Paraguas y mascarillas reciben a los Reyes Magos en Madrid
Un desfile pasado por agua, pero lleno de ilusi¨®n, al que ha acudido menos p¨²blico del previsto, pues no se llenaron ni las gradas con asiento fijo
¡°Dios m¨ªo la que est¨¢ cayendo¡±. Bajo la lluvia, ni?os y mayores con mascarilla bajo los paraguas se diseminaban a lo largo de los tres kil¨®metros que discurren entre Nuevos Ministerios y la plaza de Cibeles, por donde desfil¨® la tradicional cabalgata de los Reyes Magos del Ayuntamiento de Madrid. ¡°?Ya est¨¢n aqu¨ª!¡±, gritaban euf¨®ricos los ni?os, asombrados por el espect¨¢culo de colores, las carrozas, la m¨²sica y la fantas¨ªa. Un desfile pasado por agua, pero lleno de ilusi¨®n, al que acudieron muchos menos de lo previsto. Las 7.000 plazas en las gradas dispersas por el recorrido no se llenaron, pese a que las entradas se hab¨ªan agotado el martes a los 12 minutos de comenzar el reparto. Tambi¨¦n a la mitad se qued¨® la grada de Cibeles reservada a asociaciones. Pero otros muchos, de pie y detr¨¢s de las vallas a lo largo del paseo de la Castellana y de Recoletos, decidieron no hacer caso de las repetidas llamadas a quedarse en casa del Consistorio, ni tampoco se amilanaron por la lluvia a plomo que descarg¨® durante toda la tarde en la capital.
Alberto G¨®mez acompa?aba a su hija Paula, de cuatro a?os. El padre contaba que consiguieron las entradas porque estuvieron preparados delante del ordenador antes de que se abriera el plazo: ¡°Aunque hab¨ªa mucha gente en la cola, al final lo conseguimos¡±. Marta Moreno y su familia se quedaron fuera de las gradas: ¡°Nos conectamos antes, pero fue imposible. Este a?o nos faltan los abuelos que no han venido por el coronavirus¡±. Estaban sentados en el suelo, sobre una alfombrilla y se resguardan de la lluvia con paraguas y chubasqueros. No fueron conscientes de que a las seis y media, se abrieron muchas de las gradas semivac¨ªas al p¨²blico que estaba fuera.
Otros asistentes aprovechaban las marquesinas de las paradas de autobuses o esperaban debajo del puente de Rub¨¦n Dar¨ªo, donde llegaron a concentrarse m¨¢s de un centenar de personas. Aun as¨ª, muchos menos que antes de la pandemia.
Gonzalo L¨®pez acudi¨® con sus cinco hijos. Lo llevaban todo: una esterilla, sillas plegables, comida, incluso una tablet para amenizar la espera. La familia llevaba esperando en el paseo de la Castellana desde las tres y media de la tarde: ¡°Con la lluvia es complicado¡±. Pero, los ni?os no quer¨ªan perderse el desfile de los Reyes Magos, aunque se empaparan por la lluvia.
Sandra Quejido sigui¨® una de las tradiciones m¨¢s madrile?as de la Cabalgata. La madre trajo consigo una escalera para que su hijo Marco, de 10 a?os, pudiera ver a los Reyes subido en ella. Ellos hab¨ªa quedado con otras familias, pero la lluvia provoc¨® que sus compa?eros se quedaran en casa. Las mascarillas y los paraguas han sido los protagonistas durante las m¨¢s de tres horas de desfile.
Un millar personas acompa?aban en Nuevos Ministerios a los tres reyes, que empezaron el desfile puntuales a las seis de la tarde. Despu¨¦s de que el a?o pasado se cancelara, sus majestades de Oriente volvieron a encontrarse con los ni?os que acud¨ªan ansiosos a la cita. Sus compa?eros de traves¨ªa este a?o no lanzaron caramelos desde las carrozas, una norma que decidi¨® el Ayuntamiento de Madrid para garantizar la distancia de seguridad entre los asistentes al festejo.
Todav¨ªa quedaban varias horas para que cerraran el recorrido en la plaza de Cibeles, donde el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, les recibi¨® a las nueve de la noche con una reverencia. ¡°Majestades, bienvenidos a Madrid, bienvenidos a su casa. Ya que son magos que toda el agua que ha ca¨ªdo esta tarde en Madrid se transforme en una lluvia de regalos para que ninguno de los ni?os de Madrid se queden sin regalos, que han sido todos muy buenos este a?o¡±, dese¨®.
La magia de la ciencia
Un compendio de estrellas, plantas y cuerpos celestes desfil¨® por el paseo de la Castellana junto a 15 jinetes del Escuadr¨®n de Caballer¨ªa de la Polic¨ªa Municipal y bailarinas de la Compa?¨ªa Italia Studio Festi en un claro homenaje al universo y al conocimiento, que era el tema de la cabalgata de este a?o.
Detr¨¢s de ellos, apareci¨® una figura lum¨ªnica precedida por la guardia real a caballo y dos autobuses de Naviluz con ni?os vestidos de ¨¢ngeles. Por primera vez en la cabalgata, desfil¨® una unidad m¨®vil del Samur Social repleta de regalos, seguida por un autob¨²s del SAMUR-Protecci¨®n Civil, decorado por globos de colores, y donde los ni?os vestidos con trajes amarillos saludaban desde arriba.
Una de las carrozas m¨¢s destacadas fue la del Teatro Real. En esta ocasi¨®n, con una carroza que celebraba la astrolog¨ªa y la creatividad al servicio de la magia de la ¨®pera. Desde primera hora de la ma?ana, un centenar de empleados y familiares se afanaron en preparar el maquillaje y el vestuario. El resultado fue un gran tel¨®n rojo que escond¨ªa las m¨¢scaras grises y los peinados con aureolas de los personajes.
Detr¨¢s de ellos, segu¨ªa un telescopio gigante, s¨ªmbolo de la exploraci¨®n del espacio, con planetas y estrellas gigantes lum¨ªnica abr¨ªa el paso a la llegada de los Reyes Magos. Una decena de planetas flotantes invad¨ªan el espacio de luz y color. Durante el espect¨¢culo lum¨ªnico, 17 estrellas iluminadas de m¨¢s de dos metros de altura te?¨ªan las calles de la capital.
El plato fuerte lleg¨®, como siempre, al final del desfile. Las carrozas de Sus Majestades estaban hechas de pergaminos y papiros. El punto de partida de esta fantas¨ªa ha sido el Auto de los Reyes Magos, un c¨®digo de la Edad Media conservado en la Biblioteca Nacional de Espa?a que habla de Melchor, Gaspar y Baltasar no como reyes, sino como astr¨®logos que miran al cielo con sed de conocimiento. Al llegar a Cibeles, en el colof¨®n del recorrido, fue la emisaria real la encargada de contar al p¨²blico la historia de los tres sabios y explicar el origen de las ofrendas.
Los osos polares y las piruetas de las voladoras colgadas a los globos gigantes anticipaban la llegada de Melchor, que como cada a?o fue el primero en llegar, entre los gritos y los aplausos de los ni?os que llevaban sentados ante el Palacio del Ayuntamiento desde las cuatro de la tarde. Un mastod¨®ntico elefante mec¨¢nico anunciaba al segundo Mago, Gaspar, que entr¨® en la plaza al ritmo de m¨²sica oriental. Tampoco faltaron los dromedarios, que volv¨ªan a pisar las calles de Madrid anunciando a Baltasar, el rey m¨¢s querido de los ni?os.
El oro de Melchor, el astr¨®logo, es un elemento originario del n¨²cleo de una estrella; Gaspar, el alquimista, portaba el incienso, una mezcla de diferentes vegetales que simboliza el puente entre lo humano y lo divino mientras Baltasar, el bot¨¢nico, ha coleccionado la mirra directamente desde los ¨¢rboles de ?frica.
La lluvia implacable no consegu¨ªa alterar la gran fiesta que se celebr¨® en el escenario de Cibeles. Paraguas en las manos, el Coro de J¨®venes de Madrid deleitaba con villancicos que todos los ni?os all¨ª presentes se sab¨ªan de memoria. Con la llegada de las carrozas, la plaza de Cibeles se llen¨® de confeti. ¡°?Me ha saludado! ?Melchor me ha saludado!¡±, gritaba Lucas, de siete a?os, que hab¨ªa esperado desde las cuatro de la tarde frente al Palacio de Cibeles. Los fuegos artificiales cerraron por todo lo alto la Cabalgata del reencuentro, que ni el fr¨ªo, ni la lluvia ni la sexta ola de la pandemia han podido deslucir.
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