La melod¨ªa bot¨¢nica del sa¨²co y la celinda
La fiebre por las plantas ha rescatado especies que hab¨ªan ca¨ªdo en el olvido jardinero
Hay especies que nos indican la antig¨¹edad del lugar en el que crecen. No ya solo por su edad, sino m¨¢s bien por el periodo en el que eran m¨¢s utilizadas. Las plantas, como las prendas de vestir, sufren las modas. Las que antes se utilizaban mucho puede que en nuestros d¨ªas se hayan relegado, o que incluso se dejen de usar por completo. La fiebre por las plantas ha rescatado especies que hab¨ªan ca¨ªdo en el olvido jardinero. Por ejemplo, hoy en d¨ªa tener un poto (Epipremnum aureum) en el sal¨®n ha dejado de ser anticuado para convertirse en un adalid de modernidad y de amor por las plantas.
Estas tendencias tambi¨¦n se pueden rastrear claramente en los jardines. En la actualidad no es tan frecuente plantar en los parques municipales arbustos como las rosas de Siria (Hibiscus syriacus), laureles manchados (Aucuba japonica ¡®Crotonifolia¡¯) o ¨¢rboles de las pelucas (Cotinus coggygria). Dos especies que podr¨ªan encuadrarse en este grupo de arbustivas un poco olvidadas son la celinda (Philadelphus coronarius) y el sa¨²co (Sambucus nigra). Ambas est¨¢n presentes en multitud de parques de Madrid, ¡ªcomo el del Retiro, el del Oeste, el de Fuente del Berro o en El Capricho¡ª, pero ya no suelen emplearse en las zonas verdes de nueva creaci¨®n.
Otras plantas ocupan alegremente su espacio, como las fotinias (Photinia x fraseri ¡®Red Robin¡¯), un arbusto ornamental de procedencia asi¨¢tica muy llamativo, tanto cuando brotan sus hojas tiernas de un color rojo vibrante, como por su floraci¨®n. Es casi imposible ir a un parque y no encontrarse con grandes masas de fotinias. No es extra?o, ya que, junto a su potencial est¨¦tico, encontramos que es muy resistente a podas, adem¨¢s de muy adaptable a todo tipo de situaciones de cultivo.
Pero regresemos a la celinda y al sa¨²co, que llevan unas semanas en plena floraci¨®n, y a los que les queda alguna semana m¨¢s engalanando las zonas verdes municipales con sus flores blancas. En el Parque del Oeste se pueden encontrar incluso algunos sa¨²cos de hojas variegadas, es decir, de colores verde y crema.
Como nos cuenta Gilberto Segovia, ingeniero agr¨ªcola, ¡°el sa¨²co es una especie que muchas veces no se ha plantado deliberadamente, sino que crece de forma espont¨¢nea¡±. Esto es debido a que su fruto, de color negro y brillante, es muy atractivo para las aves, como los mirlos (Turdus merula), las t¨®rtolas turcas (Streptopelia decaocto) o las currucas capirotadas (Sylvia atricapilla). ¡°Es una planta de crecimiento muy vigoroso¡±, puntualiza Segovia, ¡°por lo que necesita de una poda para seleccionar aquellas ramas m¨¢s apropiadas, y eliminar as¨ª la gran cantidad de v¨¢stagos que genera¡±. Puede llegar a alcanzar los cinco metros de altura, que se cubren por completo de inflorescencias blancas y ligeramente fragantes.
Estas flores del sa¨²co son una aut¨¦ntica panacea, algo que corrobora Jos¨¦ Casado, herborista: ¡°La gente tiene en gran estima su infusi¨®n, ya que va muy bien para tratar los catarros y gripes, y paliar la fiebre que acarrean. Se utiliza para los problemas respiratorios en general, aunque tambi¨¦n tiene multitud de usos, incluso externos¡±. En su Herbolario Santa Marta, en Vallecas, Casado asegura que es una planta muy demandada. P¨ªo Font Quer, el ilustre bot¨¢nico catal¨¢n, atestigua de la misma manera la val¨ªa del sa¨²co en su compendio Flora espa?ola: ¡°Conoc¨ª a un viejo que vivi¨® cerca de 120 a?os¡±, gracias al rob de sa¨²co ¡°que tomaba todos los d¨ªas, al cual atribu¨ªa la conservaci¨®n de su salud y larga vida¡±. De sus inflorescencias se obtiene adem¨¢s una bebida que, edulcorada y fr¨ªa, es perfecta para refrescarse.
El otro arbusto que nos regala florido el mes de mayo es la celinda. Nada mejor que una frase de Benito Cotarelo, maestro jardinero que ha formado a docenas de personas en este oficio, para fomentar nuestra curiosidad por esta planta: ¡°Parece que despierta el esp¨ªritu nada m¨¢s verla en flor¡±. Y no puede ser para menos, ya que la celinda muestra unas flores muy bellas, a las que acompa?a un perfume arrebatador que se disuelve en el aire y que envuelve de magia los jardines. Sin duda alguna, estos d¨ªas muchas personas se desv¨ªan de su camino para acercarse a oler sus flores, muchas de las cuales acaban atrapadas en una foto. Cotarelo a?ade que es una especie ¡°adaptable, vers¨¢til y r¨²stica, por lo que siempre recomiendo que se siga plantando. Es perfecta tanto para ser cultivada solitaria como en grupo, y tanto de una forma como de otra, se convierte en una masa muy hermosa¡±.
Curiosamente, el sa¨²co y la celinda comparten un uso excepcional, ya que sus ramas, ahuecadas de su m¨¦dula harinosa, se han utilizado para hacer flautas desde tiempos remotos. A la belleza de sus formas y de sus aromas se les suman, entonces, el de su melod¨ªa bot¨¢nica.
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