Una escuela p¨²blica de Madrid lleva a Europa sus preocupaciones: desinformaci¨®n y cambio clim¨¢tico
El Instituto Las Musas debate sobre ¡®fake news¡¯ en Estrasburgo junto a otros 500 j¨®venes de todo el continente
?Qu¨¦ piensan 25 adolescentes madrile?os sobre Europa?, ?qu¨¦ esperan de las instituciones? ,?c¨®mo afecta a su d¨ªa a d¨ªa? Este jueves, un grupo de alumnos de entre 15 y 17 a?os del Instituto p¨²blico ¡®Las Musas¡¯, de Madrid, vivieron en Estrasburgo algo parecido a lo que sienten los europarlamentarios cuando toman decisiones en el hemiciclo, y la primera conclusi¨®n es que Europa est¨¢ a salvo en un colegio de San Blas. Frente a una pol¨ªtica nacional de la que reniegan, Europa es un concepto et¨¦reo y ajeno que no se mancha en el barro de la agitaci¨®n espa?ola. Europa, en cambio, es depositaria de inquietudes m¨¢s nobles como garantizar que no lleguen aqu¨ª bombas rusas o la lucha contra el cambio clim¨¢tico, considerada la principal preocupaci¨®n del 90% de los adolescentes seg¨²n el ¨²ltimo Eurobar¨®metro. El Instituto ¡®Las Musas¡¯ fue nombrado el a?o pasado ¡®Escuela Embajadora¡¯ de los m¨¢s de cien colegios espa?oles que participan en el programa Euroscola y el premio fue un viaje a Estrasburgo que les permiti¨® debatir con otros 500 j¨®venes europeos, entre otras cosas, de las fake news [noticias falsas].
Segunda conclusi¨®n, los j¨®venes no consumen noticias y, por tanto, el Qatargate no mancha. No existe. Pero saben perfectamente lo que se refiere a ellos directamente: el tel¨¦fono m¨®vil, segunda preocupaci¨®n de cualquier adolescente, medido de acuerdo con la precaria encuesta realizada por este peri¨®dico a golpe de tranv¨ªa durante dos d¨ªas en Estrasburgo. Entre otras cosas, aterrizan sabiendo que no pagan roaming por viajar a Francia gracias a Europa o que los futuros cargadores de sus tel¨¦fonos ser¨¢n todos iguales. La diversidad sexual o el rechazo al racismo son algo natural e incorporado. ¡°?Antes se persegu¨ªa a los gais para pegarles, no?¡±, pregunta un chico de 15 a?os como quien se refiere a algo tan antiguo y repulsivo como el Ku Klux Klan. Y de esas cosas buenas, Europa tambi¨¦n es culpable. Es tan viejuno como hablar en pesetas, referirse a los tiempos que hab¨ªa que cambiar a francos o a escudos.
La ¨²ltima conclusi¨®n de 25 adolescentes madrile?os en Estrasburgo es que hay que saber ingl¨¦s. Si no es as¨ª, de poco servir¨¢ el conocimiento o el contacto con otros j¨®venes. Polacos, griegos, suecos y portugueses intercambiando ideas en el hemiciclo en perfecto ingl¨¦s frente a la precariedad nacional, que deber¨ªa hacer sonrojar a un pa¨ªs entero. De los 24 idiomas oficiales, el ¨²nico real es el que lleva el nombre de un pa¨ªs que no es miembro de la Uni¨®n Europea.
Dirigiendo la visita, los profesores Teodoro Fern¨¢ndez y Servando Guti¨¦rrez, que coordinan la asignatura de Uni¨®n Europea de este mod¨¦lico instituto p¨²blico, se esfuerzan para explicar a los 25 chicos que en Europa nada ha sido gratis y que las calles que recorren antes de llegar al Parlamento Europeo fueron bombardeadas con sa?a hace solo ochenta a?os. Y no es f¨¢cil. La segunda preocupaci¨®n de los j¨®venes, el tel¨¦fono m¨®vil, es la primera cuando habla el profesor.
En el interior del Parlamento el d¨ªa comenz¨® con un discurso de bienvenida de la presidenta, Roberta Metsola, y sigui¨® una conversaci¨®n con el famoso Youtuber franc¨¦s, tan espinillado como ellos, Adam Bros. Posteriormente, el eurodiputado Raphael Glucksmann, de la comisi¨®n especial sobre injerencias extranjeras, habl¨® sobre desinformaci¨®n y noticias falsas. A profesores y alumnos Glucksmann les dijo que ¡°si no luchas por la democracia, se derrumbar¨¢, y esa lucha comienza en las escuelas¡±.
Un estudiante irland¨¦s, desde el asiento 555 que ocupa el eurodiputado alem¨¢n Patrick Breyer, pregunta sobre la capacidad de la Uni¨®n Europea para frenar la desinformaci¨®n en asuntos como el Brexit. Otro alumno pregunta al youtuber sobre el aumento de la masculinidad t¨®xica debido al impacto de los influencers en las redes sociales. Por falta de tiempo o timidez, los j¨®venes de Las Musas se quedan sin preguntar lo que tra¨ªan apuntado. Cosas como: ?Tiene la Uni¨®n Europea alg¨²n plan para dialogar con las empresas tecnol¨®gicas?, o ?cu¨¢l es el l¨ªmite entre censura y libertad de expresi¨®n? o ?puede regularse el ¡®derecho a mentir¡¯ por informar con una orientaci¨®n concreta? El tema de la desinformaci¨®n fue propuesto a los alumnos por el Parlamento, que ha hecho de este tema una de sus prioridades. La sensaci¨®n, sin embargo, es que para que procesar las adultas fake news, primero hay que pasar por las news, y este no era el mejor escenario.
En la sesi¨®n de la tarde, casi 500 j¨®venes repiten una y otra vez desde el hemiciclo lo que m¨¢s les angustiaba: el cambio clim¨¢tico. El t¨¦rmino sali¨® cada vez que los estudiantes de todos los pa¨ªses tomaban la palabra, entre ellos otro colegio de Madrid, el Rey Pastor. Su preocupaci¨®n coincide con la encuesta del Eurobar¨®metro, que dice que nueve de cada diez j¨®venes (entre 15 y 24 a?os) est¨¢n de acuerdo en que la lucha contra el cambio clim¨¢tico mejorar¨¢ su salud y bienestar. En segundo lugar, el 81 % de los j¨®venes dice ser feliz viviendo en la Uni¨®n Europea y, cuando aparece Ucrania, el 68 % de ellos considera la UE como ¡°un lugar estable en un mundo turbulento¡±.
Para Teodoro Fern¨¢ndez, coordinador de la asignatura en Las Musas, la visita ha permitido a los alumnos conocer el sistema de toma de decisiones en Europa. ¡°Traer estas preguntas les ha obligado antes a informarse para luego criticar, razonar, argumentar y proponer a sus compa?eros como si fueran las distintas formaciones pol¨ªticas¡±. Una de las alumnas, Paula Dur¨¢n, de 15 a?os, regresa contenta despu¨¦s de haber escuchado a otros j¨®venes de aspecto diferente hablar de los mismos temas que a ella le inquietan. 500 chicos hablando el mismo idioma pero distinto lenguaje.
Paula, que quiere ser dise?adora de moda, se informa del mundo por Instagram y lo que m¨¢s le preocupa es que ¡°los j¨®venes somos unos guarros y no cuidamos el medio ambiente ni los recursos naturales¡±. Otro alumno, Ra¨²l S¨¢nchez, tambi¨¦n en 4? de la ESO, dice que ¡°cuando ve reportajes de otras zonas del mundo como Am¨¦rica o Asia se da cuenta de que esto (Europa) est¨¢ muy bien¡±. Su compa?ero de asiento es Mario Criado, un chaval de 15 a?os que eligi¨® la clase de Uni¨®n Europea porque su hermano mayor le dijo que era ¡°una asignatura curiosa¡±. De hecho, en Las Musas, la asignatura ha pasado en cuatro a?os de 25 alumnos a los 120 actuales. Mario dice que lo que m¨¢s le preocupa es su futuro. ?Por si no tienes empleo? ¡°Noooooo, por el mundo que tendremos. Ni siquiera sabemos si tendremos ox¨ªgeno para respirar¡±, a?ade. ¡°El empleo no me preocupa, trabajar¨¦ en el desguace de coches de mi padre¡±, dice sentado en el asiento 8D que le lleva de Estrasburgo a Madrid, la primera vez que se sube a un avi¨®n. Mario se sienta cuatro filas m¨¢s atr¨¢s de la cortinilla que separa un mundo de otro. En el que viaja ¨¦l y en el que vuela un diputado que regresa de una reuni¨®n del Consejo en la que se habl¨® de tanques y de Zelenski. Europa tambi¨¦n se aprende en el avi¨®n.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.