Los malos humos de las cocinas fantasma
Las cocinas industriales para reparto a domicilio crean inquietud y problemas en los vecindarios
Un d¨ªa aparecieron cuatro cilindros metalizados. En principio, tan brillantes, en mitad del gran patio de luces, rodeados de balcones, tejadillos y ropa tendida, bien podr¨ªan parecer una intervenci¨®n de alg¨²n artista urbano. En realidad, ven¨ªan a confirmar las peores sospechas del vecindario: se trataba de las cuatro flamantes chimeneas de la cocina fantasma que la empresa Cokukin est¨¢ instalando.
La tecnolog¨ªa, junto con las nuevas formas de vivir propiciadas por la pandemia, est¨¢ cambiando el consumo: muchas personas, en vez de salir a un bar o un restaurante, prefieren pedir comida a domicilio a trav¨¦s de c¨®modas aplicaciones. As¨ª ha crecido el fen¨®meno de las empresas de reparto, que en muchos casos han precarizado el trabajo de los repartidores (riders) en mitad de una gran pol¨¦mica. Pero los cambios socioecon¨®micos y urban¨ªsticos van m¨¢s all¨¢: es tal el volumen de pedidos que ya no es necesario tener un local abierto al p¨²blico para servir. Mediante las cocinas fantasmas (o dark kitchens, cocinas oscuras) se ahorran costes en el negocio hostelero¡ pero tambi¨¦n se genera inquietud en los vecindarios. En Madrid ya se cuentan m¨¢s de 20 en diferentes barrios en Tetu¨¢n, Prosperidad o Arganzuela.
Guillermo Infantes, periodista, es un vecino del citado patio, que muestra las chimeneas con des¨¢nimo desde su balc¨®n interior. ¡°Esta actividad puede traer humos, ruidos, un constante traj¨ªn en la calle de hasta 500 riders diarios, a todas horas, problemas en la gesti¨®n de basuras, etc¨¦tera¡±. Unos cambios que pueden mermar notablemente la calidad de vida, sobre todo la de las personas discapacitadas del edificio. Est¨¢n en la calle de Alejandro Ferrant, distrito de Arganzuela y, lo que m¨¢s preocupa es que la cocina industrial est¨¢ al lado del colegio Miguel de Unamuno, en el que estudian 900 alumnos de tres a 12 a?os: los ni?os salen a jugar a escasos metros. Como el propietario de los locales de la discordia es el mismo propietario de la mayor¨ªa del edificio de viviendas, relata el vecino, no ha habido problemas para obtener el benepl¨¢cito de la comunidad. ¡°Bueno, es que ni siquiera se ha discutido¡±.
En el barrio y en el colegio se ha formado un movimiento de protesta por la adjudicaci¨®n de la licencia a la empresa, es la Plataforma 4 Chimeneas. ¡°En el Ayuntamiento nos dicen que somos exageradas, porque no conocemos el impacto real que van a tener estas cocinas¡±, dice Noelia Cabezas, portavoz de los padres y madres del colegio. ¡°Pero es que esa es la cuesti¨®n: nosotras no lo conocemos, pero ellos tampoco. No hay una medici¨®n real. Y no queremos que se experimente con 900 criaturas¡±. Los que protestan por este tipo de actividades por toda la ciudad argumentan que esta es una actividad industrial y que debe estar en un entorno industrial, no en zonas residenciales. Seg¨²n dice Cabezas, la actividad de protesta es tan fren¨¦tica que su hijo de dos a?os, por pura imitaci¨®n, ya juega a llamar por tel¨¦fono a interlocutores imaginarios para hablar de cocinas fantasma.
Temen, adem¨¢s, accidentes en ese lugar lleno de hornos, grandes freidoras, generadores el¨¦ctricos, grandes refrigeradores, y, en definitiva, toda la maquinaria que necesita una cocina industrial. ¡°Por lo general se suelen vender estos espacios como una oportunidad para emprendedores que quieren comenzar un nuevo negocio de hosteler¨ªa¡±, dice Infantes. ¡°Lo que hemos comprobado es que al final acogen a las mismas franquicias de comida r¨¢pida de siempre¡±.
Desde el Ayuntamiento aseguran que ya se est¨¢n reuniendo tanto con las empresas de multicocinas como con los afectados. ¡°Se trata de una actividad econ¨®mica que se viene realizando en locales de uso industrial, pues as¨ª est¨¢ clasificada a trav¨¦s de las normas urban¨ªsticas del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana¡±, dice un portavoz del ?rea de Desarrollo Urbano. ¡°Es una actividad regulada, pues si no fuera as¨ª no se podr¨ªan haber concedido licencias¡±.
Una licencia recurrida ante los tribunales
Los afectados responden que en el caso de Alejandro Ferrant se ha aprovechado una vieja licencia industrial, de los a?os cincuenta, que no deber¨ªa existir: ya han recurrido la licencia del Ayuntamiento ante los tribunales. Quieren que se paralice hasta que haya una regulaci¨®n adecuada y que en ning¨²n caso se instalen estas cocinas al lado de colegios.
En el Consistorio, la Agencia de Actividades est¨¢ llevando a cabo un ¡°exhaustivo programa de visitas¡± y ha pedido un estudio que eval¨²e el impacto en la movilidad y en el entorno. Adem¨¢s, se piden espacios habilitados dentro de los locales para que los repartidores no ocupen la v¨ªa p¨²blica. Tambi¨¦n se est¨¢ trabajando en la modificaci¨®n de las normas urban¨ªsticas del Plan General para revisar la regulaci¨®n del uso industrial y adecuarla a las nuevas actividades que est¨¢n surgiendo. ¡°Estar¨¢ lista en verano¡±, afirma un portavoz municipal. Y se ha solicitado a la Consejer¨ªa de Medioambiente, Ordenaci¨®n del Territorio y Sostenibilidad que haga lo necesario para poder evaluar el impacto de estas cocinas.
¡°Estamos ante un problema grave¡±, dice Rita Maestre, portavoz del partido de la oposici¨®n M¨¢s Madrid. ¡°En el gobierno municipal ha habido una primera fase de negaci¨®n del problema y una segunda fase de intentar contener y prometer reformas a medio plazo¡±. Las cocinas se amparan en una vieja normativa de mediados del siglo pasado que permite la instalaci¨®n de locales industriales en los patios de manzana, en los que tradicionalmente ha habido talleres, gimnasios o supermercados. ¡°As¨ª se cuelan las cocinas fantasma, hay que darse prisa por regularlo¡±, zanja Maestre.
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