10 meses sin empleo y sueldo para callar a la voz de la protesta sanitaria en Madrid
La Comunidad abre un expediente disciplinario a Mar Noguerol, directora de un centro de salud de Fuenlabrada, con una argucia administrativa. Se han celebrado dos manifestaciones de apoyo en 10 d¨ªas
Mar Noguerol, de 62 a?os, se mueve por el centro de salud de Cuzco, en Fuenlabrada, al sur de Madrid, como si estuviera en el sal¨®n de su casa. Trabaja ah¨ª como m¨¦dico de familia desde hace 25 a?os. Es la directora desde hace seis. Es una de las caras m¨¢s conocidas de la defensa de la sanidad p¨²blica desde hace una d¨¦cada, cuando explot¨® la marea blanca que consigui¨® frenar la privatizaci¨®n de la gesti¨®n de la sanidad madrile?a. Protagoniz¨® un discurso en la puerta de su centro de salud que se hizo viral a finales de 2021, cuando contest¨® a la presidenta Isabel D¨ªaz Ayuso por deslizar que los sanitarios no arrimaban el hombro. Y desde principios de a?o pende sobre su cabeza un expediente disciplinario que ella llama un ¡°castigo ejemplarizante¡±: 10 meses de sanci¨®n sin empleo y sueldo, que le puede dejar sin su plaza y por el que ya ha habido dos manifestaciones en un mes. La ¨²ltima, este viernes. Para Noguerol esto es una vendetta. Un ataque contra la libertad de expresi¨®n. Una tortura en mitad de la plaza por hablar claro. El Gobierno de la Comunidad de Madrid prefiere no comentar nada. ¡°No damos informaci¨®n sobre expedientes de trabajadores¡±, se limitan a decir. Ella es una fuerza de la naturaleza y no le importa desgranar por qu¨¦ se encuentra a escasos metros de la jubilaci¨®n en una situaci¨®n que la ha dejado tocada. Pero no hundida.
Los sanitarios son quienes se han echado esta pandemia a la espalda con una sanidad p¨²blica recortada y bajo much¨ªsima presi¨®n, est¨¢n agotados y quien deber¨ªa protegerlos, les se?ala provocando divisi¨®n.
— Carolina Alonso (@Carolalon1) December 24, 2021
M¨¢s sanitarios.
M¨¢s centros de salud.
Mejor planificaci¨®n.#SanidadPublica pic.twitter.com/vKng6ovtT1
El pasado de Noguerol pesa como un quintal en su expediente. Ella lo sabe, aunque tampoco le ha frenado para pelear por lo que cre¨ªa justo. En esta ocasi¨®n, por unas contrataciones que la Administraci¨®n le acusa de haber hecho irregularmente. ¡°Punto n¨²mero uno¡±, matiza: ¡°Nosotros no podemos contratar a nadie. Lo hace Recursos Humanos. Nosotros proponemos y ellos contratan. Punto n¨²mero dos: De repente nos cambiaron [desde la Administraci¨®n] las normas de la noche a la ma?ana. Y verbalmente¡±.
El quid de la pol¨¦mica son esas normas que cambiaron. Hasta abril de 2021, las bajas de corta duraci¨®n (las que se producen por una enfermedad, por ejemplo, como la covid) se supl¨ªan cuando el centro propon¨ªa un suplente. Entonces la Direcci¨®n General de Recursos Humanos recog¨ªa el guante y contrataba. ¡°As¨ª pod¨ªamos proponer a alguien que ya conociera el centro, que sumara y que no fuera una carga para el funcionamiento. Y m¨¢s en una de las olas de covid, como est¨¢bamos¡±.
Ese fue el incidente n¨²mero uno, en abril del a?o pasado. Ella propuso a un candidato para cubrir una baja de un administrativo y el Gobierno regional dijo que no, que las normas hab¨ªan cambiado y que ahora se mandaba a alguien de la bolsa de trabajo. ¡°Entonces renunci¨¦ a la suplencia. Me supon¨ªa m¨¢s carga tener que ense?ar a alguien, con todo la que ten¨ªamos encima, en la quinta ola del covid, que estar con uno menos¡±.
El incidente n¨²mero dos fue similar. Era junio de 2021. Propuso un suplente, Sanidad mand¨® a otra persona y en esta ocasi¨®n s¨ª la acept¨® (¡±est¨¢bamos con los cambios de agendas, pas¨¢bamos de dar todas las citas telef¨®nicas a las presenciales y era muy necesario¡±). Y se acab¨® el problema. No sin antes protestar. Porque Noguerol no entend¨ªa por qu¨¦ impon¨ªan un criterio cuando el funcionamiento del centro flu¨ªa m¨¢s f¨¢cilmente cuando esas suplencias cortas las realizaban personas que ya conoc¨ªan los mecanismos y el lugar de trabajo. Tiempo despu¨¦s, tras las quejas generalizadas de todos los directores, la Administraci¨®n le dio la raz¨®n, aunque indirectamente: la norma que hab¨ªa cambiado volvi¨® a su estado original.
La sorpresa lleg¨® en enero pasado con la apertura del expediente por haber realizado contrataciones ¡°irregularmente¡±. Ella hizo alegaciones y present¨® testigos. Pero lo denegaron. Volvi¨® a presentar alegaciones. Volvieron a denegar. Hasta que el 22 de junio se enter¨® de la aplicaci¨®n de un expediente que conlleva la suspensi¨®n de empleo y sueldo durante 10 meses y el mundo se le cay¨® a los pies. ¡°Adem¨¢s de directora de un centro, soy m¨¦dico, amo la medicina y a mis pacientes y esto significar¨ªa perder mi plaza. Si quieren castigarme que me cesen como directora, como hicieron con compa?eros que se significaron en la marea blanca. Pero que no me dejen sin trabajar. Adem¨¢s, ?qu¨¦ voy a hacer con las investigaciones que tengo en marcha?¡±.
La ola de empat¨ªa que ha generado la figura de Noguerol traspasa ya a la profesi¨®n m¨¦dica. Primero fueron sus compa?eros los que escribieron una carta en su defensa. Luego el comit¨¦ de empresa del hospital de Fuenlabrada, con el que colabora activamente por el bienestar de los pacientes que comparten. Tambi¨¦n los sindicatos m¨¦dicos, como Mats, Amyts o CSIT, que se han volcado en su defensa. Tambi¨¦n de CC OO y UGT. ¡°En general he sentido un aliento que no esperaba de toda la profesi¨®n m¨¦dica¡±, reconoce. ¡°Pensaba que hab¨ªa mucho miedo y que esto que me est¨¢ pasando pod¨ªa hacer que mucha gente se callara. Pero est¨¢ consiguiendo el efecto contrario. La gente ha visto que es tan injusto, que est¨¢ saliendo a protestar¡±. Y, por ¨²ltimo, sus pacientes, que acudieron en masa a la manifestaci¨®n el 15 de julio a las puertas del centro de salud de Cuzco para mostrarle su apoyo. Las im¨¢genes de la calle llena de gente, en medio de una ola de calor asfixiante, hablaban por s¨ª solas.
Quienes la conocen aseguran que Noguerol recoge ahora el cari?o que ha sembrado. Ha sido siempre una mujer que ha llevado la lucha por bandera. Naci¨® en Ja¨¦n en el seno de una familia trabajadora que sac¨® adelante a tres hijas. Se mud¨® a Madrid cuando ten¨ªa meses de vida y se independiz¨® a los 18 a?os, cuando se quer¨ªa comer el mundo y defender derechos que en la sociedad reci¨¦n salida del franquismo todav¨ªa no eran derechos. Se mud¨® a Bilbao, trabaj¨® como administrativa, comparti¨® piso con Yolanda Gonz¨¢lez, la joven militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de 19 a?os asesinada en 1980 por el comando fascista Fuerza Nueva, y se salv¨® de aquello de milagro. Por no estar en casa. A los 23 a?os decidi¨® que quer¨ªa darle un vuelco a su vida y dedicarse a la medicina, que la apasionaba, y mientras trabajaba para vivir, estudiaba. Y mientras trabajaba para vivir y estudiaba, se sac¨® unas oposiciones de administrativa. Por si acaso. Acab¨® la carrera, estudi¨® la residencia en Asturias y cuando todav¨ªa no hab¨ªa terminado, volvi¨® a presentarse a unas oposiciones, en este caso para ejercer de m¨¦dico de familia. Las aprob¨®, se mud¨® a Fuenlabrada y ah¨ª ha visto crecer a su familia y ha generado v¨ªnculos insondables con sus vecinos y pacientes.
Este viernes, tras otra manifestaci¨®n que cort¨® la calle de Sagasta de Madrid, se han entregado 4.500 firmas en la Direcci¨®n General de Recursos Humanos para que la Administraci¨®n d¨¦ carpetazo a una sanci¨®n que nadie entiende. ¡°Tenga cuidado, doctora, que son peligrosos¡±, le avisa un paciente que acaba de volver de vacaciones y ha pasado por el centro de salud.
Ella sonr¨ªe y dice que har¨¢ lo que pueda. Que al menos lo est¨¢ intentando. En la puerta hay una gran pancarta en su apoyo: ¡°Todos con Mar. ?nimo compa?era¡±. Los trabajadores llevan una chapa amarilla enganchada a la solapa que recuerdan que no les callar¨¢n y que pertenecen al ¡°equipo Noguerol¡±. Es viernes por la tarde. La directora no sabe qu¨¦ va a pasar. Sigue pendiente de que se resuelva el recurso de alzada que present¨® el 20 de julio. Recoge el bolso y se lleva a casa una bolsa con tomates de huerta y unos quesos que le han tra¨ªdo del pueblo unos vecinos.
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