta mantener la conversaci¨®n, por las noches cuesta conciliar el sue?o, y a final de mes cuesta mucho, much¨ªsimo pagar la factura de la luz, cuyo coste ha aumentado de forma tan exagerada como puntual: justo cuando el consumo energ¨¦tico se hace indispensable para no morir abrasados, las el¨¦ctricas anuncian que van a achicharrarnos con precios abusivos. Hay que decir, sin embargo, que este a?o por primera vez en much¨ªsimo tiempo ha habido un clima de transici¨®n en este oasis mesetario donde en tiempos el campesino Isidro ar¨® sus huertas.
Ma?anas fresquitas, tardes agradables con viento fr¨ªo, noches de aguaceros provisionales: un periodo perfecto para disfrutar de la vida que hemos malgastado en crisparnos con una campa?a electoral en la que lo ¨²nico que ha quedado claro es nadie quer¨ªa hablar de verdad del futuro. Afirman los expertos en cambio clim¨¢tico que lo que nos est¨¢ pasando con la covid es solo un ensayo general de las cat¨¢strofes que est¨¢n por llegar. As¨ª que ahora que ya no hay campa?as a la vista y que gracias a las vacunas, a las consiguientes muertes en descenso y al tiempo que invita a ense?ar las carnes empezamos a tener la sensaci¨®n de haber esquivado de forma colectiva un misil bal¨ªstico intercontinental, dej¨¦se llevar por la euforia de este junio optimista y estival. Dicen que viene otro apocalipsis. Dese prisa en disfrutar.
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