No fue f¨¢cil llegar a Las Magnolias
La colonia, en el distrito de Chamart¨ªn de la capital, fue construida por una cooperativa que afront¨® numerosas vicisitudes para levantar los 96 hotelitos del proyecto original. La cercan¨ªa de los estudios Sevilla Films marc¨® la juventud de sus habitantes
El farmac¨¦utico Jes¨²s Ca?edo, fundador de Cofares junto a varios compa?eros, decidi¨® en su rebotica de la calle del Pez comprar una casa en la colonia Las Magnolias, en Chamart¨ªn. Lo hizo despu¨¦s de que un amigo le comentara que una cooperativa fundada por el Banco Rural y Mediterr¨¢neo estaba construyendo viviendas en el norte de Madrid. Tambi¨¦n un poco por nostalgia, ya que hab¨ªa vivido en Chamart¨ªn cuando lleg¨® por primera vez a la ciudad. ¡°Casi le cuesta el divorcio, porque a mi madre no le hac¨ªa ninguna gracia cambiar su piso de Alberto Aguilera por esto, que por aquel entonces era el fin del mundo¡±, dice su hija Hortensia (80 a?os, Madrid), a la que todos conocen como Cuca. Se mudaron all¨ª cuando ella era adolescente. Es una mujer con car¨¢cter. Le viene de familia.
Su abuelo materno fue un indiano con ¨¦xito empresarial en Cuba que se cas¨® con la hija de un empresario tabaquero con almacenes en la isla y f¨¢brica en Tampa. En 1921 regresaron a Espa?a. Se instalaron en Arriondas (Asturias). En 1925, su abuela tuvo que enterrar a su padre y a su marido con siete d¨ªas de diferencia. ¡°Mi bisabuela fue la albacea de la herencia de su marido, cosa extra?a en aquellos tiempos en el que las mujeres no gestionaban esos asuntos. Ella le dec¨ªa a su hija que lo vendiera todo y que se volvieran a La Habana, pero Hortensia, que as¨ª se llamaba mi abuela, decide quedarse en Madrid¡±, cuenta Cuca a las puertas de su casa.
Su padre y su madre ¨D¡±era un bellez¨®n¡±¨D se conocieron en una boda. Se casaron y se instalaron en el piso de la abuela en Alberto Aguilera. All¨ª nacieron sus cinco hijos. ¡°Lleg¨® el t¨ªo Julio de Cuba, que ya estaba viendo que la situaci¨®n all¨ª empeoraba, y mi padre decidi¨® que se mudaban a la casa en la colonia¡±.
Convencer a su mujer del cambio no iba a ser el ¨²ltimo reto al que se enfrentar¨ªa Jes¨²s. ¡°La obra comenz¨® con una empresa constructora magn¨ªfica. Tengo el recuerdo de venir de peque?a los domingos con el coche y ver c¨®mo iba avanzando. Las partes internas de los chalets est¨¢n fant¨¢sticamente hechas: los cimientos, el aislamiento¡ ?Qu¨¦ sucedi¨®? No sabemos por qu¨¦, la cooperativa empez¨® a tener problemas econ¨®micos y no tuvieron m¨¢s remedio que parar la obra. Se realizan una serie de reuniones y asambleas. Consiguieron algunos cr¨¦ditos, pero el precio se increment¨® much¨ªsimo. Pas¨® a ser m¨¢s del doble en algunas casas¡±, recuerda Cuca mientras extiende numerosos documentos sobre la mesa del sal¨®n de su casa.
La construcci¨®n de los 96 hoteles se detuvo y se fue alargando en el tiempo. Los primeros contratos se firmaron en julio de 1949. En enero de 1955, se informaba mediante carta a los cooperativistas de que se hab¨ªa ¡°reanudado la construcci¨®n de los hoteles, con la promesa, por parte de la Empresa Constructora, de imprimir a las obras el ritmo m¨¢s acelerado que las circunstancias permitan. Dentro de estas ideas, si no surge nuevo contratiempo, podr¨ªa estar terminada la totalidad de las construcciones para fines del pr¨®ximo mes de septiembre¡±.
Se avisaba a los propietarios de que ya no se admitir¨ªan nuevas reformas sobre el proyecto y que se expondr¨ªan ¡°los lavaderos, cocinas, fregaderos, herrajes, colores de pinturas, cristales y aparatos de luz¡± en una especie de chalet piloto.
¡°Es que no te creas que esto fue el chollo del siglo. En el 56 tuvieron que hacer un balance de situaci¨®n porque la cosa estaba muy mal. Al final, cada propietario tir¨® por su camino. Algunos renunciaron al proyecto. Otros, como mi padre, fueron avanzando con la obra y exigiendo a la constructora que cumpliera su compromiso¡±, dice Cuca.
Originalmente, se proyectaron siete tipos de vivienda, algunas pareadas y otras individuales, de entre dos y tres alturas. Con unos 200 metros de vivienda y algo menos de 40 de jard¨ªn, con las zonas verdes orientadas siempre hacia los vecinos. El ladrillo y el granito tienen una presencia importante en las construcciones, con cierto aire regionalista. Los nombres de las calles refieren a Andaluc¨ªa: Triana, San Telmo, Macarena y Jerez. ¡±A ver si averiguas de d¨®nde vienen esos nombres¡±, interpela Cuca.
El ¨¦xito de la promoci¨®n fue tal ¨Dantes de que surgieran los problemas con la constructora, se entiende¨D que lo que en principio iban a ser espacios destinados a jardines m¨¢s amplios para las casas, se convirtieron en casas interiores, a las que se accede a trav¨¦s de unos peque?os callejones. En algunos casos, los vecinos de estas casas interiores han llegado a acuerdos para cerrar el callej¨®n con una puerta y compartir ese espacio.
En marzo de 1957 empezaba a llegar el optimismo. ¡°Alguien que sea capaz de examinar objetivamente las vicisitudes y quebrantos que viene sufriendo la construcci¨®n de los hoteles de nuestra colonia, dir¨ªa que el ejercicio de 1956 ha constituido un a?o de purificaci¨®n [¡]. Purificaci¨®n de errores propios y de faltas ajenas, poniendo nuestros pecados por delante aunque han sido m¨¢s graves los de los dem¨¢s: de la poca fortuna tenida en la elecci¨®n de la empresa constructora y dem¨¢s elementos que eran esenciales, y la mala coyuntura que nos ha deparado la penuria de medios econ¨®micos y la escasa o ninguna experiencia con que nos embarcamos en la ardua empresa de modificar, ampliar o particularizar cosas¡±. Casi una d¨¦cada despu¨¦s de iniciadas las obras, se empezaba a divisar el final de los trabajos.
Cuca recuerda el d¨ªa a d¨ªa en la colonia como ¡°una vida de pueblo¡±. ¡°?bamos a colarnos a los estudios Sevilla Films ¨Dsu lugar lo ocupa hoy un gran supermercado¨D, a intentar ver a los actores. Por si ve¨ªamos a Sophia Loren o a Charlton Heston cuando rodaron El Cid. A veces nos dejaban ver algo... Los ni?os jugaban al f¨²tbol en la calle y las ni?as sacaban sus cochecitos. ?Es que por aqu¨ª pasaban las ovejas cuando la trashumancia!¡±.
Licenciada en Filosof¨ªa y Letras por la rama de Literatura y Arte, vivi¨® en Francia y en Inglaterra. Se cas¨® y tiene un hijo y una hija. Enviud¨®. Se volvi¨® a casar en 2012. Enviud¨® de nuevo. En tiempos de su primer marido, compr¨® la casa que est¨¢ frente a la que era de sus padres. ¡°Nos enteramos por un vecino de que sal¨ªa a subasta y que era ciega. Pusimos una cantidad fuerte y nos llevamos el chalet¡±, recuerda.
Cuca invita a dar un paseo por la colonia. Se pone el abrigo y coge un paraguas plegable. No parece que vaya a llover, pero le sirve para ir se?alando las historias de la colonia. Tiene en la cabeza un mapa con las trayectorias de sus habitantes originales. ¡°Era una colonia con muy buen ambiente y un nivel alto de profesionales. Hoy, como en todas, la poblaci¨®n se est¨¢ renovando y cada vez viene m¨¢s gente joven. Tambi¨¦n se est¨¢n haciendo reformas que hacen que la colonia vaya perdiendo su esencia¡±, explica.
Isabel de Navasq¨¹es (45 a?os, Madrid) es periodista de carrera y profesional de la comunicaci¨®n. Tiene dos hijas, de siete y ocho a?os. Conoci¨® las colonias por un amigo que viv¨ªa en la de Prosperidad. ¡°Tambi¨¦n paseaba a veces por la de Bellas Vistas¡±, recuerda. Termin¨® viviendo siete a?os en la de Prosperidad. El pasado mes de julio se mud¨® a Las Magnolias, en donde su actual pareja tiene una casa.
¡°Dir¨ªa que esta colonia tiene menos vida vecinal que la anterior. All¨ª, por ejemplo, hab¨ªa un chat de vecinas muy ¨²til y concurrido. De hecho, no me he salido. Creo que la clave est¨¢ en las casas: aqu¨ª son m¨¢s independientes y quiz¨¢ sea esa la raz¨®n¡±. Destaca que son ¡°construcciones de una calidad m¨¢s alta, pero no est¨¢n exentas de problemas. El acabado tirol¨¦s, que refiere a las casas de la sierra, est¨¢ preparado para aguantar vientos y galernas. Pero no el paso del tiempo: en breve tendremos que ponernos con el tejado porque se est¨¢ deshaciendo el mortero y cae arenilla¡¡±
Enrique Sanz (44 a?os, Madrid), trabajador de banca y padre de cuatro ni?os, lleg¨® hace dos a?os a la colonia. ?l y su mujer son los terceros propietarios de esta vivienda, de cuyo modelo hay otras nueve. No utilizan gas y apenas tiran de la red el¨¦ctrica: los paneles solares y un sistema de aerotermia aumentan considerablemente la eficiencia energ¨¦tica de la vivienda.
La reforma de la casa les ha llevado un a?o. Enrique explica el origen de los nombres de las calles: ¡°El propietario de los terrenos era un se?or de Sevilla que se apellidaba Luca de Tena (Eduardo). Ten¨ªa tambi¨¦n los estudios, que en un momento dado se incendiaron. Entonces decidi¨® urbanizar esos terrenos, pensados para hacer casas de veraneo¡±. Queda resuelta la duda de Cuca.
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