Plantar lechugas, puerros o lavanda desde el ordenador: el primer robot agricultor instalado en un colegio est¨¢ en Madrid
Los alumnos del instituto p¨²blico Humanes pueden cultivar un huerto escolar desde cero gracias a un sistema de programaci¨®n piloto pionero en Espa?a
En el vest¨ªbulo del instituto p¨²blico Humanes, un municipio madrile?o de casi 20.000 habitantes, huele a tierra reci¨¦n regada. Es un olor suave y nuevo. Desde hace apenas tres meses, una especie de mesa negra de tres metros de largo, uno y medio de ancho y con una gran estructura de metal acoplada da la bienvenida a alumnos y profesores. De lejos, recuerda a una de esas m¨¢quinas para jugar al hockey de aire, t¨ªpicas de los recreativos. Pero en la superficie hay plantados puerros, tomillo, cebollas, lechuga, lavanda, coliflor, menta o apio, entre otros. Se trata de un huerto escolar, parecido al que el colegio tiene fuera, pero con una diferencia: todo lo ha cultivado desde cero un robot agricultor, el primero instalado en un centro educativo en Espa?a.
Su nombre oficial es FarmBot Genesis V1.6 y el funcionamiento es bastante sencillo. El robot est¨¢ conectado a la red wifi del centro, y a una toma de agua y de corriente. Desde un ordenador, cualquiera puede aprender a programar la m¨¢quina para que riegue, plante, mida la humedad de la tierra con un sensor o incluso retire las malas hierbas una a una. Tambi¨¦n tiene un peque?o desag¨¹e y no genera casi desperdicio, porque solo riega cuando la planta lo necesita. ¡°Los robots que hab¨ªa hasta ahora se quedaban cortos, iban para adelante y atr¨¢s, aburr¨ªan al alumno r¨¢pidamente. Esta es una herramienta sin igual y una tecnolog¨ªa nueva en Espa?a¡±, indica un portavoz de la empresa madrile?a Narwhal System Group, dedicada a promover tecnolog¨ªas en el ¨¢mbito educativo y quien ha impulsado este proyecto piloto en el instituto. Por ahora, es el ¨²nico centro donde se ha instalado y puesto en funcionamiento un huerto de este tipo.
No es casualidad. En el instituto Humanes, que tiene algo m¨¢s de 700 alumnos, llevan 20 a?os apostando por las metodolog¨ªas alternativas. Detr¨¢s del huerto, guardados en tres vitrinas, hay varios trofeos de todos los concursos de rob¨®tica que han ganado. Desde primero de secundaria hasta segundo de bachillerato, los alumnos aprenden nociones cada vez m¨¢s complejas de programaci¨®n. En tercero de ESO, tambi¨¦n pueden apuntarse a la optativa de bot¨¢nica aplicada, que cada vez despierta m¨¢s inter¨¦s entre los adolescentes. El robot agricultor combina ambas asignaturas. ¡°Los alumnos siempre preguntan que para qu¨¦ sirve la programaci¨®n. Sirve para cosas como esta. Va a ayudar a poner en pr¨¢ctica todo lo que ven en clase¡±, dice Manuel Canales, profesor del departamento de tecnolog¨ªa.
A Elena G¨®mez Espallardo, de 14 a?os, le gusta trabajar con las manos y ayudar a su madre con el ¡°minihuerto¡± que tienen en casa. Por eso se apunt¨® a la clase de bot¨¢nica aplicada. Tambi¨¦n le apasiona la programaci¨®n y es la encargada de presentar el robot al resto de compa?eros este mi¨¦rcoles por la tarde y una de las alumnas que ha aprendido a utilizar el software estos ¨²ltimos meses. ¡°Es f¨¢cil y no hace falta saber mucho para hacerlo bien¡±, cuenta. Lo explica as¨ª: ¡°Tienes que dar ¨®rdenes muy sencillas y con el mayor detalle posible, para que el ordenador no interprete algo de forma err¨®nea. Por ejemplo, que se mueva hasta unas coordenadas [cada planta tiene unas asignadas] y mida la humedad del suelo¡±.
Entonces, los dos brazos de metal enganchados a la mesa comienzan a moverse hacia delante, gracias un ra¨ªl colocado a ambos lados. En medio, una tercera pata se desplaza de izquierda a derecha y sube y baja, hasta situarse justo encima de la planta o verdura seleccionada. Tiene un im¨¢n en la punta, donde se puede colocar uno de los seis cabezales disponibles. Dependiendo de cu¨¢l indique el estudiante, el robot har¨¢ una cosa u otra. Este martes, la hab¨ªan programado para retirar las malas hierbas y despu¨¦s regar algunos brotes. ¡°Es capaz de identificar distintos tonos de verde y si se encuentra algo de ese color fuera de las coordenadas donde deber¨ªa haber plantas, puede eliminarlo de forma automatizada¡±, se?ala Francisco S¨¢nchez, profesor de bot¨¢nica aplicada en el centro.
Todo eso se controla desde una aplicaci¨®n en el ordenador, muy similar al sistema de programaci¨®n que ense?an en el instituto. En la pantalla, los alumnos tienen acceso a una imagen del huerto entero y de cada planta. Tambi¨¦n han instalado una c¨¢mara, para poder verlo a tiempo real desde clase e incluso desde el tel¨¦fono m¨®vil. ¡°Las ¨®rdenes que le damos se llaman secuencias. Plantamos, regamos y una vez germinan las semillas las trasplantamos al huerto exterior. Facilita el trabajo y es divertido. Te saca de la rutina¡±, opina G¨®mez. Adem¨¢s, cada alumno puede trabajar con un huerto virtual, sin efectos reales, para practicar los comandos antes de dar una orden al robot. ¡°Cuando te pasas una hora en clase frente al libro, sin hacer nada m¨¢s, pierdes el hilo. El huerto nos entretiene y al mismo tiempo trabajamos¡±, dice Nora Ferrero, otra de las alumnas. Su compa?ero, Lorenzo Serrano, coincide: ¡°Sales de clase, te mueves. No est¨¢s sentado escuchando al profe¡±.
En este caso, Narwhal System Group se ha encargado de financiar y montar la estructura, pero el objetivo es extender el proyecto piloto a otros centros y que sean los propios alumnos quienes participen en todo el proceso, junto a los departamentos de tecnolog¨ªa y biolog¨ªa. El portavoz de la empresa explica que todav¨ªa no han determinado el coste total de cada robot ¨Dfabricado por la compa?¨ªa estadounidense Farmbot Inc¨D, porque el precio var¨ªa en funci¨®n de la complejidad de la m¨¢quina y por el momento solo est¨¢n en la fase de testeo.
Para Bel¨¦n Luc¨ªa, directora del centro, es una cuesti¨®n de oportunidades. ¡°Queremos darles a los ni?os de Humanes lo que se merecen. En el municipio solo hay dos institutos p¨²blicos, si no les ofrecemos la posibilidad de estudiar tecnolog¨ªas avanzadas, se quedar¨ªan sin ellas o tendr¨ªan que desplazarse lejos para estudiarlas¡±, se?ala. La alumna Elena G¨®mez lo tiene claro: ¡°Yo quiero ser programadora alg¨²n d¨ªa¡±.
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