El complicado camino de refugiado a emprendedor
Sadam, ex-ni?o soldado y Ayham, periodista perseguido, llegaron a Espa?a por v¨ªas legales, tras escapar de Eritrea y Siria. El desconocimiento y la xenofobia hacen dif¨ªcil que consigan trabajar y sacar adelante a sus familias
A Sadam Yacub (Eritrea, 1991), a los quince a?os le gustaba gastar los pocos nafkas de su bolsillo pagando para ver por sat¨¦lite los partidos de f¨²tbol del Real Madrid en el bar de su pueblo, Teseney, con sus amigos. Sin embargo, con esa edad fue obligado a empu?ar un kalashnikov AK-47. Hoy, muchos a?os m¨¢s tarde en Madrid y ya como refugiado, est¨¢ dolido por no sentirse seguro en Espa?a. ¡°Yo ya pas¨¦ por todo aquello y consegu¨ª escapar. No quiero seguir sufriendo aqu¨ª¡±. Se refiere a una estafa y un robo en la calle del que fue v¨ªctima hace unas semanas. En la refriega fue confundido con uno de los delincuentes y, en lugar de recibir amparo en la comisar¨ªa y de acuerdo a su relato, recibi¨® un pu?etazo de un agente de la autoridad. No se ha planteado denunciar la agresi¨®n. ¡°?Para qu¨¦? No servir¨ªa de nada. Soy negro¡±.
Distinta historia es la de Aiyham Al Sati (Siria,1988). Es natural de Daraa, la ciudad donde comenzaron las revueltas contra el r¨¦gimen de Bassar Al Ashad en 2011. El joven particip¨® activamente denunciando en redes sociales primero, y publicando en webs despu¨¦s, los asesinatos y abusos del ej¨¦rcito contra la poblaci¨®n civil. No ten¨ªa entre sus planes ser periodista, pero se vio obligado a contar lo que estaba pasando. En Madrid ha aprendido a disimular su acento por tel¨¦fono, a la hora de llamar intentando alquilar un piso para ¨¦l y su familia. Tard¨® casi seis meses en conseguirlo, y pudo firmar un contrato de arrendamiento gracias a un aval de la ong Por Causa. ¡°En cuanto daba mi nombre, me dec¨ªan que estaba ya alquilado, y fin de la conversaci¨®n¡±. Ayham habla despacio y se para en las conjugaciones de los tiempos verbales, especialmente en los condicionales, aquellos que se usan para contar los deseos de un futuro no seguro pero anhelado. Su licenciatura en filolog¨ªa ¨¢rabe le exige ser minucioso con la lengua.
Paco Garrido, coordinador en Madrid de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado, CEAR, explica que ¡°cuando las personas refugiadas y solicitantes de asilo salen del sistema de acogida, el acceso a la vivienda o al empleo pr¨¢cticamente se convierte en una misi¨®n imposible para la mayor¨ªa, principalmente por la carencia de recursos de los servicios p¨²blicos. Resulta clave y urgente desarrollar proyectos que garanticen los procesos de inclusi¨®n a medio y largo plazo¡±.
En Eritrea, Sadam fue ni?o soldado durante mucho tiempo, soldado raso despu¨¦s por nueve a?os, antes de conseguir escapar. Entre 2006 y 2015 desert¨® varias veces, tantas como fue capturado y encarcelado. En una de las intentonas se cas¨® y tuvo una hija, Samah, en 2013. Cuando traspas¨® la frontera y lleg¨® a Sud¨¢n, solo, su mujer estaba embarazada de Mahmud, su segundo hijo, que nacer¨ªa mientras cruzaba el desierto hacia Libia. En diciembre de 2016 fue rescatado en aguas del Mediterr¨¢neo por la marina italiana, y trasladado a Sicilia al llegar, y a Roma a los pocos meses. All¨ª se le propuso ser reubicado en Madrid como solicitante de asilo.
Record¨® las tardes de f¨²tbol ante la pantalla admirando la plantilla de su adolescencia: Ronaldo, Marcelo, Guti, Ramos o Casillas y no dud¨® en aceptar. Llam¨® a su familia y tuvo que explicarles d¨®nde estaba Espa?a. Junto con otros compatriotas, aterriz¨® en el aeropuerto Adolfo Su¨¢rez en febrero de 2017. El ex-ni?o soldado tuvo la suerte de ser uno de los 2.500 refugiados que se reubicaron en Espa?a, de los 19.500 a los que el Gobierno se comprometi¨®. ¡°La mayor¨ªa de los Estados de la UE no cumplieron ni de lejos los objetivos de reubicaci¨®n de solicitantes de asilo a los que se comprometieron durante la llamada crisis de refugiados¡±, confirma desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el ACNUR, Mar¨ªa Jes¨²s Vega, su directora de Comunicaci¨®n.
Ayham, por su parte, huy¨® en agosto de 2018 con su mujer Ola y sus hijas Mariam y Amel, de cuatro y tres a?os. En agosto fueron desplazados hacia el norte del pa¨ªs por el avance de las tropas gubernamentales. Consiguieron atravesar con sus hijas en brazos el r¨ªo Orontes, el r¨ªo rebelde en su etimolog¨ªa original ¨¢rabe, Alassi, hasta pisar suelo turco. All¨ª, el Comit¨¦ para la Protecci¨®n de los Periodistas, CPJ en ingl¨¦s, le confirm¨® que le ayudar¨ªa a llegar a Espa?a, a Madrid, hacia donde volaron desde Ankara en mayo de 2019.
Fuera de lugar
Ni Sadam ni Ayham llegaron en patera o saltando vallas. No est¨¢n en situaci¨®n administrativa irregular. Tienen permiso de residencia y de trabajo, pero ambos explican que se sienten cuestionados en su d¨ªa a d¨ªa, como personas de segunda. Los datos les acompa?an: recientemente, la investigaci¨®n A Todo Color sobre delitos de odio en j¨®venes revela grandes desinformaciones sobre la migraci¨®n en Espa?a, y opiniones como que ¡°los espa?oles deber¨ªamos tener m¨¢s derechos que los migrantes¡± en un 20% de los participantes.
Los dos tienen empleo y no solo eso: proyectos propios. El joven eritreo ha sido elegido por el Banco Santander, que le ofreci¨® un cr¨¦dito que ¨¦l quiere utilizar para abrir un restaurante de kebab. Ha estudiado modelos de negocio similares de amigos, tiene controlados los gastos e ingresos potenciales y hasta un local ya elegido en el distrito de San Blas-Canillejas, casualmente donde viven Ayham y su familia. Por su parte, el periodista sirio lleva desde abril levantando junto con tres compa?eros la revista Baynana, cuya misi¨®n es ¡°ofrecer informaci¨®n de utilidad a la comunidad arab¨®fona en Espa?a y, al mismo tiempo, tender puentes entre las personas migrantes, refugiadas y espa?olas de origen extranjero, y el resto de la poblaci¨®n¡±.
Mientras construyen sus sue?os y los hacen rentables, ambos tienen otros trabajos: Sadam en el campo de Aranjuez sembrando y recolectando esp¨¢rragos y fresa. Env¨ªa un tercio de su sueldo de 1.100 euros mensuales a sus hijos, con los que habla de vez en cuando. Las comunicaciones son dif¨ªciles. Samah y Mahmud deben salir de la ciudad y subir una colina para encontrar cobertura. ¡°?Cu¨¢ndo vienes, pap¨¢?¡±, le preguntan. ?l quiere traerlos. Ayham complementa los pocos ingresos de la revista con clases online de ¨¢rabe para espa?oles. A ambos les une algo m¨¢s: hace menos de una semana que le confirmaron al periodista su derecho a la protecci¨®n subsidiaria en Espa?a, para ¨¦l y su familia. Estos mismos d¨ªas, tambi¨¦n, Sadam ha recibido en su tel¨¦fono m¨®vil una fotograf¨ªa de su hijo de cinco a?os. Nunca le hab¨ªa visto la cara.
En ocasiones la situaci¨®n de vulnerabilidad en la que se encuentran las personas refugiadas hace que no puedan completar su proceso de inserci¨®n de forma efectiva en el periodo de protecci¨®n que ofrece el sistema de acogida, que va desde los 18 a los 24 meses. Francisco Rojo, responsable del Eje Jur¨ªdico y de Asuntos Internacionales de Accem, entidad que acompa?¨® a Sadam durante 2017 y 2018 durante su paso por el sistema, explica que ¡°la finalidad es lograr la autonom¨ªa de la persona y su plena integraci¨®n. Seg¨²n las circunstancias de cada persona resulta m¨¢s sencillo o m¨¢s complejo¡±.
Sadam es muy espabilado, habla un espa?ol perfecto, ha trabajado en varios lugares y ahora quiere su negocio propio, pero se ha topado con la incomprensi¨®n institucional. Adem¨¢s del robo que le llev¨® a recibir un pu?etazo de un agente, tiene una multa pendiente por la estafa de la que asegura fue v¨ªctima. Compr¨® unos m¨®viles para revenderlos sin saber que eran robados. ¡°Antes de comprarlos, fui a la comisar¨ªa para saber si pod¨ªa hacerlo, y me dijeron que s¨ª¡±, relata. Al acudir a la cita para hacer la transacci¨®n se encontr¨® en el locutorio con una patrulla que le detuvo. Ha vuelto a Accem para pedirles ayuda. Desde la entidad est¨¢n valorando derivar su caso a la fiscal¨ªa para los delitos de odio. Sadam piensa que si no puede solucionarse, se ir¨¢ de Espa?a.
Cuando se decret¨® el confinamiento general por la pandemia de la Covid-19 en marzo de 2020, Ayham, Ola, Mariam y Amel, (¡°su nombre significa esperanza¡±, explica con una sonrisa su padre), acababan de entrar a vivir en su piso de San Blas. Llevaban nueve meses en Madrid, y a¨²n les faltaba tiempo para manejar el castellano con fluidez. ¡°Ve¨ªamos la informaci¨®n en las televisiones espa?olas, intent¨¢bamos traducirlo, pero ten¨ªamos muchas dudas¡±. A ¨¦l le gustaba pasear Madrid, especialmente la zona de la Almudena, Almudaina en su boca, y los vestigios del Madryt musulm¨¢n del siglo IX, pero no se atrev¨ªa por no comprender bien a qu¨¦ hora pod¨ªa salir. Desde Baynana quiere contribuir a hacer la integraci¨®n de la comunidad ¨¢rabe en Espa?a m¨¢s f¨¢cil. ¡°Nadie nos explica antes de llegar c¨®mo va a ser el proceso de asilo, ni nos informa sobre c¨®mo es Madrid, o Espa?a, es dif¨ªcil integrarse sin informaci¨®n¡±, explica, recordando su propia experiencia.
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