C¨¦sar Fili¨², el saxofonista cubano que decidi¨® dormir poco
El ganador de la Residencia de Jazz de Conde Duque integra las m¨²sicas de Cuba, Hait¨ª y Nueva York en sus composiciones
C¨¦sar Fili¨² Douglas aterriz¨® un domingo de oto?o en Barajas con el est¨®mago atiborrado de mariposas, pero desde el primer d¨ªa supo que su aventura espa?ola acabar¨ªa sali¨¦ndole bien. Nada m¨¢s llegar, su amigo Roberto Nieva, saxofonista como ¨¦l, le llev¨® a que se le desentumecieran las articulaciones por el Retiro y le hizo junto al estanque sus primeras fotos madrile?as. A C¨¦sar no le import¨® que aquel escenario fuera arquet¨ªpico: lo encontr¨® encantador. Por la noche aprovech¨® que en el Caf¨¦ Central tocaba el cuarteto del pianista Iv¨¢n Mel¨®n Lewis, nada menos, para conocer el templo jazz¨ªstico madrile?o por antonomasia. Cuando por fin aterriz¨® con sus huesos en la habitaci¨®n de Legazpi que le alquilaba su paisano Maikel Vistel, tambi¨¦n saxofonista, se sinti¨® feliz, realizado, plet¨®rico.
Y decidi¨® que a partir de entonces dormir¨ªa menos.
¡°Todos en mi familia somos de tirarnos muchas horas en la casa¡±, r¨ªe Fili¨². ¡°A mi t¨ªo Enrique, sin ir m¨¢s lejos, le he visto durmiendo dos d¨ªas sin interrupci¨®n tras regresar de una gira. Mi cuerpo me pide ser tambi¨¦n as¨ª, pero mi conciencia ya no me lo consiente. Ahora prefiero acostarme tarde y levantarme temprano, para aprovechar el tiempo. Porque nunca sabes cu¨¢nto nos queda aqu¨ª, as¨ª que no podemos perder ni un minuto¡±.
Fili¨² es un muchacho sereno y risue?o de hiperactividad inducida. El pasado 29 de enero celebr¨® su trig¨¦simo aniversario, hizo balance y sentenci¨®: ¡°No he trabajado lo suficiente. A¨²n me siento un poco como aquel ni?o de 15 a?os que iba silbando a la escuela¡±. Por eso, en su calendario emocional ha incluido una segunda fecha de nacimiento, ese 27 de octubre de 2019 en que tom¨® tierra en esta meseta y decidi¨® pisar el acelerador. Un amigo le abri¨® los ojos con un viejo bolero, La vida es un sue?o, que ¨¦l ha convertido en piedra angular. Cantaba el tresero cubano Arsenio Rodr¨ªguez: ¡°Hay que gozar lo que puedas gozar / porque sacando la cuenta en total / la vida es un sue?o y todo se va¡±. Y ¨¦l se tararea esos versos de cuando en cuando. ¡°Es una filosof¨ªa muy sencilla, pero me abri¨® la mente. Hay que hacer las cosas bien en esta vida¡±.
C¨¦sar se decanta para la entrevista por el mismo parque del Retiro que le sedujo desde la primera tarde. Han transcurrido un par de a?os, pero sigue encontr¨¢ndolo el lugar m¨¢s ¡°inspirador¡± de la ciudad. ¡°M¨¢s incluso que Malasa?a, el Matadero o Madrid R¨ªo¡±, enumera orgulloso de su madrile?ismo sobrevenido. Por aqu¨ª pasea con frecuencia; siempre con un cuaderno de papel pautado en la mochila, por si le viene alguna melod¨ªa prometedora a la cabeza y tiene que garabatear unas cuantas semicorcheas. A las puertas de este parque comprendi¨® hace unos meses que la vida es un tesoro fr¨¢gil y fugaz: choc¨® con su patinete el¨¦ctrico contra un coche y rompi¨® con su barbilla la ventanilla trasera del veh¨ªculo. ¡°A¨²n no s¨¦ c¨®mo no me romp¨ª ning¨²n hueso, pero lo tom¨¦ como una se?al: debemos permanecer siempre alerta¡±. Y desde aqu¨ª eleva los sue?os de una carrera musical que, como todo en su agenda desde octubre de 2019, tambi¨¦n se ha acelerado. Sobre todo a ra¨ªz de ganar este a?o la Residencia de Jazz para j¨®venes talentos que convoca el Centro Cultural Conde Duque.
Designio gen¨¦tico
Fili¨² Douglas ejerce como m¨²sico y compositor casi por designio gen¨¦tico. Su padre es el ilustr¨ªsimo saxofonista Rom¨¢n Fili¨², uno de los grandes nombres cubanos que desembarc¨® en Madrid desde el cambio de siglo ¡ªAlain P¨¦rez, Pepe Rivero, Mel¨®n, El Negr¨®n, Luis Guerra, Ariel Br¨ªnguez¡ª para sacudir irreversiblemente la escena jazz¨ªstica de la capital. Todos los hermanos de Rom¨¢n, los cinco, son m¨²sicos profesionales. La madre de C¨¦sar, Niurbis Douglas, es una eminente clarinetista sinf¨®nica en la isla. Hasta el peque?o Leonardo Fili¨², hermano por parte de padre, ejerce ya a sus ocho a?os como virtuoso del piano. ¡°No es que vaya a incorporarlo dentro de unos a?os en mi grupo. Ser¨¢ ¨¦l quien termine contrat¨¢ndome a m¨ª¡±, se carcajea.
C¨¦sar siente veneraci¨®n por todos. A su padre lo considera ¡°un faro¡±, ese ¡°¨ªdolo¡± al que asemejarse. ¡°Ya quisiera ser tan moderno y ecl¨¦ctico como ¨¦l. Me llenar¨ªa de regocijo parecerme¡±, exclama. De mam¨¢ le asombran la tenacidad y la sabidur¨ªa. ¡°A los nueve a?os, el d¨ªa que me admitieron en la Escuela Vocacional de Arte de Camag¨¹ey para estudiar saxof¨®n, me avis¨®: ¡®Deber¨ªas haberte matriculado en clarinete, ya sabr¨¢s por qu¨¦¡¯. Con el tiempo comprend¨ª que llevaba raz¨®n. El clarinete es un instrumento mucho m¨¢s dif¨ªcil y completo; tocar el saxo me parece bastante sencillo¡¡±. Pero la admiraci¨®n se le desboca cuando recuerda a su abuelo, que cantaba y tocaba las maracas en las verbenas por toda la isla. De ¨¦l aprendi¨®, ante todo, la ¨¦tica del trabajo. ¡°Era m¨²sico aficionado, pero se compr¨® los equipos de sonido para poder desarrollar esa pasi¨®n. Y luego, durante la semana, yo le acompa?aba al conuco a recolectar yuca, pi?a, mango, ma¨ªz y boniato. La vida en el campo es dif¨ªcil, pero es as¨ª¡±.
Muchas evocaciones de aquella infancia entre plantaciones emergen ahora en la m¨²sica, a¨²n sin t¨ªtulo, que el saxofonista ha compuesto para estrenar el pr¨®ximo 5 de noviembre en Conde Duque. Una de las suites se inspira en la tradici¨®n afrocubana yoruba, que ¨¦l ha conocido en largas noches de farra y tambores, ¡°de esos que te llenan el alma hasta que sientes que vas a explotar¡±. En otra aporta su visi¨®n de ¡°la vibra del jazz neoyorquino, esa ciudad donde habr¨¢ que terminar viviendo porque all¨¢ sucede todo¡±. Y una tercera suite, acaso la m¨¢s emotiva, se nutre de las m¨²sicas haitianas que conoci¨® a trav¨¦s de los cientos de emigrantes que se afincaban en Cuba para trabajar en pueblitos azucareros como el suyo, Minas. Le ha quedado una partitura de aires m¨¢gicos, noct¨¢mbulos, misteriosos.
Mientras su carrera como l¨ªder y compositor se consolida, C¨¦sar Fili¨² Douglas se gana el sustento en esta ciudad cara y enloquecida impartiendo clases particulares (¡°tengo muchos alumnos peque?os y gracias a ellos estoy desarrollando mucha paciencia, tan importante para la vida¡±) y, sobre todo, como ayudante en el taller de luther¨ªa del saxofonista tinerfe?o Nelson Medina. Ah¨ª, en ese local de la corredera Alta de San Pablo, colocando peque?as piezas de corcho y reparando zapatillas, comprende mejor que en ning¨²n otro sitio el valor de la perseverancia. Canturrea a veces el viejo bolero de Arsenio Rodr¨ªguez: ¡°La realidad es nacer y morir / por qu¨¦ llenarnos de tanta ansiedad¡±. Busca t¨ªtulo para su estreno en el Conde Duque, que grabar¨¢ y editar¨¢ por su cuenta ¡°porque no hay mejor destino para mis ahorros¡±. Sue?a con volar por vez primera a los Estados Unidos y encaramarse a los mejores escenarios de Nueva York. Recuerda las recetas de su abuela, que le convirtieron en un apasionado de la cocina. Y se reafirma en su determinaci¨®n firme de dormir menos. ¡°Hasta ahora era un chico tranquilo que viv¨ªa despacio. Ha llegado el momento de ir mucho m¨¢s deprisa¡±.
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