Aqu¨ª la autoridad es la se?ora Juana
La colonia Arroyo Meaques marca el l¨ªmite entre Madrid y Pozuelo. De origen militar, muchos de sus vecinos tienen o han tenido relaci¨®n con las Fuerzas Armadas.
El patio delantero de la casa de Juana Falc¨®n (86 a?os, Trujillano) ofrece varias pistas para intuir que existe alg¨²n tipo de relaci¨®n con el mundo militar. Cuatro balas decoran la cara interna del buz¨®n. En el suelo, en m¨¢rmol, est¨¢n los escudos de la Guardia Civil y de Artiller¨ªa. Y las cuatro patas de la mesa son otras tantas carcasas de bombas. ¡°Pero est¨¢n vac¨ªas, ?eh?¡±, tranquiliza ella.
Lleg¨® a Madrid con 14 a?os. Antes hab¨ªa trabajado en su Extremadura natal ¡°rascando garbanzos y recogiendo aceitunas y algod¨®n¡±. Se cas¨® con 29 a?os. Con Aquilino Valondo, que fue comandante del Ej¨¦rcito de tierra. ¡°?l se quer¨ªa casar ya de cabo primero, pero nos casamos cuando ascendi¨® a sargento¡±, recuerda. En 1987, se instalaron en Arroyo Meaques. Se ha convertido, incluso, en una unidad de medida: aqu¨ª se vive ¡°frente¡± o ¡°dos casas m¨¢s all¨¢ de la casa de Juana¡±.
Las 133 viviendas de la colonia, de origen militar, se construyeron entre 1943 y 1955. El color blanco de las casas y los muros hace que, por momentos, parezca un pueblo del sur. A veces, las productoras de cine ofrecen alquilar algunas viviendas para rodar aqu¨ª, en Campamento, escenas ambientadas en Andaluc¨ªa o en el Mediterr¨¢neo.
Son casas de distribuci¨®n sencilla y pr¨¢ctica, en cuya construcci¨®n original se utilizaron materiales muy econ¨®micos. ¡°Cuando estaba en la mili, mi hermano construy¨® esta casa. Al enterarse de que ven¨ªamos para aqu¨ª, me advirti¨® de que no ten¨ªa cimientos¡±, explica Juana. La soluci¨®n que han encontrado algunos vecinos ha sido rehacer la casa al completo -respetando la estructura original- o cavar un foso en torno que ejerza de aislante en torno al per¨ªmetro de sus fincas.
Jes¨²s Mart¨ªn (64 a?os, ?vila) es militar en la reserva del Ej¨¦rcito de Tierra. Presidente de la asociaci¨®n de vecinos, cuya cuota es de 5 euros al a?o. Cuenta que las casas de la colonia salieron a subasta en 2011. Hasta entonces, eran propiedad del Ministerio de Defensa. ¡°Se las ofrecieron primero a los que viv¨ªan en alquiler, que ten¨ªan la opci¨®n de adquirirlas en propiedad o de seguir como estaban¡±. Fue entonces cuando ¨¦l adquiri¨® la suya. Con unos 95 construidos en una planta, tiene, en total, 325 metros cuadrados de terreno -en los que hay una piscina de 30 metros c¨²bicos y una barbacoa de obra-. Los patrios traseros son uno de los tesoros escondidos de la urbanizaci¨®n: en la mayor¨ªa de los casos doblan el espacio que ocupan las viviendas.
Hay dos fechas que han cambiado la historia reciente de la colonia. En 2007 se inici¨® el plan de urbanizaci¨®n, que incluy¨® la pavimentaci¨®n de las calles -hasta entonces de tierra- y la instalaci¨®n de nuevos servicios de agua, electricidad o alumbrado p¨²blico -y, de paso, muchos de los bancos de granito que estaban en la calle pasaron a estar en los patios de las casas-. La otra fue la decisi¨®n de Defensa de arreglar las casas que segu¨ªan siendo de su propiedad. ¡°Nosotros aprovechamos para meter por dentro los tubos de la calefacci¨®n y de la luz, que iban por fuera, y para arreglar las ventanas, las puertas, las persianas¡¡± recuerda Margarita (Madrid, 42 a?os), doctora en Qu¨ªmica e hija de Juana. Est¨¢ pasando una temporada en casa de su madre. Recuerda una infancia de jugar en la calle a bal¨®n prisionero, de saltar a la comba, de ir hasta las moreras para jugar al futbol y con la bicicleta para tirarnos por los terraplenes. De tener gusanos de seda.
Margarita comparte pasado en la Universidad de Yale con su vecina de enfrente. Raquel Piqueras (50 a?os, de Madrid) es cient¨ªfica. Dice que una casa en la colonia era ¡°el sue?o¡± de todos los que viv¨ªan en el barrio. Que, cuando consigui¨® la suya, sus amigos le preguntaban c¨®mo lo hab¨ªa logrado. Y lo logr¨® porque su actual casa, que antes era el bar, sali¨® a subasta. Y la subasta qued¨® desierta y pas¨® a venta libre. Tras un susto inicial ¨C¡±casi me desmayo¡±- sobre la posibilidad de utilizarlo como vivienda, se pudo instalar en estos 240 metros cuadrados. Dando un paseo por la colonia, va desgranando algunas de sus singularidades: ¡°si te fijas, hay carteles que indican que son almacenes del Instituto de la Vivienda de las Fuerzas Armadas. Eso es porque, si los ocupan, es m¨¢s f¨¢cil recuperarlos judicialmente¡±. Destaca la riqueza natural del entorno ¨C¡±hay zorros, buitres, ¨¢guilas¡¡±- y apunta a una curiosidad: ¡°ahora estamos en Madrid. Ahora, en Pozuelo¡±, explica mientras cruza de acera a acera en la calle de la Cardencha, que marca el final de la ciudad.
De vuelta a casa de Juana, se oye la corneta que marca el arriado de la bandera el cuartel Alfonso X. Son las nueve de la noche.
Juan, el hijo mayor de Juana, es Guardia Civil. Pasa por all¨ª a recoger unas herramientas. ¡°Te voy a leer la cartilla¡±, le dice su madre, ¡°acu¨¦rdate de apagar la luz de tu habitaci¨®n cuando vienes a casa¡±, le dice. La autoridad es la autoridad.
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