La loter¨ªa de la basura en Madrid: Almeida coloca en los barrios perif¨¦ricos las 15 nuevas bases para limpiar la capital
Vecinos de las afueras protestan porque les toca recibir residuos del resto de la ciudad por una decisi¨®n que el Ayuntamiento les ha ocultado
La loter¨ªa de la basura le toc¨® a Julia Velilla, una agente inmobiliaria de 62 a?os, tres d¨ªas antes del sorteo del Gordo, el 19 de diciembre. Esa ma?ana empez¨® a echar humo el grupo de WhatsApp de los vecinos de Cuatro Vientos, un barrio en el oeste de la periferia madrile?a. Hab¨ªa comenzado una obra en el descampado donde suelen llevar de paseo a los perros, conocido por todos como el ¡°pipic¨¢n¡±. ?Qu¨¦ construcci¨®n les habr¨ªa tocado en suerte?
¡°Ojal¨¢ sea un gimnasio Altafit¡±, dec¨ªa uno.
Pero no. Los obreros les dijeron que iban a levantar un ¡°cant¨®n de limpieza¡±, es decir, una de las bases donde los barrenderos municipales guardan sus camiones y, en algunos casos, tambi¨¦n acumulan temporalmente la basura antes de llevarla al vertedero. El vecindario ya se ol¨ªa lo peor porque, meses antes, el Ayuntamiento de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida hab¨ªa tratado de levantar una obra semejante a pocas manzanas hasta que la protesta ciudadana la par¨®. La lecci¨®n era clara: hab¨ªa que alzarse. En cuesti¨®n de minutos, se organizaron en WhatsApp para invadir el solar y parar a los obreros, objetivo que cumplieron ese mismo mediod¨ªa. Pero al d¨ªa siguiente, cuando repitieron su t¨¢ctica, se person¨® la polic¨ªa. Velilla cuenta que los agentes advirtieron a su marido y a otros vecinos de que les iban a poner una denuncia. Pero a estos parec¨ªa que les daba igual.
¡°?Qu¨¦ son 300 euros de multa para lo que vamos a perder por la devaluaci¨®n de las viviendas?¡±, inquiri¨® su esposo a los polic¨ªas, buscando un desahogo. Finalmente, los vecinos se marcharon resignados y buscaron apoyo pol¨ªtico, pero casi cuatro meses despu¨¦s, la obra sigue en curso a pesar de tres mociones aprobadas para reubicarlo, dos en la Junta del Distrito de Latina y otra en Cibeles. La izquierda y Vox votaron a favor; PP y CS, en contra.
Velilla y su marido ven desde el balc¨®n de su loft c¨®mo avanza la obra, a escasos 80 metros. En 2020, hab¨ªan comprado su nuevo hogar por 200.000 euros. ¡°Haces una inversi¨®n pensando en que estar¨¢s aqu¨ª mucho tiempo y te montan esto para amargarte la existencia¡±, lamenta ella.
Como esta pareja, muchos madrile?os de la periferia se han llevado un disgusto en los ¨²ltimos meses. El Ayuntamiento ha elegido 15 ubicaciones fuera de la M-30 para nuevos cantones, con el fin de facilitar el trabajo a las seis empresas ganadoras en 2021 de su contrato de Limpieza de los Espacios P¨²blicos, el m¨¢s elevado de todo el presupuesto municipal. Este contrato, que consiste en el barrido y baldeo de las calles (excluyendo la recogida de basura dom¨¦stica) fue presentado en noviembre de ese a?o por el alcalde como una soluci¨®n al malestar por la suciedad, la principal queja de los madrile?os, que este mayo est¨¢n llamados a las urnas. Los cantones, que se suman a instalaciones ya existentes, deben servir a las concesionarias como vestuarios, aparcamientos, talleres, y en algunos casos est¨¢n definidos en los pliegos como posible dep¨®sito de residuos hasta que otro veh¨ªculo de mayor carga los traslade al vertedero de Valdeming¨®mez, en el sureste.
Pero la fanfarria que Almeida dio a la presentaci¨®n del contrato, en un acto ante la prensa rodeado de barrenderos y camiones, contrasta con el oscurantismo sobre los cantones. El lugar de los 15 nuevos equipamientos era sabido desde marzo de 2021 por el Ayuntamiento y las empresas licitantes, pero la elecci¨®n de las parcelas no fue notificada a los vecinos, que han conocido su mala fortuna en esta loter¨ªa de la basura conforme empezaban las obras.
Los noticieros en Madrid llevan meses mostrando revueltas vecinales: en la calle Aquitania (distrito San Blas), calle Morales (Carabanchel), junto al centro comercial Islazul (Carabanchel), avenida Trece Rosas (Ciudad Lineal), calles Timbales y Sinfon¨ªa (Latina). Algunas movilizaciones han tenido ¨¦xito, lo que ha supuesto que el Ayuntamiento buscara nuevos emplazamientos, molestando a otras zonas residenciales.
En otros casos, las obras no han empezado y los vecinos se han enterado durante la elaboraci¨®n de este reportaje, como en el cant¨®n proyectado en Avenida Monasterio de Suso y Yuso, en el barrio pudiente de Montecarmelo (Fuencarral). ¡°Esto es lo de siempre. Te lo meten sin avisar¡±, responde enfadado el presidente de la asociaci¨®n vecinal, Fernando Mardones, que se acuerda de un ejemplo de opacidad similar, cuando en 2006 quisieron construirles un crematorio municipal. Mardones ha dado la mala noticia a los vecinos de los pisos cercanos al solar del cant¨®n. Han pedido una reuni¨®n con el concejal de Medio Ambiente, Borja Carabante (PP), para pedirle explicaciones.
La Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos describe esta plaga de protestas como una situaci¨®n extraordinaria. ¡°En el pasado ha habido conflictos por cantones puntualmente, pero que haya tantos casos coincidentes en el tiempo no ha ocurrido nunca¡±, dice su responsable de Urbanismo, Vicente P¨¦rez.
La falta de informaci¨®n es solo uno de los motivos de agravio. A los barrios les duele acarrear con los desperdicios de la almendra central, donde no se han hecho nuevos cantones por falta de espacio. Tambi¨¦n les indigna, como en el caso de Cuatro Vientos, Montecarmelo o el barrio cercano a Islazul, que las autoridades madrile?as no les pongan servicios p¨²blicos que necesitan y a cambio les ¡°castiguen¡± con unos equipamientos que consideran m¨¢s propios de pol¨ªgonos industriales.
Vecindarios a medio hacer
Estos son vecinos que en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se han lanzado a la aventura de colonizar las nuevas fronteras de la ciudad, en barrios donde todo estaba a medio a hacer. Esperaban que las parcelas municipales vac¨ªas fueran ocupadas por centros de salud, colegios o paradas de Metro y no por estas instalaciones levantadas ¡°con nocturnidad¡±.
El que fuera concejal de Urbanismo con Manuela Carmena, Jos¨¦ Manuel Calvo, reconoce al equipo de Almeida la dificultad de conjugar los intereses de vecinos y empresas. Estas buscan trabajar cerca de los barrios que limpian para ahorrar combustible, por eso es inviable mandarlas a zonas remotas o a la ciudad consolidada, donde no queda espacio. ¡°Es en las nuevas periferias donde surgen estos problemas¡±, dice Calvo, que a?ade que eso no exime de responsabilidad al concejal Carabante: ¡°Ha hecho una chapuza por la improvisaci¨®n, los cambios de ubicaci¨®n y la elecci¨®n de parcelas¡±.
Me parece incalificable identificar un cant¨®n de limpieza con un basurero. Supongo que ser¨¢ ignorancia.
— Alberto Serrano ?? (@SerranoAlbertoP) March 9, 2023
Por cierto vivo al lado de un canton de limpieza y estoy encantado. pic.twitter.com/xzM1DN8EjB
El Ayuntamiento dice que la selecci¨®n de las parcelas recay¨® en las ¨¢reas de Medio Ambiente y Desarrollo Urbano, esta ¨²ltima del concejal Mariano Fuentes (CS). Ambos departamentos buscaron terrenos con ciertos requisitos, dice una portavoz de Carabante: ¡°Una de estas caracter¨ªsticas, en algunos casos y debido a la escasa entidad de las instalaciones a construir, era cierta proximidad a las zonas de trabajo¡±.
¡°No todas las instalaciones de limpieza pueden estar en pol¨ªgonos industriales, las de peque?a entidad tienen que estar pr¨®ximas a las zonas de trabajo o los barrenderos perder¨¢n la jornada caminando y no barrer¨¢n las calles¡±, a?ade. ¡°Hay gran cantidad de cantones de limpieza de este tipo integrados en la trama urbana que funcionan normalmente y sin incidencia alguna¡±.
El Ayuntamiento ha intentado calmar a los barrios prometiendo que el impacto ser¨¢ m¨ªnimo. El cant¨®n de Cuatro Vientos, asegura la portavoz de Carabante, ser¨¢ ¡°b¨¢sicamente un aparcamiento¡±. Sin embargo, los vecinos tienen un escrito del concejal presidente del distrito, Alberto Serrano (CS), quien les ha notificado que estudian instalar en una parcela anexa un segundo cant¨®n donde s¨ª habr¨¢ ¡°transferencia de residuos¡±.
Serrano, no obstante, mantiene que los vecinos exageran. Les ha dicho que ¨¦l vive ¡°encantado¡± junto a un cant¨®n. ?Y es verdad que los nuevos cantones no molestan? Para saberlo, lo mejor es visitar el de La Elipa, operativo desde enero. A este barrio, al este de la M-30, le ha tocado recibir la basura de los distritos de Centro, Chamber¨ª y Tetu¨¢n.
Pilar Pardo tiene el cant¨®n a 50 metros. Desde la ventana del cuarto de su hija adolescente, Gabri, pueden ver la apisonadora azul que compacta la basura. En un v¨ªdeo que grabaron de madrugada se ve c¨®mo el silencio es interrumpido por una tormenta de percusi¨®n met¨¢lica cuando el cami¨®n descarga la basura en el contenedor de la apisonadora. Parece, dice, una tortura impropia del mundo desarrollado. Como si fuera una medida de gracia, la empresa, el grupo alem¨¢n Prezero, ha dejado de machacarles de noche, despu¨¦s de semanas de protesta.
Una ma?ana reciente, Pardo, otra vecina y EL PA?S accedieron al cant¨®n, cuyos portones estaban abiertos de par en par. Ning¨²n cartel informaba en la fachada blanca del recinto qu¨¦ tipo de instalaciones iba a albergar. Una trabajadora salud¨® a los visitantes y se mostr¨® comprensiva: ¡°Os entiendo, porque de no o¨ªrse ni un alma a tener que soportar esto...¡±.
Pardo quer¨ªa ver de cerca la apisonadora y los contenedores met¨¢licos para comprobar si las autoridades les dicen la verdad. Llevan semanas neg¨¢ndoles que ah¨ª entre basura org¨¢nica, pero ellos no se lo creen porque los barrenderos deben limpiar todo lo que encuentren en la acera.
¡°Nos mienten. ?Claro que hay basura org¨¢nica!¡±, dec¨ªa tomando fotos. El contenedor a sus pies desprend¨ªa un tufo molesto. Conten¨ªa latas, litronas, colchones, el palo de una escoba, tetrabriks, un cart¨®n de pizza, mascarillas, frutas...
¡°?T¨² crees que este olor no llega a mi casa? En verano ser¨¢ insoportable¡±. Desde ah¨ª, Pardo distingu¨ªa la ventana de su hija Gabri, donde la adolescente ha puesto un cartel: ¡°Queremos dormir¡±.
?Tienes m¨¢s informaci¨®n? Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o por Twitter a @FernandoPeinado
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