Vecinos que viven ¡°acostumbrados¡± a las broncas juveniles
En Puente de Vallecas, donde la madrugada del domingo hubo cuatro heridos graves por una reyerta, son habituales las peleas entre bandas, aunque no afectan al ritmo del vecindario
La madrugada del domingo, la reyerta se sali¨® de los par¨¢metros habituales. A las broncas o peleas nocturnas se le sum¨® la existencia de cuchillos, machetes y una pistola. El resultado fueron siete heridos (cuatro de gravedad) y nueve detenidos, con una edad de entre 20 y 22 a?os. Tambi¨¦n hay dos menores?arrestados,?de 16 y 17 a?os. La causa, seg¨²n apunt¨® la Polic¨ªa, proced¨ªa de un enfrentamiento entre dos bandas latinas, los Dominican Don¡¯t Play y los Trinitarios. Algo a lo que en Puente de Vallecas, distrito del sur de Madrid por donde se mueven estos j¨®venes, est¨¢n acostumbrados. Aunque no con tales dimensiones ni con la suficiente trascendencia como para alterar su ritmo cotidiano.
¡°Esto es un foco de movidas y hay de todo, pero lo de anoche [por la madrugada del domingo] tiene que ver con chavalitos, cosas suyas¡±, resum¨ªa Pedro Caja en la puerta de un sal¨®n de apuestas cercano a donde comenzaron los disturbios. Lata de cerveza y pitillo en mano a mediod¨ªa, este residente del barrio de 39 a?os lo ten¨ªa claro: ¡°La zona es conflictiva, pero no tanto. Esto se les fue de las manos. Son ni?os que se creen hombres y luego lo pagan toda la vida. La culpa es que se aburren, que no tienen futuro, y se meten en una pandilla¡±.
Supuestamente, el ataque respond¨ªa a una ¡®caza¡¯ de miembros rivales por ¡®conquistar¡¯ un territorio. Para testigos diarios de este tipo de acciones, lo normal es que se formen trifulcas en la puerta de bares latinos o en la calle Pe?a Gorbea, conocida popularmente como ¡®El Bulevar¡¯. ¡°Es casi el pan de cada d¨ªa. Al final es una inseguridad que te toca, porque vas alerta y con miedo¡±, explicaba Leticia Andia, empleada boliviana de 24 a?os del locutorio frente al que a¨²n quedan manchas de sangre en la acera. El dominicano Reimon Ram¨ªrez, de 50 a?os, apuntaba en la peluquer¨ªa adyacente que no era nada ¡°fuera de lo com¨²n¡±: ¡°Esto es Vallecas, mijo, pero de cosas tan fuertes no sabemos; no nos afectan¡±.
Centros educativos pr¨®ximos reconoc¨ªan las amenazas que penden sobre sus alumnos, sobre todo a aquellos de procedencia latinoamericana. Ninguno, sin embargo, contempla ning¨²n plan de concienciaci¨®n o contra la captaci¨®n de pandilleros. ¡°Tenemos muchos problemas, pero ese no es el principal¡±, sentenciaba Anselmo Ramos, jefe de estudios del Instituto Numancia. ¡°Aqu¨ª se tiene mucho cuidado. Y la suerte es que es muy familiar¡±, alegaba por su parte Mar¨ªa Jes¨²s Ram¨ªrez, conserje del IES Vallecas I. Desde la Junta Municipal esgrim¨ªan que la posesi¨®n de armas y pertenencia a bandas no les compete, pero que han reforzado con 98 nuevos agentes repartidos por ¡°¨¢reas dif¨ªciles¡± como esta o Lavapi¨¦s. ¡°Lo m¨¢s gordo pasa en el Legend o en El Patio, las dos discotecas de por aqu¨ª. Del resto ni nos enteramos¡±, zanjaba Pablo, dominicano de 14 a?os, nada m¨¢s salir de clase.
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