C¨®mo hablar de los Reyes Magos con nuestros hijos sin acabar con la magia de la Navidad
Saber la verdad no tiene por qu¨¦ significar el final de creer, si el mensaje se transmite con cuidado y mucho cari?o. La psicolog¨ªa positiva nos muestra que las personas que experimentan esperanza en sus vidas tienen un mayor bienestar f¨ªsico y psicol¨®gico
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Desde que un beb¨¦ viene al mundo, la Navidad es, probablemente, el momento m¨¢s emocionante y emotivo del a?o tanto para ¨¦l como para sus pap¨¢s. Raro es que un progenitor se plantee si hace bien o no hablando a sus hijos de los Reyes Magos y Pap¨¢ Noel y pidiendo que les traigan regalos. Y aunque algunos piensen que son inventos de la sociedad de consumo, la realidad es que son muchos los beneficios que tiene creer en la magia.
Las razones de que as¨ª sea no son pocas, y tienen que ver con que el pensamiento m¨¢gico es propio de ni?os y ni?as entre los dos y los siete a?os, como nos cuenta Eva Pe?afiel, psicopedagoga, profesora del Centro Universitario Cardenal Cisneros y tutora de Universidad de Padres, Up!family. ¡°Durante a?os se opin¨® que era un error del pensamiento y algunos especialistas recomendaban incluso que no era adecuado fomentarlo y ¡®mentir¡¯ a los ni?os. Sin embargo, la neurociencia ha demostrado que respetarlo y potenciarlo en este periodo de edad favorece el desarrollo del pensamiento de las etapas posteriores, la creatividad, la imaginaci¨®n y la flexibilidad cognitiva y es adem¨¢s fundamental para su desarrollo emocional¡±.
La paciencia es la madre de la Navidad
¡°Adem¨¢s, ofrece la oportunidad de entrenar su capacidad para posponer la gratificaci¨®n. Hace mucho tiempo, la ciencia demostr¨® que el hecho de ser pacientes y esperar para obtener una recompensa en la infancia era un excelente predictor para la consecuci¨®n de metas adultas. Muchos ni?os comienzan a redactar su carta a los Reyes meses antes de la fecha, lo que significa que est¨¢n dispuestos a esperar hasta entonces a conseguir (a veces) lo que desean¡±, afirma la psicopedagoga.
Y hay un motivo m¨¢s: ¡°Es una oportunidad para entrenar, por un lado, la esperanza, es decir, alimentar la expectativa de conseguir algo bueno. La mayor¨ªa de las veces vemos c¨®mo la espera es a¨²n m¨¢s ilusionante que los regalos en s¨ª. La psicolog¨ªa positiva nos muestra que las personas que experimentan esperanza en sus vidas tienen un mayor bienestar f¨ªsico y psicol¨®gico. Por otro lado, si acompa?amos bien este momento con nuestros hijos e hijas, tambi¨¦n les ayudamos a entrenar su frustraci¨®n (cuando no obtienen todo lo que quieren y se decepcionan) y a gestionar las emociones intensas que acompa?an todo este momento¡±. Desde luego, no hay momento de mayor intensidad emocional para los ni?os que la ma?ana de Navidad o de Reyes, cuando todo est¨¢ preparado para la llegada de la magia.
Los psicopedagogos no son los ¨²nicos que ven ventajas en la magia de los Reyes y Santa Claus. Mar Benegas, escritora de narrativa y poes¨ªa infantil, encuentra estas otras: ¡°Habl¨¢ndoles de los Reyes, o de cualquier otra leyenda, personajes, historias o mitos estamos ofreciendo un espacio simb¨®lico. Pero adem¨¢s, el acto de regalar, de recibir regalos u ofrecerlos, es un acto innato de cuidado y generosidad, de celebraci¨®n. Siempre que con ese acto de regalar no se intenten suplir otras carencias afectivas o de presencia, ni que los regalos sean tan excesivos que se pierda su sentido m¨¢s profundo¡±.
Cuando llega el fin de la magia
Lo malo es que el pensamiento m¨¢gico de los ni?os no dura siempre. Y no es f¨¢cil manejar el momento en que nos preguntan, nos sugieren, nos dicen lo que otros ni?os de clase han comentado¡ Algo que suele suceder a partir de los siete a?os, cuando ¡°su corteza prefrontal comienza a madurar y con ello su capacidad para diferencia la realidad de la fantas¨ªa. En ese momento es normal que comiencen a hacer preguntas por qu¨¦ algo no les cuadra, pero depender¨¢ de cada ni?o o ni?a y es importante respetar su ritmo¡±, afirma Eva Pe?afiel.
Puede ser que no sepamos c¨®mo tomarnos esa pregunta. Si es mejor decir la verdad, contarles un cuento que les haga entender la realidad pero solo a medias, o tratar de mantenerles en el mundo m¨¢gico de la Navidad el mayor tiempo posible. Lo primero que hay que tener en cuenta antes de abrir la boca para contestar es la edad del ni?o o ni?a. ¡°Si es demasiado peque?o, yo no le responder¨ªa directamente, pero tampoco le mentir¨ªa si ha hecho una pregunta directa¡±. Y una cuesti¨®n clave, saber su opini¨®n. ¡°Hay muchos ni?os que se resisten a creer la realidad a pesar de tener muchas dudas o de haberlo escuchado de sus amigos¡±, dice la tutora de la Universidad de Padres, para quien si a¨²n creen, es importante respetarles.
Los mayorcitos necesitan sinceridad
Sin embargo, con los que ya son mayorcitos y han superado la etapa de pensamiento m¨¢gico, hay que ser sinceros. De lo contrario ¡°pueden sentir de verdad que les estamos mintiendo. En ese caso, siempre es mejor que tengamos una conversaci¨®n tranquila con ellos para que lo comprendan bien y no se sientan defraudados. A esa edad ser¨¢n capaces de diferenciar la realidad de la fantas¨ªa, pero no tienen por qu¨¦ renunciar a la ilusi¨®n y la imaginaci¨®n¡±, afirma Pe?afiel.
Mar Benegas tambi¨¦n opta por la verdad como base esencial en la relaci¨®n a partir de una edad. ¡°La honestidad es fundamental para generar una relaci¨®n saludable, con la infancia, con la pareja o con cualquier persona. Si alguien duda o nos pide una respuesta, considero que la honestidad es el ¨²nico camino. Seguramente despu¨¦s, el ni?o, la ni?a, si tiene un mundo simb¨®lico poderoso y sabe que esa verdad tiene que ver con la ilusi¨®n que se genera (como en las buenas historias y los cuentos), seguir¨¢ disfrutando igualmente de esos momentos¡±, asegura la escritora infantil.
C¨®mplices y guardianes
Mantener la ilusi¨®n es crucial para que contin¨²en disfrutando de la Navidad el resto de su infancia y, por qu¨¦ no, de su vida. Por eso es importante que el mensaje sea en positivo, record¨¢ndoles que ahora tienen una misi¨®n: ser c¨®mplices y guardianes del secreto para que la magia siga viva, sobre todo si tienen hermanos o primos peque?os; y ofreci¨¦ndoles la oportunidad de que el a?o siguiente participen con sus ahorros o alguna manualidad. ¡°Lo normal, si se hace con cuidado, es que se acepte como lo que es: un rito de paso, ¡®ahora ya soy mayor y participo desde otro lugar¡¯. De pronto ellos tambi¨¦n saben ese secreto y se acercan, un poco m¨¢s, al mundo de los adultos¡±. Pero¡ ?Cuidado! Es fundamental dejar claro lo que se quiere transmitir, para que no le pase como a aquel ni?o que entendi¨® que los Reyes eran SUS padres y al d¨ªa siguiente les ofreci¨® a sus compa?eros entregarles las cartas ¨¦l mismo¡ Definitivamente, no hay nada m¨¢s bonito que la inocencia de un ni?o ilusionado.
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