Tienda para ricos encendida, peque?o comercio apagado, as¨ª es la ruta por Madrid a partir de las diez de la noche
Solo los barrios de rentas altas mantienen casi todos los escaparates iluminados. Las quejas por falta de alumbrado se limitan a los barrios desfavorecidos, seg¨²n el Portal de Transparencia de la capital.
Que los comercios apaguen las luces de sus escaparates a partir de las diez de la noche no es procedente para el PP de Madrid porque da imagen de pobreza y puede estimular la delincuencia. Lo tuite¨® la presidenta Ayuso y lo ratific¨® la ma?ana siguiente el portavoz Enrique Ossorio, el consejero que ten¨ªa problemas para ver pobres en Madrid y discut¨ªa las encuestas de C¨¢ritas. Los datos del portal de transparencia del Ayuntamiento relativas a presentaci¨®n de quejas por parte de los ciudadanos demuestran que quienes tienen problemas de iluminaci¨®n son los barrios modestos de la capital. No las hay en el barrio de Salamanca. Y un paseo nocturno por distintos lugares de la capital, tambi¨¦n demuestra que los ¨²nicos establecimientos comerciales que mantienen sus luces encendidas a partir de las diez de la noche corresponden a las calles de m¨¢s alto poder adquisitivo. Si se pasea por la calle de Jos¨¦ Ortega y Gasset, desde la plaza del marques de Salamanca, tuerce en calle Serrano hasta Goya y suma los establecimientos, el c¨¢lculo es simple: solo 29 de 103 escaparates est¨¢n apagados. Nada de esto sucede en la mayor¨ªa de distritos de Madrid, donde casi todos los establecimientos cumplir¨ªan con la norma que entrar¨¢ en vigor el martes, aprobada en Consejo de Ministros.
En el escaparate de Valentino, en Jos¨¦ Ortega y Gasset, un chorro de luz blanca y limpia invita a fijar la vista en un bolso de mano de purpurina rosa que cuesta 2.900 euros. No hay nada igual en Orcasitas, ni en Aluche, ni en Carabanchel, tampoco en Chamber¨ª. En la Perfumer¨ªa Fernando, en el barrio de Palomeras Bajas, hay purpurina, pero es innecesario el foco, como iluminar el escaparate, porque cuesta dinero. Y la purpurina se adquiere a un m¨®dico precio para otras utilidades. En la calle peatonal La Laguna, en el distrito de Latina, no hay establecimientos encendidos. Como en Campamento, El Plant¨ªo, Pe?agrande, Valdezarza, Aeropuerto, El Ca?averal, Tim¨®n, Valdefuentes, Pavones y San Crist¨®bal, los barrios donde se acumula mayor porcentaje de quejas por la mala iluminaci¨®n de las calles: por faltar, hay escasez de farolas.
La Gran V¨ªa es probablemente la calle de Madrid m¨¢s iluminada de noche. Entre farolas, escaparates, pantallas publicitarias y neones, no hay ni un solo metro en la oscuridad. El 44% de los comercios ¨Dtiendas de ropa, telefon¨ªa, perfumer¨ªas y restaurantes¨D mantienen sus luces prendidas una vez que cierran sus puertas al p¨²blico, empezando por el Zara m¨¢s grande del mundo en la Plaza de Espa?a, hasta las cinco plantas del gran almac¨¦n WOW, en el n¨²mero 18 de esta calle, pasando por los gigantescos locales de Huawei y Benetton que alumbran Callao. Por su parte, las carteleras de los teatros, que durante el d¨ªa aparentan que la calle semeja un peque?o Broadway, est¨¢n en negro. Solo se mantiene encendido una parte del letrero de El Rey Le¨®n, m¨¢s bien por un error t¨¦cnico que por la intenci¨®n de publicitar el musical.
Desde la Puerta del Sol hasta Callao, la calle Preciados mantiene iluminados casi todos sus escaparates, con la notoria excepci¨®n del edificio de Fnac que apaga todas sus luces, incluso la pantalla publicitaria en la fachada del edificio.
Cruzando la Castellana hacia el centro del Barrio de Salamanca aparece la Milla de Oro y sus alrededores. Por ejemplo, la calle Serrano, donde a pesar de los escasos viandantes porque es agosto, las grandes tiendas de lujo est¨¢n iluminadas. Aunque quisieran, tampoco podr¨ªan visualizar las joyas de Cartier, en el n¨²mero 74: los tesoros de la marca francesa que muestran sus seis ventanas est¨¢n ocultos detr¨¢s de una cortina blanca. A escasos metros, una mochila negra de Louis Vuitton de 2.400€ sobresale entre la luz blanca del escaparate.
La ostentaci¨®n crece al llegar a la calle de Jos¨¦ Ortega y Gasset, donde actualmente el precio de un local comercial de 300 metros cuadrados supera el 1,5 mill¨®n de euros, seg¨²n Idealista. De sus 41 comercios hasta que se cruza con Serrano, solo una decena tiene las luces apagadas. En los tres escaparates iluminados de Chanel, dos maniqu¨ªes, con pose presumida, se dan la espalda, ataviados con una chaqueta negra de piel que cuesta 6.900 euros. Apagado est¨¢, sin embargo, la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, situado en la plaza del Marqu¨¦s de Salamanca.
Curiosamente, mientras el Ayuntamiento apaga las luces del monumental Palacio de Cibeles, la Casa de Correos, sede de la Comunidad, queda iluminada durante toda la noche.
Hacia el norte de Madrid, en los alrededores del estadio Bernab¨¦u, otra zona de alto standing, la situaci¨®n no difiere mucho del centro: en un tramo de la calle Orense, de 30 locales, seis mantienen apagados sus escaparates. Otra peculiaridad tiene la calle General Per¨®n: cuatro entidades bancarias, las cuatro iluminadas. O Concha Espina, a escasos metros de la Plaza de los Sagrados Corazones, donde se ubican seis concesionarios de coches y solo uno permanece apagado.
Seg¨²n desciende la renta per c¨¢pita, la luminosidad de los escaparates decae. As¨ª es Madrid, donde hay una diagonal que hace las veces de una frontera socioecon¨®mica. Dos ni?os juegan a la pelota en medio de la oscuridad de las canchas de f¨²tbol de la calle Francisco Laguna, en Puente de Vallecas. El juego consiste en pegar pelotazos a la porter¨ªa e intentar dar al larguero. Como apenas se ve a m¨¢s de dos metros, adivinan que el objetivo se ha cumplido cuando escuchan el sonido agudo del hierro. Hay un Madrid no muy alejado de las luces de ne¨®n y los escaparates de lujo que pasa las noches a la fresca, en las plazas y los parques.
La Avenida del Monte Igueldo, a escasos metros de los ni?os, cuenta con todas las farolas encendidas, pero algunas copas de los ¨¢rboles tapan las bombillas y la luz apenas abarca dos o tres metros. Solo el trasiego continuo de coches ofrece algo m¨¢s de iluminaci¨®n. Todos los comercios locales apagan las luces de sus escaparates cuando echan el cierre en torno a las nueve o diez de la noche, salvo algunas inmobiliarias y casas de apuestas que destacan en medio de la oscuridad con los carteles de sus pisos en oferta. ¡°Los escaparates encendidos estar¨¢n en la Milla de Oro, no en Monte Igueldo. Aqu¨ª con las farolas tenemos bastante, aunque ser¨ªa mejor que fueran de luz blanca en lugar de esta amarilla¡±, se?ala Juanma Barrag¨¢n, de 50 a?os, que juega con su nieta junto a un banco en el que charla el resto de su familia.
La calle Benimamet, en San Crist¨®bal de Los ?ngeles, uno de los barrios m¨¢s pobres de Madrid, es la que m¨¢s quejas por falta de iluminaci¨®n acumula, seg¨²n datos municipales. Se trata de una sucesi¨®n de bloques de mediana altura que desembocan en una plaza en la que decenas de ni?os juegan a medianoche. Basta levantar la vista para observar cinco farolas apagadas. En esta plaza, tampoco hay escaparates de firmas lujosas que enciendan Madrid. Tan solo emite luz una tienda de pollos asados y un bar en el que se adivina un foco violeta. El n¨²mero de quejas por la iluminaci¨®n aumenta cada a?o. En 2019 hubo 16.507 (45 al d¨ªa de media), en 2020 fueron 18.083 (50 al d¨ªa), en 2021 fueron 22.299 (60 al d¨ªa). En 2022 sumamos 7.783, por ahora 36 al d¨ªa.
La presidenta Ayuso, otros portavoces de PP y la vicealcaldesa Bego?a Villac¨ªs argumentaron que la falta de luz aumenta la criminalidad. Sin embargo, el decreto no habla de apagar farolas, sino los escaparates de negocios privados. Jos¨¦ Fari?a, Profesor Em¨¦rito de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y Catedr¨¢tico de Urban¨ªstica y Ordenaci¨®n del Territorio asegura que ¡°los c¨¢lculos de iluminaci¨®n de una ciudad para generar seguridad en sus ciudadanos se hacen en relaci¨®n al alumbrado p¨²blico. A nadie se le ocurre contar con los escaparates. No se puede depender de los particulares, ni siquiera de los monumentos, que tambi¨¦n son alumbrado p¨²blico¡±. Para el profesor, la iluminaci¨®n no es el ¨²nico factor que provoca desconfianza en las personas a la hora de caminar durante la noche. ¡°La teor¨ªa de las ventanas rotas explica que si existen en las calles elementos degradados o sin reparar, como un coche con los cristales entallados o papeleras rotas, crecen las posibilidades de que que se produzcan actos de vandalismo en la zona¡±, explica. ¡°Es importante que los sitios est¨¦n despejados, que haya visi¨®n directa de las calles desde las casas. En definitiva, que no haya escondites ni lugares rec¨®nditos. En esto no influye solamente la iluminaci¨®n¡±, sentencia.
La doctora arquitecta y profesora de la Universidad Rey Juan Carlos, Elena Escudero, secunda este planteamiento. Su tesis doctoral analiz¨® la seguridad en los planes de actuaci¨®n urban¨ªstica con los que Madrid creci¨® en los noventa. ¡°Ese modelo de urbanizaciones no favorece el uso del espacio p¨²blico porque se centran en lo que hay dentro de los complejos y uno de los elementos que favorecen la seguridad, adem¨¢s de la iluminaci¨®n, es precisamente la vigilancia natural del entorno, que haya gente que pueda verte¡±, apunta. ¡°Desde el urbanismo se puede hacer mucho por fomentar la seguridad y una de estas maneras es fomentando que la gente est¨¦ en contacto con la calle en lugar de en manzanas cerradas¡±, completa.
En contraposici¨®n a Jos¨¦ Ortega y Gasset, en el distrito de Latina, el silencio se impone en la v¨ªa peatonal y comercial m¨¢s importante de la zona, la calle Laguna. All¨ª se concentran los comercios y la actividad del barrio durante el d¨ªa. La figura de un maniqu¨ª estilizado destaca en la oscuridad gracias a la iluminaci¨®n de una farola, el cartel gigante de rebajas lo ¨²nico legible a ambos lados de la calle. Todas las tiendas, ¨®pticas, bares o agencias de viajes que se suceden desde el inicio de la v¨ªa pasan la noche en la m¨¢s absoluta oscuridad. Cada treinta metros una farola ayuda a guiarse y ubicar el punto de fuga con el final de la calle.
Siguiendo este recorrido nocturno, unas voces animadas rompen el silencio de la noche en el barrio de Lucero. Un grupo de hombres con ganas de continuar con la fiesta se arremolinan en la puerta del D?Goro Bar mientras la due?a barre y friega la terraza. En la calle Cuart de Poblet, a la una de la madrugada, este es el ¨²ltimo establecimiento en apagar las luces. ¡°Aqu¨ª no queda nada encendido por la noche. Lo que hay son comercios locales que se protegen de los robos con los cierres met¨¢licos. Ni siquiera la farmacia permanece iluminada¡±, cuenta Jos¨¦ Cueto, vecino del barrio desde ni?o. Tampoco la mantequer¨ªa Guti¨¦rrez y el bar El 82, que presume en su letrero de ser famoso por sus cortezas, arrojan la m¨¢s m¨ªnima luz. Cueto se resigna a acabar la noche y sentencia: ¡°Esto es un barrio obrero, aqu¨ª se bajan las persianas por la noche¡±. Lo dice a la vez que la camarera del bar emite un estruendo al bajar la de su negocio.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.