Los alumnos de 17 a?os que retan a neurocient¨ªficos e investigadores del c¨¢ncer: ¡°Somos chicos normales¡±
Los estudiantes de Bachillerato del instituto p¨²blico madrile?o Las Musas presentan trabajos de alto nivel en el CSIC y celebran que el modelo educativo de su centro se expanda a otras comunidades
El chico es una metralleta de datos que muy pocos entienden. Organoides tumorales, cultivo de c¨¦lulas, desarrollo tridimensional, anclaje de matrigel, tumor cartilaginoso de un roedor. Lleva un pendiente en la oreja, un traje azul marino y mira al p¨²blico como si hubiera nacido para descubrirles lo ¨²ltimo en investigaci¨®n sobre met¨¢stasis cerebral. Los asistentes lo miran fijamente, qui¨¦n sabe si lo siguen todos o han dejado de prestar atenci¨®n a sus palabras hace 20 minutos, exactamente cuando comenz¨® a hablar. En primera fila hay un hombre y una mujer, muy atentos, con las manos en la barbilla. Ese chico tiene 17 a?os, estudia segundo de Bachillerato en un instituto p¨²blico de Madrid y cuando en su clase daban las partes de la c¨¦lula, ¨¦l ya maquinaba en sus horas libres c¨®mo combatir el c¨¢ncer. ¡°Somos chicos normales¡±, aseguran algunos de los que esta semana han presentado trabajos de alto nivel en el CSIC ante un jurado compuesto por investigadores y profesores del centro.
Pablo Santamar¨ªa estudia en un lugar excepcional. El instituto p¨²blico Las Musas, en el barrio obrero de San Blas, podr¨ªa haber sido cualquier otro instituto de ladrillo, pupitre y pizarra, pero a su director, Jos¨¦ Antonio Exp¨®sito, se le meti¨® en la cabeza una idea hace seis a?os: llevar la ¨¦lite intelectual a la clase media y baja de una zona humilde. Y sin m¨¢s presupuesto ni oportunidades que otro centro p¨²blico de Madrid, Las Musas se ha convertido en un ejemplo de excelencia acad¨¦mica ¡ªaunque ninguna instituci¨®n lo ha reconocido oficialmente todav¨ªa¡ª, donde todos los estudiantes no solo plantan los codos para aprobar selectividad, sino que investigan el riesgo epidemiol¨®gico del virus de la hepatitis C, analizan la poblaci¨®n de c¨¦lulas macrogiliales retinianas en una rata con sepsis, estudian la f¨ªsica de los rayos c¨®smicos o profundizan en el descubrimiento de Bos¨®n de Higgs. Estos son solo algunos de los m¨¢s de 30 trabajos que han presentado los alumnos esta semana en el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
Esta semana, Las Musas ha firmado con otros centros de fuera de Madrid un convenio para constituir una asociaci¨®n de institutos interesados en seguir este modelo educativo que surgi¨® desde las aulas, sin que una autoridad lo haya impulsado con un programa oficial todav¨ªa. La Asociaci¨®n por la Investigaci¨®n en Educaci¨®n Secundaria (AINVES) la integran desde esta semana, adem¨¢s del centro madrile?o, el IES Miguel de Unamuno, en Vitoria (Pa¨ªs Vasco); el IES Valle del Ebro, en Tudela (Navarra) y el IES El Picarral, en Zaragoza (Arag¨®n). ¡°Quer¨ªamos extender el proyecto a otros centros, para que no fuera algo exclusivo. Lo que tenemos en com¨²n es la pasi¨®n por incentivar la ciencia, la investigaci¨®n. Porque es crucial tener una cantera de cient¨ªficos y si esperamos a que lleguen a la universidad, ya llegamos tarde. Estos alumnos en la universidad, con el dominio del m¨¦todo que tienen, es que vuelan¡±, resume Exp¨®sito, director de Las Musas.
Al terminar la exposici¨®n de Santamar¨ªa, a uno de los que miraban fijamente las diapositivas, que estaba decidido a escrutar cada detalle de su m¨¦todo, se le saltaban las l¨¢grimas. No hab¨ªa nada m¨¢s que decir. Que un chico de 17 a?os, estudiante de un centro p¨²blico, hubiera sido capaz de alcanzar ese nivel de conocimiento cient¨ªfico antes de llegar a la universidad era algo ins¨®lito. ¡°Esto es mucho mejor que cualquier trabajo de final de grado. Por favor, no perd¨¢is esa ilusi¨®n. Me encanta. Es una pasada vuestro trabajo¡±, le se?al¨® el investigador Alberto Jim¨¦nez Schuhmacher, del grupo de Oncolog¨ªa Molecular en el laboratorio del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica de Arag¨®n, en Zaragoza. Jim¨¦nez Schuhmacher era uno de los miembros del tribunal que debe evaluar el trabajo de los alumnos, a los que gu¨ªan durante dos a?os, junto a un tutor del centro.
Schuhmacher fue m¨¢s all¨¢, ya no solo se dirig¨ªa a Santamar¨ªa, sino al resto de sus compa?eros. ¡°Yo aprend¨ª lo que era la palabra c¨¢ncer hasta los 20 a?os. En segundo de carrera. Mi abuelo hab¨ªa muerto de c¨¢ncer. Pero la palabra apoptosis ya ni te digo cu¨¢ndo la aprend¨ª. Es incre¨ªble¡±, precis¨® un segundo despu¨¦s de que el trabajo sobre los organoides de met¨¢stasis cerebral recibiera el aplauso del tribunal y tambi¨¦n de decenas de compa?eros del centro. No todos se integraron desde primero de Bachillerato en el proyecto de investigaci¨®n, una opci¨®n voluntaria de quienes estudian en Las Musas, y tambi¨¦n frente al resto de alumnos que est¨¢n empezando con sus trabajos y tendr¨¢n que pasar por la tarima el a?o que viene.
Despu¨¦s de Santamar¨ªa, subi¨® al estrado Luc¨ªa S¨¢nchez para presentar su investigaci¨®n, titulada El virus de la hepatitis C: retos asociados a su control epid¨¦mico. Igual que sucede con el resto de sus compa?eros, cuesta imagin¨¢rselos en el recreo. S¨¢nchez lo explica: ¡°A ver, yo es que tengo amigos que tambi¨¦n son muy frikis. Yo les cuento mis cosas, lo que voy avanzando. Y ellos me cuentan las suyas. Y todos hacemos como que nos escuchamos, aunque creo que realmente nadie lo hace¡±, bromea en una entrevista para este diario al terminar su presentaci¨®n. Unos minutos antes, su director, Exp¨®sito, lo ¨²nico que pudo mencionar sobre su trabajo fue: ¡°Yo soy tu profesor de Literatura y ahora me sonrojo de haberte corregido alguna coma. Me dejas admirado y orgulloso¡±. ¡°Yo todav¨ªa estoy en shock¡±, agrega una de las vir¨®logas m¨¢s reconocidas en Espa?a, Amelia Nieto, quien dirigi¨® el ¨²nico laboratorio del pa¨ªs dedicado a la investigaci¨®n b¨¢sica del virus de la gripe humana, en el Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa (CSIC), en Madrid.
Abel Pino, otro de los que han presentado sus proyectos esta semana, construy¨® un ordenador cuando ten¨ªa 15 a?os. Est¨¢ algo inquieto por perderse la presentaci¨®n de otro de sus compa?eros y pide que en la foto no falte nadie. Detr¨¢s de dos a?os de trabajo tambi¨¦n hay muchas ganas y mucha pasi¨®n. Pino no estudi¨® nada de los conocimientos de inform¨¢tica en un plan de estudios. Se cultiv¨® viendo v¨ªdeos de YouTube hasta que entr¨® en su proyecto. Hoy se ha puesto un traje, pero de calzado lleva unas zapatillas blancas: ¡°A ver, somos chicos de barrio¡±. Por si alguien trata de tacharlo de bicho raro. Mientras dise?aba un estudio de la refrigeraci¨®n por aire en ordenadores y c¨®mo esta afecta a su rendimiento, tambi¨¦n jugaba al f¨²tbol. ¡°Y a m¨ª me gusta salir de fiesta con mis colegas¡±, interrumpe Santamar¨ªa.
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