El despido de Luisa d¨ªas antes de someterse a la cirug¨ªa de reasignaci¨®n de sexo
Una mujer transg¨¦nero demanda ante los Juzgados de lo Social de Madrid a su antigua empresa por vulneraci¨®n de derechos fundamentales. El juicio se celebra el 21 de enero
¡°El h¨ªbrido¡±, ¡°el indefinido¡± o ¡°el travelo¡± son tres de los apelativos que Luisa Rus, mujer transg¨¦nero de 33 a?os, recibi¨® reiteradamente en su puesto de trabajo, tal y como relatan varios testigos. Estos insultos le han servido para impugnar su despido, que le fue comunicado cinco d¨ªas antes de someterse a las cirug¨ªas de reasignaci¨®n de sexo.
La ma?ana del jueves 26 de agosto, Luisa Rus pensaba que comenzaba su nueva vida. Era su ¨²ltima semana de trabajo como promotora en el espacio Samsung de unos grandes almacenes en la plaza de Callao, en Madrid, antes de unos d¨ªas de vacaciones que iba a usar para someterse a la doble cirug¨ªa de reasignaci¨®n de sexo. Hab¨ªa cuadrado las gestiones administrativas y los dos a?os de hormonaci¨®n para que, a su vuelta, se pudiera leer ya en su documento nacional de identidad, por fin y con todas sus consecuencias, su verdadero nombre: Luisa. El de 2021 iba a ser un gran oto?o, con pandemia o sin ella.
Cinco meses despu¨¦s, otra trabajadora de la tienda que ha compartido con Luisa tres a?os de trabajo, recuerda a¨²n con sorpresa el d¨ªa en que Vexter Outsourcing, del grupo Randstad, empresa que proporciona el equipo humano a la compa?¨ªa tecnol¨®gica en este centro, la despidi¨®. ¡°No entend¨ªa nada cuando me lo dijo, no me entraba en la cabeza. Es un encanto de chica, siempre ayudando y hasta donde yo s¨¦, muy buena vendedora¡±, cuenta. Otro trabajador habla en los mismos t¨¦rminos: ¡°Me son¨® raro, s¨ª, en mi trabajo con ella los meses anteriores siempre ha sido una buena experiencia¡±. La periodista se identifica, y se tensa el ambiente. Este peri¨®dico ha podido saber que ambos empleados fueron llamados a las oficinas al d¨ªa siguiente de estas conversaciones y que se ha enviado un correo electr¨®nico a Randstad con sus declaraciones.
Un responsable de tienda, que tambi¨¦n fue preguntado, relat¨® no saber nada del despido. ¡°Debe ser algo interno, aqu¨ª no sabemos nada¡±, dijo. Los tres afirman desconocer los motivos del fin del contrato de la mujer.
Este peri¨®dico se ha puesto en contacto con la empresa de contrataci¨®n de personal, que afirma no tener ¡°constancia de ninguna incidencia, queja o reclamaci¨®n con car¨¢cter previo, en cuanto al trato recibido o dispensado por trabajadores, trabajadoras¡±. A?aden que en la empresa se respetan ¡°los derechos de todas y cada una de las personas que trabajan en la compa?¨ªa, se cumple con la normativa vigente y se sigue fielmente el cumplimiento de los derechos humanos¡±. Este diario ha intentado en reiteradas ocasiones recabar la versi¨®n de la compa?¨ªa coreana due?a de la tienda, sin respuesta.
Carta de despido
¡°Me dijisteis que el trabajo de un promotor es vender, y eso hice¡±. Luisa se defendi¨® al firmar el no conforme de la carta de despido. Desde Randstad le confirmaron que no eran las ventas la causa de la extinci¨®n del contrato. Se vio en la necesidad de preguntarlo, ya que el documento en el que se le notific¨® por escrito el fin de la relaci¨®n laboral no refiere prueba alguna de la disminuci¨®n del rendimiento de trabajo. Le remitieron a unos informes negativos de su superior, R. B., el encargado de la tienda, de los que no dieron detalles. En la notificaci¨®n se limitan a nombrar el art¨ªculo 54 del Estatuto de los Trabajadores, que admite como causa de despido ¡°la disminuci¨®n continuada y voluntaria en el rendimiento de trabajo normal o pactado¡±.
Ella les pidi¨® que consultaran los indicadores de ventas: ¡°Ten¨¦is los datos, soy la que m¨¢s ha vendido en el Black Friday y en diciembre¡±. La conversaci¨®n, que est¨¢ grabada, termina con una promesa de investigaci¨®n del caso por el equipo de personal, y el reconocimiento de que disponen de valoraciones cualitativas y no objetivas relativas a su caso. De ah¨ª que directamente le ofrecieran la indemnizaci¨®n por despido improcedente.
En los d¨ªas siguientes, Luisa Rus record¨® que llevaba tiempo preocupada. ¡°Lo hablaba con mis compa?eros, no comprend¨ªa c¨®mo era siempre la ¨²ltima en valoraciones con esas cifras de ventas¡±, explica ahora. ¡°Mis reportes mensuales siempre hab¨ªan sido positivos, hasta la entrada del store manager R. B. Ah¨ª cambi¨® todo¡±. Al poco, recibi¨® la llamada de un exjefe que hab¨ªa dejado la empresa hac¨ªa unos meses. ¡°Se hab¨ªa enterado de lo que me hab¨ªa pasado y me llam¨® para contarme¡±, cuenta ella. Seg¨²n el relato de este exjefe, R. B sol¨ªa referirse a Luisa, cuando ella no estaba, como ¡°el indefinido¡±, el ¡°t¨ªo-t¨ªa¡±, ¡°h¨ªbrido¡± o ¡°travelo¡±, a?adiendo que ¡°no sabe lo que es¡±, y que el resto le re¨ªa las gracias, ¨¦l mismo incluido. ¡°Me pidi¨® perd¨®n, porque alguna vez entr¨® al juego para no sentirse desplazado¡±, sigue la mujer. Le anim¨® a poner una denuncia, aunque dijo no querer declarar en un eventual juicio.
El d¨ªa 1 de septiembre, Luisa Rus se someti¨® a las operaciones previstas. ¡°Entrar al quir¨®fano sabiendo que no tienes trabajo, y que tienes que pagar un pr¨¦stamo porque es tu sue?o¡¡±, relata. La sanidad p¨²blica financia algunas intervenciones del cambio de g¨¦nero: las cirug¨ªas de pecho, garganta y vaginoplastia, pero no otras como la feminizaci¨®n facial y el l¨¢ser para la eliminaci¨®n del vello. Luisa hab¨ªa solicitado un cr¨¦dito hac¨ªa meses para afrontar estos gastos y tambi¨¦n para independizarse, y sus responsables en la tienda lo sab¨ªan. ¡°Yo me imaginaba en otro escenario, aunque seguir¨ªa ayudando econ¨®micamente en casa. Me ve¨ªa en octubre ya libre en el mundo, diciendo: ?Aqu¨ª estoy yo!, y me encontr¨¦ con todo lo contrario. He pasado muchas noches de ansiedad, de no dormir, de no querer vivir, de querer quitarte de en medio¡±.
Oferta para cerrar el caso
Su familia la anim¨® a seguir. ¡°Si hay que ir a juicio, se va¡±, le dijeron. La abogada Jennifer Sifert acept¨® el caso e interpusieron una demanda contra Vexter Outsourcing y Samsung Electronics Iberia por vulneraci¨®n de derechos fundamentales ante los Juzgados de lo Social de Madrid, cuyo juicio se celebrar¨¢ el pr¨®ximo viernes 21 de enero. ¡°El derecho laboral es un mercado¡±, explica la letrada. ¡°Me han llamado para ofrecerme una mejora de unos 1.500 euros sobre la indemnizaci¨®n que le corresponde¡±. Pero la afectada lo ha rechazado. Quiere que se le reconozca la discriminaci¨®n y tambi¨¦n dar visibilidad a su caso para que no le pase a nadie m¨¢s. ¡°Como esta chica querr¨¢ dinero, os ofrecemos hasta 6.000 euros¡±, le trasladaron a Siffert, intentando cerrar el proceso judicial desde la empresa de contrataci¨®n temporal. Es algo habitual en los casos de denuncia por despido nulo. ¡°Yo no busco que me den 100.000 euros: busco que se sepa, y que se haga justicia¡±, defiende Rus.
Lo que m¨¢s le duele no es la actuaci¨®n del responsable, sino que sus compa?eros no la defendieran, o que celebrasen las bromas a sus espaldas. David Fern¨¢ndez, otro extrabajador del centro de Samsung con el que ha podido hablar este diario, s¨ª lo ha reconocido y, a diferencia del anterior, ¨¦l s¨ª est¨¢ dispuesto a testificar en el juicio. Pertenec¨ªa al servicio t¨¦cnico y entraba y sal¨ªa de la zona de oficinas con asiduidad. ¡°Cuando Luisa pasaba a hacer alguna gesti¨®n, al salir se escuchaban risas, comentarios de los encargados¡±, cuenta.
Fern¨¢ndez refiere los mismos insultos que el exjefe que la anim¨® a litigar. Y a?ade en conversaci¨®n telef¨®nica, que lo que le llamaba m¨¢s la atenci¨®n era ¡°el trato despectivo¡± del encargado de la tienda con la mujer. ¡°Con un tono que no le escuch¨¦ nunca hacia otra persona, pero con ella s¨ª: no lo llamar¨ªa de asco pero s¨ª despectivo en el timbre¡±, explica. ¡°Yo le dec¨ªa a Luisa que no me gustaba que le hablara as¨ª¡±. Y contin¨²a: ¡°Era de las que m¨¢s vend¨ªa y el trato era excelente, muy cercano con los clientes: era encantadora, muy suave y dulce¡±. La abogada solicitar¨¢ poder incluir su testimonio en el juicio.
Lo ocurrido no se circunscribe al supuesto maltrato de este responsable. Desde que, a principios de 2019, ella explic¨® a sus jefes su proceso de reasignaci¨®n de sexo, tardaron casi nueve meses en recursos humanos en dejar de llamarle Luis en los enunciados de las comunicaciones corporativas, y en tramitar el permiso para que pudiera usar los ba?os y vestuarios femeninos. En el audio de la comunicaci¨®n del despido a¨²n se puede escuchar a los responsables de personal referirse a ella hasta dos veces en masculino.
Grave depresi¨®n
En la argumentaci¨®n de la denuncia, la abogada ha incluido que el despido de Luisa Rus le ha producido una grave depresi¨®n diagnosticada y documentada. Fue Pablo Vitry, amigo de la mujer, quien la llev¨® de la mano a ver a una terapeuta. Se conocen desde hace 14 a?os, cuando ambos estudiaban desarrollo de software y aplicaciones en la universidad. ¡°Yo la conoc¨ª como Luis. Jug¨¢bamos al f¨²tbol, nos pas¨¢bamos las tardes ri¨¦ndonos a carcajadas, aunque no tuvi¨¦ramos un duro. Ahora est¨¢ como una ameba¡±, cuenta. Ella no quiere medicarse con antidepresivos, y prefiere atenci¨®n psicol¨®gica: el proceso de hormonaci¨®n ya le obliga a tomar muchas pastillas. ¡°No quiero a?adir m¨¢s cosas a la mochila¡±, explica.
Las Navidades en casa han sido complicadas. Dulce Mar¨ªn, su madre, concentra el sufrimiento familiar. ¡°Que despu¨¦s de tanto tiempo en que ella quer¨ªa ser mujer, y ahora cuando lo pod¨ªa estar disfrutando ya, siga sufriendo, es muy doloroso para todos nosotros¡±, afirma.
Los planes de diversidad en las empresas, una asignatura pendiente
El colectivo trans tiene uno de los más altos índices de desempleo: un 67,27%, 27 puntos por encima de la media del colectivo LGTBI, de acuerdo a los últimos datos oficiales publicados por el Instituto de la Mujer, aunque otras mediciones elevan la cifra hasta un 85%. Otro número alarmante es el 40% de personas transgénero que aseguran haber sido rechazadas en entrevistas por prejuicios hacia su identidad.
Desde Apoyo Positivo, entidad que trabaja la diversidad, se ha atendido en 2021 a 150 personas en Madrid. De ellas, 54 eran personas transgénero, más de un tercio. Almudena García, su coordinadora, explica: “Algo que vemos mucho en hombres y mujeres transexuales es que no suelen pedir ayuda, porque no se sienten representados: no se identifican en los recursos sociales y de empleo disponibles”.
En cuanto a la dificultad de demostrar discriminación por transfobia o LGTBIfobia en el entorno laboral, es muy difícil. “Es mucho más sutil”, aporta Luis Sánchez, coordinador de asesoría jurídica del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid, COGAM. “El Tribunal Supremo hace ya muchos años declaró despidos nulos por identidad sexual o de género, y se usan otros motivos”.
Ambas entidades reclaman la falta de existencia de planes de diversidad en las empresas. “Al igual que en su momento se avanzó en los planes de igualdad, es necesario en este sentido, pero no solo para el colectivo LGTBI, sino para cualquier tipo de diversidad, como puede ser la migración. Necesitamos entornos laborales seguros donde se nos juzgue por nuestro trabajo”, concluyen.
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