Reyerta en Vallecas en pleno d¨ªa: ¡°Tamara, ?te acuestas con ¨¦l?¡±

Un ni?o saltaba este lunes a la comba encima de unas gotitas rojas. A unos cent¨ªmetros, otro manchurr¨®n del mismo color. Era la sangre derramada de dos miembros de clanes que se hab¨ªan enfrentado un par de horas antes a plena luz del d¨ªa con palos de hierro, palas, un cuchillo jamonero, una muleta y machetes. Todo empez¨® por el recelo de un hombre. ¡°Tamara, dime la verdad, ?te acuestas con ¨¦l? ?Puta!¡±, escuch¨® una vecina desde el balc¨®n. Ella lo negaba todo. En la plaza de la Constituci¨®n estaban los tres: el marido, Tamara y el supuesto amante. En cuesti¨®n de minutos, al menos dos decenas de familiares llegaron para exigir la reparaci¨®n del supuesto agravio. Y se arm¨®. Ocurri¨® este lunes en Puente de Vallecas a las tres y media de la tarde.

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La pelea acab¨® con un hombre de 35 a?os con cuatro pu?aladas en el abdomen. Los sanitarios decidieron su traslado al hospital Gregorio Mara?¨®n tras ver que sangraba abundantemente y que pod¨ªa tener afectados los pulmones. All¨ª permanec¨ªa anoche ingresado. Otros tres, con golpes y contusiones de menor gravedad, fueron conducidos al Infanta Sof¨ªa. El rastro de sangre en el suelo prosegu¨ªa hasta la puerta de una fruter¨ªa en la acera de enfrente de la plaza. All¨ª encontr¨® la polic¨ªa un machete. ¡°Hab¨ªa 20 o 30 personas. Hombres, ni?os y tres mujeres. Una era Tamara y las otras dos, m¨¢s mayores, deb¨ªan de ser sus familiares¡±, explica Francisca, que presenci¨® todo desde el balc¨®n de su piso bajo, ubicado en la misma calle en la que sucedi¨®.

¡°Me cago en tus muertos, te voy a matar¡±, se escuch¨® tambi¨¦n antes de que un grupo de hombres empezara a pegar con palos de hierro a otro que qued¨® tendido en el suelo. El caos reinaba en los escasos minutos en los que ocurri¨® todo. Una mujer de unos 50 a?os ped¨ªa que pararan y se llev¨® un golpe que la dej¨® sentada en un bordillo. Francisca, cuyo balc¨®n est¨¢ a ras de suelo, vio c¨®mo uno de ellos se llevaba un golpe con una barra de hierro por detr¨¢s en la cabeza. Enseguida vio aparecer a ¡°los secretas¡±. ¡°Y se han puesto a dar porrazos¡±, contaba sentada en un banco frente a su portal. ¡°?Primo, primo!¡±, o¨ªa esta vecina en medio del tumulto. Francisca no le echa a Tamara m¨¢s de 24 a?os.

La polic¨ªa detuvo a 11 de los participantes en la pelea, uno es el autor de las pu?aladas a la v¨ªctima que ha tenido que ser hospitalizada. Cuando llegaron los agentes, varios escaparon por la avenida de la Albufera, pero casi todos fueron interceptados y, a ¨²ltima hora de la tarde de ayer, segu¨ªan declarando en comisar¨ªa. Todos los arrestados son espa?oles y mayores de edad, y se les imputan los delitos de tentativa de homicidio, ri?a tumultuaria y tenencia il¨ªcita de armas. Fue uno de los familiares quien llam¨® a la polic¨ªa, seg¨²n la Jefatura Superior.

En la plaza, quedaban por la tarde en una esquina los restos de gasas y betadine que los sanitarios emplearon para socorrer a los heridos. ¡°Cuando he pasado por aqu¨ª ya hab¨ªa sucedido todo y hab¨ªa much¨ªsima polic¨ªa y dos o tres ambulancias. Un hombre de unos 40 a?os estaba sentado en el suelo con la cabeza sangrando¡±, recordaba Almudena, estudiante de un centro de est¨¦tica ubicado a unos metros del lugar de la pelea. Con Almudena charla Carol, una joven vecina del barrio, que le preguntaba por lo sucedido. ¡°Esto no es la primera vez que pasa, se enzarzan y acaban as¨ª. Har¨¢ cosa de un a?o sacaron las pistolas y todo¡±, y se?alan una calle al final de la plaza.

Otra vecina que prefiere no dar su nombre y que vive unos pisos m¨¢s arriba que Francisca aseguraba tambi¨¦n que las peleas entre clanes son habituales en esta zona. ¡°Cuando no se pelean por los puestos de fruta es por otra cosa. Yo he llegado cuando estaba empezando todo y he visto llegar a dos hombres corriendo con un palo y una muleta y me he marchado por otra calle¡±, relataba. Esta mujer tambi¨¦n cuenta que desde hace un par de meses utilizan la plaza en la que ha sucedido todo para celebrar sus ceremonias religiosas.

Decenas de ni?os jugaban pocas horas despu¨¦s en el lugar en el que los dos clanes protagonizaron la reyerta multitudinaria. Muchas personas mayores disfrutaban tambi¨¦n de la tarde apacible en los bancos, mientras llegaban los gritos desde el bar cercano con cada gol en el partido de octavos de Espa?a en la Eurocopa. Solo quedaba la sangre como constancia de que un rato antes decenas de personas se hab¨ªan peleado a plena luz del d¨ªa por los celos de un hombre.

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