Formas de despertarse
Las plantas se preparan a brotar con la llegada de la primera, aprovechando de las lluvias finales del invierno y sus d¨ªas soleados m¨¢s c¨¢lidos para desarrollar sus flores y sus frutos
Estos d¨ªas, las plantas ya est¨¢n afinando sus instrumentos para prepararse cuando la primavera, directora de la orquesta, d¨¦ la se?al de inicio. Ra¨ªces y yemas andan alborotadas, en murmullos y siseos que brotan de la tierra h¨²meda, aunque quiz¨¢s no tan mojada como dese¨¢ramos, por las semanas que venimos arrastrando de sequ¨ªa. Veamos qu¨¦ ciclos se abren ahora a los d¨ªas que se alargan, a las temperaturas diurnas que suben. En la ciudad ya es muy perceptible que las hierbas se est¨¢n haciendo con todo el espacio en grietas, muros y alcorques. Detenerse en muchos de estos hoyos de los que surgen pamplinas, hierbas canas, cerrajas y lechetreznas es como contemplar un jard¨ªn creado por un paisajista diminuto.
Estas plantas germinaron de sus respectivas semillas en el oto?o, y no les ha importado soportar noches g¨¦lidas. As¨ª, ellas se despertaron pronto, muy madrugadoras, y de esta forma pueden aprovechar las lluvias de finales del invierno y sus d¨ªas soleados m¨¢s c¨¢lidos para desarrollar sus flores y sus frutos. Por encima de ellas, los ¨¢rboles caducos han comenzado a desperezarse.
Como con las personas, tambi¨¦n los hay m¨¢s madrugadores y m¨¢s tard¨ªos en generar su brotaci¨®n. Los que son m¨¢s ¡°planta alondra¡± que ¡°planta b¨²ho¡± son los almendros (Prunus dulcis), tan llamativos que es casi imposible que no nos hayan llamado la atenci¨®n con sus flores blancas y rosadas en parques y bordes de carretera. Sin una sola hoja, los almendros han optado por destinar una gran parte de sus sustancias de reserva para hinchar primero unas yemas de flor que ya hab¨ªan dejado preparadas durante el verano anterior. Sus flores son un desayuno perfecto para aquellos insectos que no sucumbieron al fr¨ªo.
Pero en las calles tambi¨¦n encontramos ¨¢rboles perennes, cuyas hojas son extraordinariamente resistentes a las bajas temperaturas. Si lo consiguen es gracias a m¨¦todos como el de aumentar la concentraci¨®n de gl¨²cidos ¡ªaz¨²cares¡ª en la savia, elevando as¨ª el punto de congelaci¨®n de sus tejidos. Entre estas especies perennifolias hay otras que, al igual que los almendros, est¨¢n en plena reproducci¨®n, como los cipreses (Cupressus spp.). Sus flores se llaman conos, y ahora podemos verles repletas de ellos, especialmente en los cipreses comunes (Cupressus sempervirens), tan abundantes en nuestros jardines.?Basta con mover una de sus ramas para contemplar una aut¨¦ntica lluvia de polen, dispuesta a volar para alcanzar su ansiado objetivo reproductor.
En cuanto a las plantas arbustivas, tambi¨¦n se aprecian cambios y despertares. Las camelias (Camellia spp.) llevan unas cuantas semanas preparando su espect¨¢culo de color, que ahora llega a su c¨¦nit, con flores blancas y rosadas. Estas camelias son perennes, pero tambi¨¦n en los arbustos caducos la savia ya fluye lenta pero constante, y se observan yemas en pleno desarrollo. Aquellas que veremos m¨¢s grandes sobre las ramas desnudas ser¨¢n las yemas que est¨¦n colocadas normalmente en las puntas, as¨ª como las que se sit¨²en en las zonas m¨¢s energ¨¦ticas del arbusto. Por lo tanto, la planta da prioridad a aquellas partes que pretende desarrollar m¨¢s tempranamente, dirigiendo hacia ellas la mayor cantidad de energ¨ªa. En consecuencia, si nos detenemos delante de un rosal, podremos apreciar a qu¨¦ yemas est¨¢ favoreciendo primero, e intuiremos f¨¢cilmente por d¨®nde crecer¨¢ m¨¢s fuerte esta primavera que se avecina.
Pero, como hemos dicho, no todas las plantas son tan prematuras para restablecer las hojas que perdieron en el oto?o, y hay especies m¨¢s remolonas a la hora de levantarse de la cama, como el cinamomo (Melia azedarach), uno de los ¨¢rboles m¨¢s habituales de Madrid. A ¨¦l todav¨ªa le quedan unos cuantos meses de espera para que disfrutemos de sus flores llenas de aroma y de sus hojas, ya que necesita de una mayor temperatura y de m¨¢s horas de luz para atreverse a fabricar su follaje.
Entre todos estos desperezos, surgen estrategias tan oportunas como la de la hierba centella o celidonia menor (Ficaria verna), una herb¨¢cea perenne de delicada belleza. Acompa?ante del sotobosque de ¨¢rboles caducos, la podemos encontrar en muchos parques madrile?os. Aprovecha estas semanas en las que sus compa?eros arb¨®reos a¨²n est¨¢n desnudos para producir sus flores, y as¨ª obtener un extra de sol. Al no haber hojas por encima de las hierbas centellas, los rayos de luz ba?an sus p¨¦talos, de un color amarillo brillante, y pueden crecer a¨²n m¨¢s r¨¢pido, con sus cuerpos asomando entre la hojarasca seca del suelo. Los bostezos que surgen de las copas de los ¨¢rboles son un presagio de la sombra fresca en la que se sumir¨¢n estas hierbas dentro de poco.
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