Soluci¨®n expr¨¦s para la familia sin agua en una infravivienda de Madrid
El Ayuntamiento realoja durante dos meses a los Zatout, que esperaban desde hace dos a?os un alquiler social de la Sareb, propietaria de la casa donde han vivido en una situaci¨®n infrahumana
La soga que apretaba el cuello de la familia Zatout ya se ha destensado. Tres d¨ªas despu¨¦s de que EL PA?S publicara un reportaje sobre la vida infame en una infravivienda de Djamel, su mujer, Ghani, y tres hijos, Mustapha, Kheira y Halima, de nueve, cuatro y un a?o, el Ayuntamiento y la Sareb, el banco malo al que pertenec¨ªa el piso de unos 50 metros cuadrados en el que dorm¨ªan desde hace casi cuatro a?os, llegaron a un acuerdo. El Servicio de Asesoramiento a la Emergencia Residencial (SAER) del Consistorio les ha reubicado en un alojamiento alternativo durante un m¨¢ximo de dos meses, el tiempo que necesita la sociedad de gesti¨®n de activos vinculados al sector inmobiliario para aclimatar una vivienda social en Parla, al sur de la capital.
La situaci¨®n ya era insostenible. La familia se vio obligada a seguir bajo el techo de un piso en Vallecas que corr¨ªa el riesgo de derrumbarse despu¨¦s de que un ecuatoriano les timara y robara algo m¨¢s de 900 euros. Eso ocurri¨® hace casi cuatro a?os. ?l, de origen argelino, acudi¨® a los servicios sociales del Ayuntamiento para pedir ayuda. Estaba en paro, viv¨ªan de los 883 euros del Ingreso M¨ªnimo Vital (IMV) y se dio cuenta de que todo hab¨ªa sido una farsa y de que, sin contrato legal, estaba okupando contra su voluntad una casa. El propietario, adem¨¢s, no ten¨ªa intenci¨®n de tenerlos ah¨ª de inquilinos. Conforme fue pasando el tiempo, empezaron a llegar las notificaciones de desahucio. Cuatro en total. Y recurri¨® a la asociaci¨®n Provivienda, que se encarga de defender el derecho a la vivienda en la lucha contra la exclusi¨®n residencial.
El servicio jur¨ªdico de esta asociaci¨®n consigui¨® entablar una negociaci¨®n con el Ayuntamiento, que por su parte comenz¨® la ardua tarea de intentar mediar con la Sareb para que les alojaran en una vivienda social, puesto que cumpl¨ªan todos los requisitos necesarios.
Pero la burocracia se cruz¨® en el camino de esta familia y las negociaciones han durado m¨¢s de dos a?os.
Mientras pasaba todo ese tiempo, los Zatout estaban pr¨¢cticamente obligados a permanecer en la infravivienda. Literalmente no pod¨ªan salir de all¨ª. Les informaron de que, si lo hac¨ªan, las negociaciones entre el Consistorio y la sociedad se romper¨ªan. As¨ª que les aconsejaron una y otra vez que esperaran, que tuvieran paciencia. Hasta que la perdieron y se animaron a ense?ar a este peri¨®dico la situaci¨®n infrahumana en la que han sobrevivido.
Han tenido experiencias de todo tipo. Inviernos duros en los que prefer¨ªan refugiarse en el portal de su casa cuando llov¨ªa, resguardados de un piso que se inundaba tanto que se sent¨ªan m¨¢s seguros en la calle, lejos de los cables de luz que colgaban de las paredes. Y veranos infernales, sobre este ¨²ltimo, cuando el 2 de agosto el Canal de Isabel II les cort¨® el agua porque el suministro llegaba a trav¨¦s de un enganche ilegal. As¨ª han pasado una ola de calor indigna, sin poder ducharse ni tirar de la cadena y racionando el agua embotellada para cocinar o para beber. Los servicios sociales del Ayuntamiento les propuso, como soluci¨®n, acudir a ba?os p¨²blicos.
El mismo d¨ªa en que sali¨® el art¨ªculo publicado, la Sareb movi¨® ficha. Dijo que esa misma tarde la familia podr¨ªa firmar un contrato para vivir en esa misma vivienda y asumi¨® los arreglos que ten¨ªa que poner en marcha para hacerla habitable. Las paredes, los techos, el ba?o¡ todo parec¨ªa a punto de derrumbarse, as¨ª que ten¨ªan trabajo por delante. Pero la alegr¨ªa dur¨® poco. El presupuesto total de las reparaciones acab¨® siendo demasiado elevado y decidi¨® echarse para atr¨¢s.
El pacto
En ese momento entr¨® en juego el SAER, que segu¨ªa mediando con el banco malo y ofreci¨® un apartamento temporal a la familia, siempre y cuando la Sareb se comprometiera a poner una fecha en el calendario para el realojo definitivo. ¡°Nosotros contamos con pisos que solo sirven como viviendas alternativas, temporales. No podemos tener a familias de forma indefinida¡±, explica un portavoz del ?rea de Familias, Igualdad de Bienestar Social del Ayuntamiento. As¨ª que el compromiso se sell¨®. En un m¨¢ximo de dos meses, los Zatout se trasladar¨¢n a Parla, a su vivienda (social) definitiva, donde firmar¨¢n un contrato de siete a?os.
¡°?Esto es un palacio!¡±, dijeron los ni?os mayores nada m¨¢s entrar el viernes pasado en el piso temporal, ubicado en el distrito de Usera. Lo primero que quisieron, de hecho, fue probar la ducha. Llevaban m¨¢s de tres semanas sin poder lavarse y era lo m¨¢s urgente para ellos. ¡°Estamos muy contentos¡±, repet¨ªa Djamel una y otra vez. No era para menos. Pasaban de dormir todos juntos en un colch¨®n tirado en el suelo de un sal¨®n, a disfrutar, aunque sea por un par de meses, de ese piso con luz natural, agua corriente, el telefonillo bien colocado en su sitio, muebles sencillos y funcionales, dos habitaciones y camas sobre las que dormir.
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